“Yo estoy exiliado”, afirma Rafael Ramírez, ex presidente de Petróleos de Venezuela, desde un lugar que por motivos de seguridad se niega a precisar: “Maduro ha jurado que me va a meter preso”. Dice que amigos militares le han advertido que el presidente quiere encerrarlo en La Tumba, razón por la que no ha regresado al país. Asegura que no ha pedido asilo en ningún país.
El también ex embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas no cree en las intervenciones extranjeras y considera que el país tiene que salir “por sus propios pies” de la profunda crisis en que lo ha sumido el actual gobierno.
—¿Qué es lo que más le preocupa de la situación venezolana?
—La destrucción del país, la crisis económica que no tiene antecedentes en nuestra historia. La hiperinflación y la megadevaluación son en sí mismas un severo problema que resolver. Me preocupa mucho el retroceso que hemos tenido en todos los índices sociales y todo aquello que era el orgullo de nuestra revolución, como abatir la pobreza crítica y la mortalidad infantil. Me preocupa la destrucción de Pdvsa, que no tiene antecedentes. Se ha instaurado en el país lo que yo llamo una política de pranato muy violenta, autoritaria e intolerante.
—Hay quienes afirman que la crisis de Venezuela no es solo responsabilidad de Maduro, sino que se inició con Chávez. Como funcionario que tuvo un gran poder, ¿qué tan responsable se siente?
—Hasta nuestros más acérrimos adversarios reconocen que el país, luego del sabotaje petrolero y del golpe de Estado, disfrutó de una recuperación, con un crecimiento de 6% del PIB. El país gozó de una estabilidad política ganada a fuerza de elecciones. Nuestra industria petrolera entregó más de 500 millardos de dólares para todas las demandas sociales que había y los proyectos que se hicieron. La crisis de Maduro es un hecho de Maduro. Él no puede seguir, porque intenta achacarle sus errores y sus problemas a la gestión y al modelo de Chávez. Eso no es verdad. Teníamos un país normal entre 2012 y 2013, con estabilidad económica, crecimiento, inclusión social, y nadie se iba del país. Ahora 1,3 millones de personas han salido de Venezuela.
—¿No se arrepiente de haber bautizado a Pdvsa como una empresa roja rojita? ¿No fue a partir de allí que la industria se desprofesionalizó y fue llevada a la quiebra al dedicarse a hacer cosas distintas a su naturaleza?
—No creo que Pdvsa esté quebrada. El hecho de que Nicolás Maduro sea incapaz de manejar nuestra industria petrolera no quiere decir que la empresa esté quebrada. Tiene solidez, es una empresa de más de 180 millardos de dólares en activos y 72 millardos de dólares en patrimonio, además de las reservas de petróleo más grandes del mundo. Pdvsa lo que está es pésimamente administrada. A nosotros, aún en la época del sabotaje petrolero, que fue la situación más difícil que confrontamos, jamás se nos ocurrió meter en la junta directiva de Pdvsa a gente sin conocimiento de la industria. Eran profesionales que sabían de qué se trataba. La diferencia es que ahora está llena de guardias nacionales o de parcialidades políticas que no saben cómo manejar la industria.
—¿Cuál es la producción real de Pdvsa?
—Según el último número que dio el propio país, 1,1 millones de barriles diarios de petróleo.
—¿Es creíble ese número?
—Sí, aunque puede haber 100.000 barriles diarios más al incluir líquidos de gas natural. Lo importante es que en 2014 cerramos con una producción promedio de 3 millones de barriles diarios. Lo grave es que en apenas 4 años la producción ha caído 1,9 millones de barriles al día y eso significa que al precio internacional actual del petróleo se dejan de recibir al año 46 millardos de dólares por incapacidad en el manejo de la empresa.
—Con el ingreso que recibe, ¿se justifica que haya un país en el que los venezolanos no tengan medicinas y algunos coman de la basura?
