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Los rostros del dolor

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La estupidez se volvió universal, muchos siguen cayendo por inocencia o inercia en la sempiterna lucha de poseer la razón absoluta, de un lado de la baranda, si es que importa la baranda porque ya no se sabe quién es quién, están los hijos de Ghandi, las reencarnaciones de Mandela, los herederos de Pol Pot y Stalin, los espartanos del Twitter librando la más absurda de las batallas en este serengueti criollo y su final no vislumbra llegar.

Resulta curioso que, mientras unos anhelamos avanzar, muchos otros no están dispuestos a pagar el sacrificio, la zona de confort se ha convertido en su galaxia y la razón se fusionó con la monotonía causando un cataclismo sin pudor.

Caminamos descalzos entre los caníbales civilizados de la era del Internet, andamos sin prenda alguna entre los sedientos de sangre y poder a toda costa, luchamos en contra la sobrevivencia del más apto, el más astuto, el más vil en esta selva de cemento que muchos soñamos reconstruir.

Se escuchan los balazos ya que cada 10 minutos cae abatido un hermano en la Violenzuela del placer y el libertinaje, interminables son los pañuelos de lágrimas que corren en las aceras llenas de sangre y los rostros del dolor se multiplican por millón, y de momento el Dios del caos toma el control de nuestra brújula vital, arrasando todo por doquier, sin justificación ni juicio, sin clemencia y sin piedad, nos dejan en un vacío, en una soledad espectral, pero muchos son los que olvidan que los cimientos del universo se construyeron con base en esa fatídica aniquilación.

Es inaudito que la crítica acérrima y destructiva sea el pan nuestro de cada día. Las redes sociales se han transformado en el muro de los lamentos para algunos y otros lo utilizan como el paredón de fusilamiento. No hay piedad por parte de la tiranía hacia los dirigentes y sorprendentemente del pueblo tampoco. La lucha que imparten los médicos en los hospitales, las maestras en las escuelas, los trabajadores en las empresas es la misma lucha que tienen los políticos que diariamente van a un sector popular, con riesgos y con convicción para seguir manteniendo la fe y la esperanza viva y ardiendo. ¿Acaso eso no merece respeto? ¿Será que ese esfuerzo no merece apoyo? Pues, pareciera que no y la única forma de salir de la lista de traidores es en una urna.

En la lejanía del horizonte se oye el llanto de un niño, su madre grita al no darle que comer, las páginas de los libros se ven manchadas por otra triste historia porque el pasaporte se vuelve más tentador. Las escuelas están vacías, las universidades están a punto de extinción, el peregrinaje se vuelve más importante que rescatar a la madre patria que nos dio de credo el tricolor.

Seguiremos luchando contra viento y marea, seguiremos en la búsqueda de la libertad y el país que nos merecemos, seguiremos en su paulatina reconstrucción desde sus cimientos, seguiremos con fe y con esperanza. Nuestros ideales son de titanio y nuestras convicciones son tan firmes como el Macizo guayanés. Hemos dominado el miedo que nos auspicia la realidad y hemos decidido salir y darle la cara una y mil veces, con perdigones en la espalda y cicatrices en la cara a todo un pueblo sediento de cambio y prosperidad. Nuestro espíritu no va a resquebrajarse, pues estamos del lado correcto de la historia. Seguiremos hasta vencer.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion

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