El número de personas que abandonan el país sigue creciendo. Muchos venezolanos que cumplirían con los criterios para ser reconocidos como refugiados no piden protección internacional a través de los procedimientos de asilo y, en cambio, escogen otras formas ilegales de estadía en los países anfitriones. Por su parte, quienes optan por pedir el asilo se enfrentan a los rígidos sistemas jurídicos de cada país, que en la mayoría de los casos rechazan las solicitudes.
Es el caso de Países Bajos un país que ha acogido a más de 2 millones de inmigrantes, lo que supone 13% de su población, y en el que en los últimos cuatro años han admitido 17,03% de las solicitudes de ciudadanos venezolanos.
Los connacionales califican de injusta la negación del asilo porque aseguran que las autoridades neerlandensas están predispuestas a rechazarlos, a no creer en sus argumentos y, además, toman como ciertas las noticias del régimen sobre la realidad del país que hacen ver en los medios oficialistas, por lo que han negado el asilo a más de 70% de los venezolanos en los últimos años.
Solicitudes de asilo
La cifra de solicitudes de asilo de venezolanos en Países Bajos no es alta. Solo de 2017 a 2020 se registraron 410 solicitudes, de las cuales 310 fueron rechazadas (77,59%), 70 aprobadas (17,03%) y 30 están por definir (5,36%).
Osmelia Perdomo, una venezolana oriunda del estado Carabobo, cumplió, junto con su hija de 12 años de edad, dos años y medio de haber llegado a Holanda, de pedir el asilo y de estar viviendo en un refugio. Pero aún deben esperar.
Cuenta que aunque lleguen miles de solicitudes para obtener todos el beneficio, el proceso no es el mismo para todo el mundo. Esto puede tardar años y es bastante engorroso.
“Son varias entrevistas las que se presentan, pero las importantes son las de migración, que para esas uno espera uno o dos años. De verdad que es una situación bastante frustrante”, asegura.
“Si yo hubiese tenido la información que tengo ahora, yo no vengo a Holanda. Siento que he perdido más de dos años de vida aquí porque estamos muy limitados. El proceso es demasiado engorroso. Vivimos en una inestabilidad total, es muy difícil”, añade.
A los solicitantes de asilo en Países Bajos les suministran un ID provisional que se renueva todos los años. Es la única identificación que tienen; sus documentos de identidad se los decomisan al pedir el asilo, al igual que sus aparatos electrónicos. Posteriormente, son asignados a un campamento.
En el tiempo que duren en Países Bajos, mientras esperan que culmine su proceso, estos inmigrantes no pueden trabajar, solo los que deseen hacen trabajo voluntario.
Perdomo hace el trabajo voluntario dentro de los mismo campamentos: limpiando, organizando las áreas, cocinando. Su hija recibe clases en un colegio que es solo para los solicitantes de asilo. Allí solo aprende matemáticas y lenguaje.
“Supuestamente la teoría dice que a los seis meses te deben dar un BSN (número social) para que puedas trabajar durante seis meses. Ese trabajo de seis meses es muy engorroso encontrarlo, casi que imposible, y -según- el mismo COAC, que son las personas que se encargan de ti durante el proceso, te quitan 75% del sueldo que te paguen”
“A veces no vale la pena porque el resto te lo vas a gastar en transporte y algunas cosas que necesites, la mayoría de las personas ni siquiera averigua porque no es rentable. A menos que sea un trabajo cerca del lugar donde estás”, señala.
En el tiempo que Perdomo lleva en Países Bajos señala, se ha documentado lo suficiente acerca de todo lo que tiene que ver con el proceso. Sostiene que uno de los factores que influye en la poca receptividad de connacionales es que las autoridades neerladensas tienen muy poca información de cómo se vive en Venezuela.
Datos del Servicio de Inmigración señalan que la afluencia total de solicitantes de asilo en 2020 fue de 19.132, cifra que refleja una disminución de las solicitudes en comparación con los dos años anteriores, pues la afluencia total de asilo en 2019 fue de 29.435 y en 2018 fue de 30.380.
Siria es el país que encabeza la lista de mayor solicitudes de 2020, con 5.566; le siguen Eritrea con 1.504, Turquía con 1.265, Argelia con 1.062 y Yemen con 861.