—Esa es una excelente pregunta para Nicolás Maduro. Le prometí que en 2014, aunque salí en agosto de ese año, íbamos a cerrar la empresa con un aporte al fisco de 43 millardos de dólares y se lo entregamos, pero él puso al Cencoex a administrarlo. Maduro ha tenido una gran cantidad de dinero en sus manos, pero nadie sabe cómo lo administra. No hay ninguna justificación para que haya tan terrible desabastecimiento de comida y medicinas que ni siquiera tienen países centroamericanos ni Cuba. Y no es la guerra económica, a la que él quiere adjudicar todo. Cuando me desempeñé como vicepresidente del área económica les propuse 18 documentos de medidas que había que tomar, entre ellas, la liberación del control de cambio, una revisión de nuestra política fiscal y de nuestra política de precios. No quisieron escucharme, al contrario, me acusaron de escuálido. Ahora lo que tenemos, después de 4 años, es que ellos han aplicado un paquete de ajustes neoliberales sin ningún objetivo macroeconómico. Es terrible, un desastre.
—¿Usted comparte la idea de que la miseria del país es proporcional a todo el dinero que han robado y sacado del país?
—Sí. Nuestra renta petrolera se ha ido en gran medida fuera del país, pero debo decir que se ha invertido mucho en el seno del pueblo. Lo que pasa es que aquí entramos en la discusión de cómo tener un modelo social sostenible. Mientras tanto, somos un país petrolero y eso va a ser así por 100 o 200 años.
—¿En cuánto tiempo calcula usted que podría recuperarse Pdvsa?
—Ese es un tema que he venido trabajando con nuestros muchachos, algunos de los cuales están presos o en el exilio. Nosotros conocemos bastante las áreas y creemos que se puede recuperar en un período de 9 a 10 meses, porque el petróleo está allí, lo que hay que hacer es contratar para que fluya. Lo que tiene Maduro ahora es un problema de administración y de producción. Si él no hace nada, como el mantenimiento a los pozos, habrá una declinación de la producción de cerca de 700.000 barriles diarios por año.
—Cuando dice “nuestros muchachos”, ¿a quiénes se refiere?
—Son 150 gerentes y trabajadores que están presos, secuestrados. Hay gente que está retenida desde hace 5 años, que no ha sido enjuiciada ni sabe de qué se les acusa. Es como unavendetta que hizo Maduro dentro de Pdvsa.
—¿Están relacionados con las investigaciones que adelanta Tarek William Saab?
—No sé qué investigaciones adelanta Tarek William Saab. Es una persona muy propensa al show y ninguno de ellos ha sido presentado y no saben cómo defenderse. Nadie sabe cuál fue el delito que cometieron, lo que se sabe es que a Maduro ya no les servían más. Es un desplazamiento de gente de manera repentina.
—¿Eulogio Del Pino tampoco le servía a Maduro?
—No. Yo le dije a Eulogio que no se comprometiera con cosas que no podía garantizar, sobre todo cuando llenaron la junta directiva de vicealmirantes y gente que no conocía de petróleo. Ni siquiera lo dejaban manejar la vicepresidencia de Finanzas. Maduro dijo que le llevaran a Miraflores todos los contratos petroleros porque él los iba a revisar. ¡Por favor!
—¿La gente procesada o presa en Estados Unidos por vínculos con corrupción en Pdvsa está en la categoría de perseguidos políticos?
—Para nada. Eso es otra cosa. Siempre he dicho que a cualquier empresario que haya contratado con Pdvsa lo van a vincular con la gestión de Pdvsa. No podemos ser responsables en nuestra gestión de cualquier delito cometido por cualquier empresario en el mundo.
—Se ha dicho que los buques de Pdvsa se pusieron al servicio del narcotráfico y se utilizaron para transportar drogas.
—Eso lo dijo Makled. Él es el único preso por narcotráfico en el mundo que hace videos por Instagram desde su sitio de reclusión. Por supuesto que eso no es creíble, y para mí no tiene ninguna relevancia lo que Makled diga.
—¿Usted considera que Venezuela se ha convertido en un narcoestado?
—No podría decirlo. Colombia no es un narcoestado, ni México, pese a que están profundamente penetrados por el narcotráfico. Puede haber gente, funcionarios involucrados en narcotráfico, pero no es un narcoestado.
—Hay dos sobrinos de la pareja presidencial presos.
—Eso es muy grave, y lo más grave es que se utilicen recursos del Estado para su defensa. Es muy sintomático que las acusaciones no pasen de ahí. El fiscal no ha investigado cómo hacían esas operaciones desde los terminales aeroportuarios de la Presidencia de la República.
