Para el análisis lógico hay que tener presente las siguientes variables: la aguda crisis económica, política, social, humanitaria… han derivado en calificaciones muy negativas en millones de venezolanos, valoraciones nada esperanzadoras para la trascendencia del legado del extinto presidente Chávez. La gente se cansó de esperar, se esperanzó con una quimérica revolución bonita o redentora, que tuvo muchos dólares y puso a idealizar a los invisibles. Pero la razón anda perturbada, la revolución bolivariana llegó a su momento más complejo como gestión, realidad articulada a las opiniones de 83% de los venezolanos que apoyan el proceso de transición política apuntalada en una postura retadora en las calles, ya no existe el miedo de antes e incluso en gritar en alta voz “Maduro vete ya”.
Para nadie es un secreto, Nicolás Maduro eligió jugársela, transita sin freno y sin paracaídas en un escenario indeseado perder / perder más por intereses económicos que políticos, renunció a entender la naturaleza de la palabra crisis y sus peligrosas consecuencias, sus actuaciones apuntan hacia la antilógica y transformado en el perfecto antilíder / autoritario, lo más grave aún es que liquidó los “ideales de la espada de Bolívar” y el “neosocialismo liberador” que intentó imponer la gestión de Chávez. Evidentemente, vivimos tiempos muy difíciles por la dinámica política, pero dentro de toda la complejidad se revela que Maduro camina finalmente por el escenario perder / perder… ganar / ganar. Consciente de que la historia no lo absolverá por sus diarias contradicciones reveladas en el fracaso del modelo económico socialismo del siglo XXI, según nuestros últimos estudios de opinión los datos cuantitativos son verdaderamente alarmantes, el caso concreto de la pobreza que se mueve en niveles que alcanza más de 80%, mientras la pobreza extrema se ubica en 65%, apenas 8 millones de venezolanos consumen dos comidas al día y de escasa calidad, situación que ha cobrado miles de vidas máxima entre los niños, muchos están muriendo o están en situación de peligro sus vidas, en palabras técnicas este país vive una hambruna por encontrarse en caos total, realidad que conecta directamente con el hambre de los venezolanos específicamente en los estratos C, D y E. Filosóficamente hablando, este país tiene un problema existencial humano, es decir, que la gente está dispuesta a cualquier acción, más cuando llega el hambre y las enfermedades.
Además, la arrogancia de negociar a su manera una salida democrática tiene consecuencias, los principales voceros del madurismo son interpelados rudamente con severas sanciones económicas, señalamientos de corrupción, violaciones de los derechos humanos y restricciones de visas por parte del mundo democrático y otros mecanismos de presión.
Ahora el tiempo no es el mejor aliado de Maduro, pero está haciendo jugadas en positivo para su permanencia en el poder, mientras pasan las horas y los días el escenario de perder/perder es potenciado por su actitud de aferrarse obstinadamente al poder, correr contra el viento por supuesto trae consecuencias devastadoras para el futuro inmediato de la sobrevivencia del proyecto político chavista y sus principales líderes bolivarianos. Ya el daño está hecho. No obstante, el escenario de perder /perder para comprender los actuales resultados moviéndose en sus contradicciones da giros muchas veces en escenarios ganar/ganar para la revolución.
En síntesis, el interpelado Maduro finge miopía y se declara dueño del poder con tan solo un apoyo popular de 14,5%. No hay una percepción en la intención de hacer una comprensión final que convoque la verdad y la razón, es que mucho tiempo en el poder todo gobierno y más las dictaduras se desgastan y se corrompen, la variable rechazo toma un valor cuantitativo muy significativo hasta devastador y más si es una gestión que se mueve en niveles muy graves e ineficientes en sus diversas respuestas a las exigencias de un pueblo sometido al hambre, promesas incumplidas, violaciones de sus derechos humanos, violencia política, psicoterror… En el laberinto de la crisis que vive a lo interno la revolución, existen dos vertientes para su análisis crítico, primero, la mala o pésima gestión que tiene su gobierno; y segundo, las insuficiencias en su liderazgo político. Sin embargo, gracias a los resultados de un desesperado ajedrez político, Maduro de momento transita de perder/perder… ganar/ganar. Hay que entender por las buenas o malas que la política es dinámica y cambiante, los errores se pagan. “Nada es permanente a excepción del cambio”. Heráclito de Éfeso.
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