Ya a los 7 años de edad Carlos Cruz-Diez manifestaba una propensión hacia los elementos repetitivos en sus dibujos, un estilo que se vería reflejado en parte de su obra posterior.
Cuenta el historiador, museógrafo y curador Ariel Jiménez que esas tendencias se verían, por ejemplo, en su obra figurativa de los años 40 o la cinética de los 60. De cierto modo todo el trabajo de Cruz-Diez, incluidos esos dibujos infantiles, se relaciona y desembocó en sus investigaciones para demostrar que el color es una realidad autónoma que se desarrolla en tiempo y espacio sin necesidad de un soporte.
Una parte de ese trabajo es el gráfico, que es probablemente la faceta menos conocida de Carlos Cruz-Diez, que en 1946, cuenta Jiménez, creó su primera oficina de diseño para ofrecerle sus servicios a la compañía de publicidad McCann Erickson.
Pero a partir del viernes 12 de marzo la exposición El peso de la forma. El diseño gráfico de Carlos Cruz-Diez procurará en el Museo Reina Sofía, en Madrid, mostrar el trabajo del maestro como diseñador y establecer el lazo que hay entre técnica y estética.
Jiménez, curador de la muestra de más de un centenar de piezas entre revistas, libros ilustrados y catálogos, cuenta que la idea surgió hace dos años por iniciativa del Archivo Fotografía Urbana y se concibió por la alianza entre esta institución, el Reina Sofía y la Cruz-Diez Art Foundation.
La exposición, que estará hasta junio en la Biblioteca y el Centro de Documentación y el Espacio D del Reina Sofía, está dividida en cinco núcleos que abarcan la vida de Cruz-Diez desde 1930 hasta 2015. Los períodos se titulan Una vocación (1930-1946), Diseñador y artista independiente (1946-1960), Liberar el color (1954-1959), Artista diseñador (1960-1973) y Diseñar por amistad (1973-2015).
“Ha sido una exposición bastante difícil porque el diseño gráfico de Cruz-Diez ha sido abordado muy poco. Se conoce muy poco en el público general. No hay nada salvo una exposición sobre sus afiches que se hizo en el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, pero no se ha hecho una que abarque su producción gráfica en su conjunto”, dice Jiménez.
Como no hay una lectura previa, continúa, él tuvo que generar un primer estudio global de su obra como diseñador, pues tampoco existe un trabajo sobre la historia del diseño gráfico en Venezuela suficientemente sólido. “Uno se ve obligado a generar también un marco histórico suficientemente amplio porque Cruz-Diez trabajó desde muy joven, desde los 18 años. Sus primeros trabajos como diseñador fueron con tiras cómicas para La Esfera, en 1941”.
Sobre los aportes de Cruz-Diez al diseño gráfico venezolano, Jiménez explica que fue uno de los artistas que estableció por primera vez en el país un lazo entre el trabajo técnico de los impresores y la tipografía con la dimensión estética de publicaciones como libros o revistas. Ese lazo, enfatiza, lo concretaron los artistas plásticos.
Después llegaron profesionales del diseño de países como Italia, Lituania, Estados Unidos e Inglaterra. Ya estaban formados y tenían conciencia del lenguaje que caracteriza al diseño. Uno de ellos fue Larry June, quien fue traído por la Standard Oil para encargarse de sus revistas institucionales. Fue June quien le enseñó a Cruz-Diez el uso consciente de la tipografía en el diseño.
“Para los años 30 o 40 del siglo XX en Venezuela no había una noción del diseño, y el diseñador como profesional no existía. Había técnicos, tipógrafos linotipistas, fotograbadores, muy a menudo europeos”, dice el curador.
Por eso a principios de los 40 un alto funcionario de la Standard Oil se acercó a la Escuela de Bellas Artes para buscar a quienes podían hacer el vínculo entre la estética y la técnica. Cuando este funcionario acudió a la institución, el director de ese momento, Antonio Edmundo Monsanto, le recomendó a Cruz-Diez.
“Lo recomienda porque ya estaba trabajando con la industria gráfica con La Esfera o Élite. Entonces Cruz-Diez será diagramador en una revista llamada Nosotros de la Standard Oil”.
Ese trabajo, dice Jiménez, Cruz-Diez lo hizo a partir de su formación como artista plástico. Es decir, componiendo de manera armónica fotografías y textos en las páginas.
De los cinco núcleos de la exposición el curador destaca el período de los años 60, el cual considera el más potente pues estaba obligado Cruz-Diez en su pintura a reflexionar al máximo sobre los problemas del lenguaje.
En ese momento, explica, concibió sus diseños más importantes, como una serie para el Ministerio de Educación. “Es muy consciente de la especificidad del lenguaje que requiere el diseño gráfico: los sistemas de formas en función de la creación del sentido gráfico”.
La exposición El peso de la forma. El diseño gráfico de Carlos Cruz-Diez estará abierta hasta el 21 de junio.
@IsaacGMendoza
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