—A su juicio, ¿cuál es el alcance de las sanciones internacionales contra Maduro y sus colaboradores?
—El daño que le hace es que lo va deslegitimando, porque, en la medida que se suman muchos más países a esas medidas, quiere decir que algo está mal. Por un tema de principios, nosotros nos oponemos a las sanciones, más aún cuando son unilaterales. A Chávez no lo sancionaban.
—¿Aprueba la iniciativa de llevar a Maduro a la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad?
—No. Yo creo en nuestros tribunales nacionales, que en algún momento recuperarán su capacidad de juzgar cualquier delito que se haya cometido en el país. Lo que sí es cierto es que ahorita nuestros tribunales no son garantía de nada, no respetan el debido proceso, el derecho a la defensa y la presunción de inocencia.
—¿Están los tribunales secuestrados por el gobierno?
—Sí, claro.
—¿Cuál cree que es la salida a la profunda crisis que atraviesa el país?
—No es una salida que requiera una intervención extranjera. Tenemos que salir de esta crisis con nuestros propios pies y con las instituciones fortalecidas. Venezuela tiene todos los elementos para resolver esta crisis. Una intervención extranjera al único que beneficia es a Maduro: ese es el escenario de la guerra, de la confrontación. Maduro está en una situación insostenible y creo que desde el mismo chavismo va a haber un movimiento muy importante. Tengo la convicción de que Maduro no es chavista, ha destrozado el país con un grupo muy agresivo que se aferra como puede al poder.
—¿Y ese grupo tan agresivo va a soltar el poder?
—Claro que no.
—Entonces, ¿cuál es la vía para que el país retome los canales democráticos?
—Con las vías que están establecidas en la Constitución.
—¿Cómo cambiar las cosas con los poderes secuestrados?
—Maduro no cree en la Constitución y por eso la viola, y prepara, a través de la ANC, un borrador de constitución que nadie conoce y que pareciera que es terrible. Pero la Constituciónque tiene legitimidad es la vigente. Las constituciones tienen que tener legitimidad, ser discutidas y aprobadas en el seno del pueblo. Ellos pueden hacer cualquier constitución, hacer lo que les dé la gana, pero nunca tendrán legitimidad. Eso quiere decir que tienen un corto tiempo de vida política.
—¿Cómo se imagina una salida para Venezuela?
—Primero que todo estableciendo un acuerdo. Creo que la oposición está en este momento sin liderazgo. No existe como una fuerza orgánica, pero hay una importante base social que apoya a la oposición. La oposición ha cometido muchos errores y el último fue permitir una confrontación directa el año pasado, cuando hubo 130 muertos. Por otra parte, Maduro no puede secuestrar al chavismo, eso no es una franquicia. Él puede decir lo que sea, pero está acabando con Chávez y su obra. Creo en trabajar en una discusión social, política para ponernos de acuerdo en un programa mínimo de reconstrucción de la patria, y articularnos políticamente para ello. Eso va a requerir también movilización, expresión política, movilización popular, protestas. Confío mucho en que nuestra Fuerza Armada Bolivariana –no en que vayan a dar un golpe– en algún momento tendrá que arbitrar pare decirle a Maduro que renuncie o que hay que llamar a unas nuevas elecciones.
—¿Gente dentro de la FANB también cree eso?
—Hay un grupo numeroso de militares presos, tal vez más que los de Pdvsa. Esa es una situación que está en el ambiente. Lo que pasa es que Maduro ha impuesto el miedo, el terror y la persecución política, y nadie se atreve a expresarlo públicamente. Hemos conversado bastante sobre este asunto y creo que realmente es una opción siempre dentro de la Constitución. Maduro lo que tiene es una gran capacidad para hacer trampa y puso el Estado a su disposición, pero no tiene cómo sostenerse, no tiene razón ni argumentos y está agotado. Tiene sus días contados.
—¿No está haciendo Maduro uso de los recursos públicos como lo hizo en su momento Chávez?
