Por Luis Emilio Torres
Mi hijo Luis es un joven de 15 años y se apasiona por el mundo educativo, específicamente por el tema universitario y la profesión docente, por ello, es común que siempre esté formulando preguntas sobre estos hechos. Así que, sin mayores consideraciones, paso a relatarles nuestra última conversación.
—Papá, he venido observando en las redes sociales la discusión sobre el reinicio de las clases presenciales en Venezuela y las diferentes opiniones de los profesores. Observo qué hay muchas opiniones encontradas. Están los que manifiestan que no hay condiciones sanitarias y menos económicas para el reinicio “seguro” de las clases presenciales. En contraparte, otros profesores manifiestan la inviabilidad de seguir en unas clases virtuales inexistentes, puesto que tampoco disponen de recursos tecnológicos propios –y menos suministrados por el Estado–, entonces concluyen lógicamente que, sin equipos tecnológicos, no se puede brindar una educación virtual. En estos dos grupos veo que el tema salarial sigue presente. Pues, la incapacidad económica impide a los profesores avanzar un poco más en su tarea encomendada. Ahora bien, papá, sigo pensando sobre esto, y me dificulta comprender ¿por qué hay profesores que aún siguen trabajando como educadores? ¿Cuáles son las razones que los hace desempeñarse en sus funciones educativas en Venezuela?
Confieso que Luis siempre me deja pensativo con sus planteamientos y esta vez no ha sido la excepción. A decir verdad, yo nunca me he hecho esta pregunta y por ello no tengo ni una sola idea –fundamentada– que me ayude a construir una respuesta aceptable, como la que él seguramente espera.
—A ver, Luis, es muy difícil comprender y menos explicar las razones por las que los profesores venezolanos siguen desempeñándose en la profesión docente, a pesar de haber perdido la totalidad de su salario y no tienen las condiciones laborales en las instituciones educativas –nos referimos a condiciones mínimas para la salud humana como la disposición de áreas sanitarias y agua potable–. Hijo, para desenredar esta preocupación, se me ocurre que nos vendría bien empezar por precisar el significado de las palabras “trabajo” y “salario”. En este sentido, para el lenguaje castellano, la RAE, precisa para la definición de trabajo en dos palabras: “ocupación retribuida” y la de salario en “remuneración regular”. Ahora bien, la ocupación retribuida con una remuneración salarial –que sería la conexión tácita de los dos significados– es una actividad humana que tiene toda una fundamentación teórica relativa a lo que se considera el derecho laboral, que da lugar a las leyes en esta materia. En el caso venezolano, este derecho está suficientemente desarrollado entre los artículos 86 al 97 de la Constitución.
En este punto, Luis, considero pertinente preguntarte: ¿será suficiente que exista todo un aparato normativo, para que la relación laboral sea efectiva?
—Pero bueno, papá. Si estamos observando que no es así para el caso venezolano, ya damos por enterado que los instrumentos legales no son garantía del cumplimiento de los derechos ciudadanos..
—Está muy bien, Luis. Entonces, en ese punto estamos de acuerdo con que las leyes no son instrumentos suficientes para que los Estados garanticen la efectividad de la relación laboral; al tiempo que me gustaría agregar que el temor a perder el empleo o el salario –que ya no tienen– sean las razones que le impiden a los profesionales docentes, abandonar sus obligaciones laborales. ¿Debe existir algo más?
—Bueno, papá, es justo lo que te estoy diciendo. Si no se cumple con lo establecido en la ley, con relación al pago del salario y las garantías de las condiciones laborales ¿por qué los profesores siguen trabajando?
—Bueno Luis, es una excelente pregunta, que, como ya ves, no tiene su explicación en el marco normativo de lo que conocemos hoy como trabajo y salario. Es decir, no vamos a encontrar la respuesta en este ámbito conceptual, porque como bien tú has señalado, no existe lo que se le denomina una relación laboral. Pero, sigue muy vigente tu planteamiento, y ahora yo me estoy preguntado, tu misma pregunta ¿por qué los profesores siguen desempeñando su labor? En este sentido, creo que debemos dirigir la atención hacia otras dimensiones -no legales ni normativas- que nos puedan brindar mayor información de esas razones que están condicionando esta actitud del profesional docente venezolano.
—Ajá, papá, y ¿cuáles son las esas razones?
—No lo sé, Luis. Estar fuera de la profesión académica en los últimos años me hace un desconocedor de las posibles razones que tienen ellos en este momento. Muchos podríamos pensar que es simplemente lo que conocemos como vocación docente; pero yo pienso que hay más consideraciones y algunas de seguro están vinculadas a la necesidad que tienen los profesores de mantener activas las conexiones afectivas con los demás profesores y los estudiantes dentro de un ambiente educativo.
—Papá, ¿tú crees que la actividad docente, le esté sirviendo a muchos profesores para escaparse de tanta hostilidad, angustia y desespero familiar, aunque sea por algunas horas al día?
—No lo sé, Luis. Porque en las escuelas también debe haber angustia y desespero. No debe ser fácil, cada vez que vas a trabajar sin alimentarte debidamente, además observar a tus colegas mucho más delgados y débiles que la última vez, o cuando te das cuenta de que tus estudiantes están atravesando una terrible crisis familiar caracterizada por la falta de alimentos, la presencia de enfermedades, la proliferación del trabajo infantil. O ver cómo adolescentes pueden ser explotadas en la prostitución, mientras la emigración genera el dolor de una ruptura familiar, ya que muchos padres han tenido que dejarlos al cuidado de abuelos o terceros –en algunos casos hasta solos–, para ir en busca de recursos económicos y así alimentarlos desde esos países,
Una vez más, Luis y yo nos quedamos callados y yo, pensando cuándo los venezolanos empezaremos a superar tanta miseria y desgracia humana a manos de unos criminales que en mala hora se hicieron del poder político en Venezuela.
PD: Si usted es un profesor o maestro activo y le gustaría comentarme las razones por las que no abandonará su labor docente en Venezuela, escríbame a mi correo.
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