Las deportaciones
Gabriella Attianese, creadora de la Fundación Stichting Anacaona, dedicada a apoyar y orientar a los latinoamericanos en Países Bajos para que tengan una integración efectiva, señala que parte de la poca aceptación de asilo a venezolanos radica en que no tienen pruebas suficientes para demostrar que su vida peligra por consecuencia de ser activistas o, en el caso de las personas del común, por no tener suficientes pruebas para demostrar que participaron en marchas o que movilizaron gente en épocas de manifestaciones, y por tal motivo se convirtieron en blanco de los colectivos, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y la Policía Nacional Bolivariana.
“Básicamente aquí piden traer denuncias. Todos pueden comprobar que, si son perseguidos, por ejemplo, por los colectivos, pero el problema está en que aquí aún no se entiende bien el rol de los colectivos o el Sebin”, añade la venezolana que ya lleva 10 años radicada en Países Bajos.
Señala que, en la mayoría de los casos, las personas migraron con algunos videos, fotos y alguna denuncia que pudieron hacer. Pero realmente ninguno recibió asesoría antes de viajar.
“Pienso que tampoco están preparados para las entrevistas cuando les toca exponer su caso. Aparte, el idioma es una barrera porque, sí, tienen un traductor, pero es muy difícil para el traductor poder hacer esa traducción cuando le hablan de colectivos, problemas con la Guardia Nacional, el Sebin”, explica.
Por esa razón, Attianese decidió crear la organización y prestar apoyo a quienes solicitan refugio. Esta fundación se encarga de ayudarlos con asesoría legal, traducciones y ponerlos en contacto con abogados que tengan conocimiento sobre el tema Venezuela. Además, intentan hacerles seguimiento para saber que ellos emocionalmente se encuentran bien.
También prestan apoyo en casos de trata de personas, pues en Países Bajos la prostitución es legal y a muchas mujeres, afirma, se las llevan engañadas haciéndoles creer que al llegar allá tendrán un contrato como trabajadora sexual, pero cuando llegan la situación es diferente.
Las personas a las que le negaron el permiso de residencia el año pasado (71,43%), apunta, y debieron ser deportados, continúan en Países Bajos porque la pandemia del covid-19 impidió que fuesen devueltas. Sin embargo, se espera que cuando la situación se normalice y los vuelos sean reabiertos, estos sean deportados.
Greisy Valera, una ingeniero de datos en la nube (cloud data engineer), que presta sus servicios a la Fundación Stichting Anacaona buscando las cifras en los bancos de data en el ámbito internacional para llevar el registro de los casos, considera que el principal motivo por el cual las solicitudes de asilo de venezolanos son rechazadas es porque Venezuela no ha sido declarada por un organismo internacional como un país en crisis humanitaria.
“La poca aprobación de solicitudes de asilo ocurre porque a Venezuela no se le ha dado la categoría de país en crisis humanitaria. Siria es un país en guerra que está en el bloque oeste de Europa y la cantidad de personas que ha huido, desde el punto de vista porcentual, es 33% de la población», explica.
«Si ves el caso de Venezuela, ella tiene una migración forzada también de 33%, lo que es increíble es que Venezuela oficialmente no está en guerra. Entonces, hay que preguntarse por qué los venezolanos están huyendo en masa: porque es un país que está en crisis, pero los otros países no lo saben. No saben exactamente qué es lo que está pasando en Venezuela”, asegura.
Valera rechaza que las autoridades de migración neerladensas apliquen las leyes de manera habitual a los venezolanos porque las razones que estas personas tiene para pedir asilo están fundadas en la crisis humanitaria que Venezuela, en violaciones de derechos humanos y violencia de la que fueron víctimas.
Si Venezuela es reconocida oficialmente como país en crisis humanitaria, señala, permitiría que se le diera refugio a los connacionales de una manera mucho más fácil. Como sucede en la Unión Europea, donde los países que la integran cuentan con normativas comunitarias y de esta manera pueden actuar de forma coordinada a través de los acuerdos de acogida, que se dieron con la llamada crisis de los refugiados que empezó en 2015 con la llegada de personas que huían de la guerra civil en Siria. A ellos también se unieron las personas desplazadas que huían de conflictos en Medio Oriente y África Subsahariana.
Attianese confía en que a través de los representantes de Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, se pueda encontrar una salida al problema de los migrantes en Países Bajos en instancias internacionales.
“Lo bueno es que ya tuvimos contacto con otras organizaciones de Europa junto con Ernesto Romero, quien forma parte del Grupo de Trabajo de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos que coordina el comisionado David Smolansky. Y con la receptividad y compromiso que sentimos pienso que se puede encontrar una solución”, afirma.
@Kzcastilla
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional