La corona británica quiso anexarse nuestro territorio Esequibo, como quien coloca una gema en su amantísima aureola. Con la grosera impudicia de su poder, se valió de argucias para lograr que se aprobara el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1889. Esta instancia fue creada dos años antes basándose en el Tratado Arbitral de Washington. Estados Unidos asumiendo la representación de Venezuela: ¿Quién contempló semejante desatino?
Mientras Inglaterra defendía sus intereses, que tenían el nombre de Guyana. Esta perteneció al Reino de los Países Bajos, para posteriormente caer en las codiciosas privanzas inglesas. El destino de una parte fundamental de nuestro territorio en manos de socios con antecedentes consanguíneos.
La posición venezolana partía de que la frontera debía ser línea media del río Esequibo en virtud del principio Uti possidetis iure (como poseías, seguirás poseyendo), por el cual le correspondía los territorios de la antigua Capitanía General de Venezuela al momento de su independencia en 1810, la cual, se alega, tenía como frontera este al río Esequibo. En contraste, la posición de Reino Unido se basaba en un mapa de 1840 (aunque con algunas modificaciones posteriores) del naturalista prusiano Robert Schomburgk, cuya línea fronteriza llegaba hasta Punta Barima en las bocas del río Orinoco (en el actual estado Delta Amacuro) y los montes de Upata (en el actual estado Bolívar) abarcando un área aproximada de 203.310 km² al oeste de río Esequibo.
El dictamen fue favorable a Reino Unido al adjudicarle el territorio denominado por Venezuela como Guayana Esequiba de 159.500 km², al oeste del río Esequibo, aunque no en su máxima aspiración de abarcar hasta las bocas del río Orinoco y controlar su navegación.
Venezuela inmediatamente protestó el laudo resuelto por el tribunal arbitral por considerar que habían existido vicios de nulidad en la decisión; sin embargo, no fue sino hasta 1962 cuando logró un avance tangible al denunciarlo ante la ONU, después del hallazgo de documentos que comprometieron la legalidad del mismo.
La denuncia póstuma del abogado norteamericano Sevelo Mallet Prevost, quien como defensor de Venezuela, en el laudo parisino, indicó de todas las manipulaciones y presiones británicas para despojar a Venezuela de parte de su territorio. Con esta información y otras pruebas recolectadas, la nación avanzó en su derecho a tener control absoluto de su Esequibo. Ayer las garras imperiales nos quisieron substraer de lo nuestro.
En los ochenta la dictadura cubana operaba desde Georgetown. Desde allí enviaba tropas hasta la africana Angola. El general Arnaldo Ochoa era el encargado de la operación militar. Incluso la Unión Soviética planteó la creación de una base espacial similar a la ubicada en Guyana francesa. Fue en aquel entonces cuando Fidel Castro acusó a Venezuela de querer despojar a Guyana del territorio en reclamación.
Entre los minerales del Esequibo se encuentran la bauxita, el oro, los diamantes y el manganeso, reservas de uranio, petróleo y gas natural, algunos ya sujetos a planes de exploración y aprovechamiento por transnacionales. Destaca el potencial agrícola existente al norte de la región, que abastece a la población del país principalmente concentrada en este eje que no supera el 15% del territorio, así como su potencial acuicultor. Debido a ello es que muchas potencias quieren morder allí.
Según un informe del Banco Mundial, del 15 de abril de 1987, Venezuela usufructuando los recursos naturales de Esequibo estaría entre las 12 economías del planeta. Es hora de defender nuestro territorio teniendo como base el acuerdo de Ginebra. Nada de retroceder en el empeño de recuperar esa parte fundamental de Venezuela. Nos asiste la verdad histórica. Existe una sólida argumentación jurídica que nos garantiza el derecho internacional. Es deber de cada venezolano tener claro que la razón es nuestra.
@alecambero
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