—No comparto esa posición. Maduro tiene una disposición a entregar nuestro país. Él está entregando nuestros recursos naturales y eso sucede en silencio. El Arco Minero es un desastre. Ellos están lavando dinero con el oro porque no le rinden cuentas a nadie. Aruba y Curazao, por casualidad, se convirtieron en exportadores de oro. A pesar de la destrucción de la industria que ellos han ocasionado, siguen entregando el petróleo. Los contratos petroleros que han suscrito a espaldas de la Constitución son una mala copia de los convenios operativos de la apertura petrolera. Además, todo el gas que descubrimos en el occidente venezolano se lo entregaron a las transnacionales. Maduro está desesperado y está entregando nuestro futuro. Él se autoproclama defensor del pueblo y lo que ha hecho es llevarnos a una miseria espantosa, después se proclama como hacedor del futuro y lo está entregando. No va a tener más nada que entregar. Eso es un daño terrible que se le está haciendo al país.
—Usted ha hecho críticas muy fuertes, pero siendo un hombre que manejó tanto poder y que debe tener muchos secretos guardados, no termina de mostrar pruebas. ¿Las va a presentar en algún momento?
—Yo tengo toda la información, pero no voy a entrar en el papel del policía. Tengo todos mis documentos y en algún momento tendremos que presentarlos al país, pero no ahorita.
—¿Se las ha dado al gobierno de algún país?
—No. Sería traición a la patria. No voy a ir a países extranjeros, a gobiernos, ni a senadores. Yo estoy por mi cuenta. No voy a cometer un error que deje la alternativa de que estoy con Maduro o con Trump.
—¿Qué responde a quienes dicen que está respirando por la herida porque cayó en desgracia?
—No siento que caí en desgracia. Me siento muy tranquilo con mi conciencia. Lo que no podía era seguir compartiendo los errores de este gobierno, que han llevado a nuestro pueblo a esta situación tan difícil. He podido, desde que murió el presidente Chávez, desaparecer como lo ha hecho mucha gente. Siento que tengo una responsabilidad muy importante con el país, sobre todo decirle al chavismo que esto es una gran estafa. Maduro se ha mantenido en el poder con una manipulación terrible que ha hecho del pensamiento chavista. Yo, con un conocimiento privilegiado de la industria petrolera, no podía aceptar que estaban destruyendo nuestra obra. Es un tema ético de si te quedas callado. Ellos me dijeron que me fuera a Ginebra, pero yo no quiero eso. Quiero volver a mi país y me dijeron que no podía: “Nicolás no te quiere aquí”. Soy un exiliado. Ellos quisieran que me quedara callado, pero no. Voy a seguir hablando y asumiendo las consecuencias de las cosas que diga.
—¿Maduro o alguien del gobierno le ha mandado algún mensaje recientemente?
—Sí, pero para mí es un punto inamovible. Maduro tiene que salir del gobierno, es un desastre. Lo peor de todo es que él no se deja ayudar. Ha creado una dinámica de poder tan grande que ahora no sabe cómo salir. Ellos están rociados de gasolina. No pueden salir de Venezuela y quieren rociar a todo el país de gasolina. No es justo llevarnos a la autoliquidación solo porque no eres capaz de conducir el país.
—¿A corto plazo usted no tiene pensado regresar a Venezuela?
—No puedo aunque quisiera. Tengo una red de correos con la cual me comunico con mucha gente y me dicen: “Véngase, nosotros lo protegemos”. Pero necesitaría una organización militar que me protegiera de cualquier agresión. Cuando iba a salir de Nueva York me involucraron en todo un misterio y yo salí normal, por el aeropuerto J. F. Kennedy. La gente de las Naciones Unidas estaba preocupada porque el presidente Maduro no me quería. Un alto militar venezolano me dijo: “No vengas para acá porque te van a meter en La Tumba, de donde no vas a poder enviar ni un tuit”. Pero yo volveré, pronto volveré.
—¿Por qué no dice dónde está?
—Porque Maduro me está persiguiendo. El TSJ hizo una sentencia arbitraria, sin juicio, en la que pide mi extradición aunque no estoy sentenciado.
—¿Los venezolanos en el exterior no lo hacen responsable de lo que ocurre en el país?
—No. Yo no soy un hombre violento. Me da mucho dolor que la mayoría de los que están en el exterior son jóvenes que seguro estudiaron en las escuelas bolivarianas y estuvieron con nosotros. Esa es una gran derrota para Maduro, que tenga un gobierno tan insoportable que los muchachos se vayan y hagan lo que sea.
—El gran éxodo ha sido sin duda durante el gobierno de Maduro, pero mucha gente se fue del país cuando todavía Chávez estaba vivo. ¿El chavismo no le quitó el futuro a una parte de los venezolanos?
—No. Creo que el chavismo le dio mucho futuro sobre todo a las bases pobres, que aprendieron a leer, que tuvieron educación, casa y salud. Siempre me hago la pregunta de si ha valido la pena, y por esa gente ha valido la pena.
—¿Usted no se arrepiente de nada?
—No. Tal vez de haber sido sectario, pero ese sectarismo nuestro está signado también por la intolerancia de la oposición. El golpe de Estado no fue cualquier cosa. Uno tiene la tranquilidad de no haberle hecho daño a la gente. Una cosa de este gobierno que me preocupa mucho es que son crueles. Nunca vi a Chávez haciendo maldades, hablo de él con propiedad porque estuve a su lado. Durante 12 años nunca lo vi haciendo trampas. Por el contrario, este gobierno se caracteriza por hacer cosas malas: puede tener a los muchachos secuestrados en unas condiciones infrahumanas. Eso está muy mal. Por eso insisto mucho en que es un pranato. Hay que recuperar otra vez el sentido de la política.
—Dijo recientemente que José Luis Rodríguez Zapatero había recibido contratos en la faja petrolífera del Orinoco…
—He dicho que Rodríguez Zapatero hizo lobby por unas empresas españolas y los contratos existieron, pero al final tuvieron que desistir de sus intenciones porque para trabajar en la faja necesitas inversiones de 20 millardos de dólares. Esta gente está vinculada al grupo Cortina, que conozco bien. Estuvieron con Repsol, consiguieron un bloque muy grande, llamado Ayacucho, con Petrosur. Mi molestia es que la sentencia del TSJ tenía otro punto y es que los contratos petroleros pasaban directamente a la Sala Constitucional. Ellos se pagan y se dan el vuelto. Lo que quiero denunciar es que Maduro está otorgando pedazos de Pdvsa para obtener beneficios políticos. Ha convertido Pdvsa en un sitio para hacer favores políticos y está rodeado de una cantidad de empresas incompetentes, gente de maletín. De los 14 contratos petroleros que dieron, la única empresa petrolera era la de China, pero es de taladros y no de servicios. Esa es la denuncia que yo hago. A Rodríguez Zapatero lo conozco como un político avezado, de experiencia, y mi recomendación es que no ande con esta gente porque sale salpicado. Ellos utilizan el tema del diálogo para ganar tiempo, para imponer otra constitución. Un hombre como Rodríguez Zapatero debe darse cuenta de estas cosas.
—¿El hecho de que Rodríguez Zapatero haya hecho lobby no le quita cualidad como mediador en un eventual diálogo?
—Para mí es muy grave que un político ande haciendo lobby por intereses muy distintos, económicos.
—¿Usted quiere ser presidente?
—Propuse mi participación en las elecciones internas del PSUV, se suponía que iba a haberlas. Me dicen que soy un poco ingenuo, pero yo creí en el partido. El PSUV debería analizar críticamente dónde se equivocó. Por ello, la propuesta de las primarias, pero el presidente Maduro se puso furioso. Lo grave es que todo un Estado ejerce su poder contra un individuo y me dicen que tengo un problema personal con Maduro. No tengo ningún problema personal con Maduro, lo que tengo es un severo problema político. En todo caso, si fuera un problema personal, él tiene una escopeta y yo no tengo nada. Es una actitud cobarde esconderse detrás del Estado.
—El escándalo de Odebrecht ha salpicado a gobiernos de varios países. ¿Los negocios que se hicieron son producto de la corrupción?
—No estoy en capacidad de decir eso, porque Odebrecht tenía sobre todo muchos proyectos de infraestructura y jamás estuve vinculado a esos proyectos.
—¿Cuando estuvo al frente de Pdvsa nunca se negoció con Odebrecht?
—En algún momento intentamos hacer algún proyecto, pero al final no prosperó. Pero ese no es el problema con Odebrecht, sino que se haya financiado a políticos incluso de la oposición. Es curioso que eso se debate en otros países, pero en Venezuela nadie habla de eso. Aquí hay un doble rasero, la Fiscalía investiga lo que Maduro le dice.
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