Luego de más de un año desde que los duques de Sussex, el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle decidieran dar un paso atrás como miembros senior de la familia real británica, se dio a conocer que, ahora, es el hijo menor de la fallecida princesa Diana y el príncipe Carlos de Gales quien quiere renegociar con la monarca una cláusula de ese acuerdo.
La misma se refiere a que Harry debe renunciar a los títulos que obtuvo a lo largo de una década en el servicio militar, ya que para Isabel II, su nieto y su esposa no podían gozar de los mismos derechos que los otros miembros que sí estaban dispuestos a cumplir con sus obligaciones reales.
Según el diario inglés «The Telegraph«, uno de los más leídos en el Reino Unido, el príncipe Harry no está dispuesto a renunciar a las condecoraciones militares que recibió mientras vivió en el país que lo vio nacer, por lo que su intención es solicitarle a su abuela que reconsidere esta cláusula para que pueda mantenerlos a pesar de no ser integrante senior.
Se espera que el pedido lo haga de forma personal en los festejos de cumpleaños de su abuelo Felipe, duque de Edimburgo, quien llegará a los 100 años de edad el 10 de junio.
Capitán general del Cuerpo de Marines Reales y comandante aéreo honorario de la Real Fuerza Aérea británica son dos de los títulos que el duque de Sussex podría perder en caso de que su abuela no acepte su petición, por lo que quedarán disponible para que otro miembro de los Windsor pueda ocuparlos. “Su trabajo como militar al frente es una de las cosas más importantes para él y por supuesto que quiere conservar esos títulos”, aseguró un amigo de Harry al diario «The Telegraph«.
Según la información que se difundió, el príncipe Harry estará dispuesto a incluir una cláusula en el acuerdo que se estableció, que lo obligue a él a tener una presencia más constante en el Reino Unido y así poder poner en práctica sus títulos marciales.
Fue el 8 de enero de 2020 que, a través de un comunicado firmado y publicado por los duques de Sussex, él y la actriz daban a conocer su intención de separarse de la familia real después de meditarlo y analizar durante meses. Este anunció los llevó a asentar su nueva residencia en Santa Bárbara, al norte de la ciudad de Los Ángeles, California, donde viven en una mansión de casi dos mil metros cuadrados de terreno y 9 habitaciones por la que pagaron 14 millones de dólares.
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