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En mi andadura por Italia… mientras en su Parlamento campea el “atlantismo”, vale decir, prevalece la concepción política, económica y cultural respecto a la tradicional alianza con los países más allá del Atlántico; en Venezuela, cada día más, el régimen infunde miedo, hambrea y anula la libertad con una violencia estúpida y feroz.

Frente a mi ansiedad, un colega poco sensible me espetó: si tu país está gobernado por un Papa o por un malvado rey, qué te importa, tú estás fuera, ¡eres un emigrado! Soy un expulsado, le manifesté, y voy a hacer lo posible y lo imposible para que no se apaguen los insuficientes reflectores sobre mi patria.

Y así como en 1873 los caraqueños disfrutaron, por primera vez, del alumbrado eléctrico, cuando el químico Vicente Marcano puso en funcionamiento el día de San Simón, fecha onomástica del Libertador, un pequeño aparato para iluminar algunos sitios públicos de Caracas y el 7 de noviembre de 1874, al inaugurarse la estatua de Simón Bolívar en la homónima  plaza capitalina fue iluminada con un aparato del farmaceuta Roberto Janke, hoy sigo yo empeñado en alumbrar el sombrío régimen y sus fechorías, aupando a quienes en este Parlamento atlantista italiano no han dejado, ni siquiera el día en el que aprobaban al nuevo premier, Mario Draghi, de ser consecuentes en sus discursos con la causa venezolana, tales como la senadora  Emma Bonino (+Europa) y el diputado Iván Scalfarotto (Italia Viva).

Emma Bonino, una de las figuras más importantes del radicalismo liberal de la época republicana, así como destacada feminista, fue ministra de Relaciones Exteriores entre 2013 y 2014 y se desempeñó como vicepresidente del Senado de 2008 a 2013. Ha expresado públicamente: “Lo que sucede en Venezuela es una demostración de hacia dónde conduce el camino del aventurerismo político”. Se reconoce en el mandato democrático de Juan Guaidó y deplora el carácter abusivo y antidemocrático del poder de Nicolás Maduro. Conversamos:

—¿Cómo es posible que, en el Senado, cuando se estaba discutiendo la confianza a Draghi, usted fue la única que conminó un neto “basta” a las fracciones que aún apoyan a Maduro?

—No es un misterio que para casi ningún gobierno la gestión de las crisis internacionales no sean prioridad de la política exterior, no lo es casi nunca. En nuestro caso, la dimensión europea es un pilar fundamental, una Unión Europa más asertiva en lo que a política exterior se refiere. Sin embargo, yo me auguro que tras la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos si llevara el caso Venezuela al tablero internacional, Italia recapacite y cambie su línea de neutralidad no cónsona con el dossier de la UE.

—¿En su condición de excanciller, conoce usted al asesor diplomático del neo premier Draghi, el embajador Luigi Mattiolo? ¿Cree usted que este diplomático de carrera pueda tener ascendencia sobre el actual y pertinaz canciller, Luigi Di Maio, del Movimiento 5 estrellas (M5s) quien ideológicamente adversa el reconocimiento a Guaidó?

—Sí, lo conozco, es un gran apasionado de Europa y de política europea, pero atento al mundo y por tanto creo que, si el caso Venezuela, como dije antes, tuviera que volver a la escena internacional, seguramente el embajador Mattiolo podría tener ascendencia o, en todo caso, dar un consejo en favor de reconocer los aspectos constitucionales venezolanos, siempre teniendo claro que es el ministro de Relaciones Exteriores, Di Maio, quien tiene la última palabra.

—+Europa se ha dado a la tarea de recolectar firmas para llevarlas al Parlamento en favor de la Venezuela posible. ¿Qué resultados se esperan?

—Sí. Ustedes tienen que continuar, el mío es un compromiso y un auspicio para que puedan continuar. Tener alta esa bandera, perseverar es lo que debería ser.

Mientras esta convencida europeísta que es la senadora Bonino me rendía declaraciones, la diplomática de la Unión Europea en Venezuela, Isabel Brilhante Pedrosa, era declarada «persona non grata» por el régimen y emplazada para que abandonara el territorio nacional en 72 horas. Entretanto, la vicepresidente del Parlamento Europeo, Dita Charanzovà, escribía en su cuenta de Twitter: “La UE y los gobiernos europeos deben responder y revocar la acreditación de los embajadores de Maduro en Europa”.  Y, en reciprocidad inmediata, la UE declaró «persona non grata» a la jefa de misión de Maduro en Bruselas, Claudia Salerno, en el ínterin, la Cancillería italiana (conocida popularmente como la Farnesina) pidió a Caracas el retiro de la medida de expulsión de la embajadora Brilhante Pedrosa.

Lo bueno es que el secretario nacional de +Europa (el copartidario de Emma Bonino), Benedetto Della Vedova, ha sido nombrado subsecretario de Estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, otra luz que se suma en la Farnesina a favor de Venezuela, en medio de todo este impasse intolerable que tiene como destino aumentar la tensión en línea con la gestión populista-autoritaria del sucesor de Hugo Chávez.

Por su parte, el diputado Iván Scalfarotto, que fue subsecretario de Estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de la última legislatura, en este nuevo gabinete es subsecretario del Ministerio de Relaciones Interiores. En su intervención en la Cámara de Diputados, siempre cuando se estaba discutiendo la confianza a Draghi, Scalfarotto criticó abiertamente al actual canciller Di Maio por la política del M5s de no querer reconocer a Guaidó, pero no vacilar en ir personalmente a apoyar al Movimiento de chalecos amarillos (en francés, Mouvement des gilets jaunes) en París. También intentamos entrevistarlo, pero Scalfarotto no se concedió. La idea era preguntarle si una nación como la italiana debería ser articulada en la gestión de su política exterior y cómo ir más allá de la retórica de indignación.

Obviamente, la respuesta está en potestad del presidente Draghi, quien tiene la ocasión de dar testimonio de su posición internacional en el marco europeo y atlantista, descartando definitivamente la política exterior del M5s que siempre ha sido ambigua sobre Venezuela.

Para finalizar, respecto a los venezolanos, es apropiado citar a Pessoa: “Somos dos abismos –un pozo mirando fijamente el cielo–“.

@CarlosOmobono

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