El tema del silencio lo han profundizado todos los grandes filósofos y los grandes seres de luz (guías espirituales) que nos han visitado en este plano físico.
Los seres humanos vivimos en silencio, solo lo interrumpimos para expresar algo. Aunque estemos en el bullicio, el silencio hace que lo escuchemos o lo bloqueen quienes tienen el método para hacerlo. Si el silencio no existiera, ¿cómo pensaríamos? Solo se piensa en el silencio, donde se expresa la sabiduría.
En el silencio, el ser humano se encuentra a sí mismo, se enfrenta a sí mismo. El mundo moderno se caracteriza por el ruido causado por la tecnología en sus máquinas, las ciudades abarcan miles de personas, es inevitable la falta de silencio, que incluso puede llevar a enfrentamientos, en el ruido no se piensa, solo se actúa con sus consecuencias positivas o negativas.
Cuando hay que tomar grandes decisiones, se pide tiempo para pensar en silencio. Decisiones apresuradas sin estar en silencio, sus frutos son catastróficos: ejemplo las guerras. Para mi comprensión: en el silencio no se toman decisiones, se analizan los factores más prudentes para actuar. Cuando estamos en silencio, nuestras energías vibran al nivel de las superiores y florece la sabiduría.
En la masonería las iniciaciones suceden en silencio. Todas las revelaciones son en silencio. Todo desarrollo interior ocurre en silencio. Si observamos la naturaleza, toda se desarrolla en silencio, se adapta en silencio. La naturaleza rompe el silencio cuando se manifiesta algún elemento en ella: el viento, el agua, el fuego y la misma tierra. Para que el sonido y la luz se manifiesten: se necesita el silencio.
El ser pleno, de conciencia abierta, es silencioso: rompe el silencio para expresar luz. El necio es bullicioso. El Silencio pleno mantiene nuestro ser sano, pero un silencio impuesto enferma el alma. En el silencio se te puede acercar lo divino para encontrarte a ti. El maestro se acerca a ti en silencio. El maestro Jesús guardó silencio cuando Pilatos le preguntó: ¿Qué es la verdad?, y Pilatos no lo comprendió.
El silencio es la mejor arma contra las críticas. El venerable maestro antes de empezar las reuniones o tenidas pide silencio, para deslastrarse de las energías del mundo exterior, por lo tanto el silencio ayuda para empezar una tarea. Cuando nos ponemos en silencio, nos desnudamos ante nosotros mismos, para conocernos en la individualidad. Hay que tener coraje, para encontrarnos a nosotros mismos en silencio, y vernos tal como somos y aceptarnos como somos, para poder corregirnos.
El silencio nos permite ser. El verdadero maestro te guía a tu centro en silencio con sus métodos, para encontrarte a ti mismo. El silencio absorbe el ego, tu personalidad, y te descarga de lastres energéticos. El silencio es un ayuno de pensamientos.
El silencio expulsa todos los pensamientos inútiles, como huéspedes indeseados. Pitágoras en Cotona, poseía una regla por la que no se permitía a ningún neófito hablar durante dos años después de su ingreso, y cuando habían aprendido a guardar “silencio” durante ese período, les era concedido el derecho a hablar.
Solamente manteniendo en silencio nuestra mente concreta podremos recibir la verdad y obtener el máximo beneficio de ella. El silencio es el punto medio entre la objetividad y la subjetividad. El sonido tiene barreras, el silencio es infinito, la muerte de los pensamientos es el nacimiento del silencio. el silencio, obligación que juran guardar los francmasones que le dan solidez, duración y fuerza a las columnas de nuestra Augusta y Venerable Institución Masónica en el tiempo.
En silencio interior surge la energía que fluye en la piedra bruta del aprendiz masón, y aprende a tener control sobre su mente, su palabra, y a tener control sobre sí mismo y sobre el entorno que le rodea. “Quien guarda su boca y su lengua, guarda su alma de problemas” (Proverbios XXI, 23), enseñanza para el aprendiz masón, de tratar de mantenerse en “silencio interior”. Al disciplinar tu mente, a mantenerla en silencio, aprenderás a gobernarte atí mismo, en vez de ser gobernado o esclavizado por otros. Ser libre es no estar atado a prejuicios, dogmas y fanatismo. Desde su iniciación el aprendiz masón está en silencio, un símbolo para encontrase así mismo en su calma interna. Es una cuota de fuerza de voluntad, indispensable para iniciar el Sendero Iniciático. El silencio es dual: a) Escucharse a sí mismo y b) Escuchar a los demás. El silencio practicado en forma Iniciática, se convierte en virtud.
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