Juan Röhl Arriens (Caracas,1892-1974) desarrolló una distinguida carrera en nuestro medio cultural como crítico de arte, ensayista, polemista y, especialmente, como cronista de la historia venezolana, mediante el arte de la reseña breve ofrecido en artículos publicados en El Nacional. Estas crónicas están compiladas en sus libros La Pequeña Historia y 501 pequeñas historias.
Su consecuente actividad en el mundo de las artes también lo llevó a escribir ensayos publicados en Historias viejas y cuentos nuevos” y Letras y Colores. Las biografías de Arturo Michelena Michelena y Ricardo Zuloaga ayudaron a sustentar su membresía en la Real Academia de San Fernando en Madrid (1960) y a la fundación de la Sociedad Amigos del Arte Colonial. Fue consecuente jurado del Premio Nacional de Pintura y Escultura (desde 1935 a 1953), actividad que alternaba con la elaboración de sus crónicas, y con una larga labor de 34 años como funcionario de la Electricidad de Caracas (1920-1954). Posteriormente, fue nombrado embajador en Suiza, Austria y Yugoslavia (1955-1958).
Su faceta de polemista está recogida en el libro Polémicas agridulces (Editorial VAHER, Madrid, 1963). Allí quedan referidas las controversias con el doctor José Izquierdo en torno al estudio del cráneo del Libertador, con José Antonio Cova, enfocada en la crítica de arte, y, muy especialmente, con Francisco Pimentel, “Job Pim”, debatiendo en fino verso humorístico respecto a la Isla de Trinidad, a la reclamación de la Guayana “inglesa”, y hasta en torno a sus diferentes posturas, políticas y étnicas respecto a una Segunda Guerra Mundial entonces en pleno desarrollo. Ofrecemos a continuación la controversia con JOB PIM, ejemplo de ilustración, gracia y respeto por la opinión contraria, publicada en las páginas del desaparecido diario El Heraldo, de acuerdo con la crónica referida por el maestro Juan Röhl, bajo el seudónimo de JON RON.
Polémica entre Juan Röhl (Jon Ron) y Francisco Pimentel (Job Pim o Jobo)
Los preliminares de la Segunda Guerra Mundial oscurecían el cielo de Europa, y el Jobo (Francisco Pimentel), recalcitrante y fanático “aliadodófilo”, se sintió impulsado a comentar las discusiones bizantinas sustentadas por algunos ilusos patrioteros sobre la “devolución” que, según ellos, debía hacernos Inglaterra de la isla de Trinidad. Nada menos ni nada más. Publicó, pues, unos “Pitorreos” con el título de La cuestión de Trinidad donde decía entre otras cosas, y con harta razón, lo siguiente:
Actualmente, en las diarias discusiones
que suscita la guerra,
innúmeros paisanos le reprochan
a la que se ha llamado Albión la pérfida,
habernos despojado sin escrúpulos
de Trinidad, que un tiempo fuera nuestra.
Pues bien, si se consulta un texto histórico,
o más fácil cualquier enciclopedia,
se ve que Trinidad, la isla vecina,
jamás fue propiedad de Venezuela,
pues de manos de España
directamente la tomó Inglaterra.
He de confesar que al leer esos “Pitorreos”, sentí vibrar a la vez en mi la fibra patriotera -¿o patriota?- y le envié por conducto de El Heraldo una misiva en verso tratando de contrahacer, con suceso contestable, como notará el lector, su estilo tan personal. Debo reconocer también que al decidirme a ello, experimenté el mismo temor que sentiría un pigmeo al enfrentarse con un gigantón. Los versos decían:
PATALEOS
Mi querido JOB PIM
perdón te pido
si meto sin permiso la cuchara
en esta carta abierta que te expido
pero si no lo hiciera reventara.
Bien sabemos, ya todos, que es verdad
que nunca fue venezolana Trinidad,
y que es necio quien diga lo contrario
pues se expone a que lo tilden de “ario”.
Aunque tú sabes que los alemanes
no son los únicos arios de la tierra,
y quien lo afirme sin remisión yerra,
pues son arios los suizos y franceses,
los noruegos, los suecos y los holandeses,
españoles, rumanos e italianos,
y uno que otro de los venezolanos.
Pero sí me extraña, compañero,
que te dejes guardado en el tintero,
si no utilizas una pluma fuente,
un asunto candente:
¿Por qué no dices nada de Guayana?…
Podrías decir que no te viene en gana
y tendrías muchísima razón,
pues la opinión contraria se respeta,
pero yo, que ya soy cuarentón,
recuerdo que aprendí, ¡y con palmeta!…
en el colegio de Teresa Eduardo,
de quien grato recuerdo siempre guardo,
con el tono cantante e incoloro
con que repite su lección el loro:
“¡Por el este y el sur el río Esequibo!…”
¡Pues yo lo he visto, Job, y es aflictivo!
Por eso sí me extraña y desconsuela
que tu calles es “bagatela”.
Yo conozco muy bien aquel asunto,
y que lo conoces tú también barrunto.
¿Qué para qué deseamos esa tierra?…
¡Pues para lo mismo que Inglaterra!
Y hay otros recuerdos para nada gratos:
La isla de Patos…
Pero ignoras quizás que Lord Rosebery,
(eso se pronuncia como el beri-beri)
Primer ministro inglés, dijo a los lores,
que de aquella gente son los asesores,
que al fin y al cabo lo natural era,
que la Guayana de Inglaterra fuera
por ser una nación civilizada,
mientras que Venezuela,
no importaba que fuera desmembrada,
por ser nación inculta y “salvajuela”.
Y fue por eso que en el noventa y ocho,
-y esto te sabrá a acíbar-
se quiso hacer de ingleses un sancocho
en la Plaza Bolívar.
Y si no es porque intervino Cleveland
Estarían los ingleses en San Juan.
JON RON.
Esperé con el alma en vilo la respuesta, que no tardó en llegar.
PITORREOS – RESPUESTA DE JOB PIM A JON RON
Mi querido JON RON: leí tu epístola
en la cual a las claras se revela
que no son los británicos los santos
a que tu devoción les pone velas.
Con tu pan te lo comas, si eres ario
de cualquiera nación de las que mientas,
o si es que los “ingleses” no te gustan
sólo por causa de tus muchas deudas;
pero yo me figuro
que los que hemos nacido en Venezuela,
considerar debemos nuestra historia
antes de “echarle bollos” a Inglaterra.
Ningún país prestó mayor apoyo
a nuestra independencia:
las dos expediciones de Miranda
Se organizaron en aquella tierra;
Andrés Bello y Bolívar
en Londres abogaron por su empresa,
ya que el resto de Europa les mostraba,
cuando no hostilidad, indiferencia;
muchos de los heroicos paladines
que dieron libertad a nuestra América,
nativos eran de la Gran Bretaña,
a la que han llamado “Albión la Pérfida”.
Y en fin, “para cerrar con broche de oro”,
usando una metáfora muy vieja,
sin el valor de la Legión Británica,
hispano el triunfo en Carabobo fuera.
Si le hubiéramos dado por su ayuda
la porción de Guayana que fue nuestra,
jamás ayuda fuera más barata;
pero si le dimos esa tierra,
tampoco Albión nos ha quitado un ápice
-como tú te figuras- a la fuerza:
perdímosla en jurídico arbitraje,
fallo que el mundo unánime respeta,
con la excepción del providente Adolfo,
el cual, cuando no es Dios, es su Profeta.
Pero si insistes en que fue despojo
lo que nos hizo la nación inglesa,
¿por qué no le echas culpas a Colombia
que tomó posesión en forma idéntica
de una vasta extensión de territorio
que antaño fue también de Venezuela?
Mi querido JON RON , recapacita;
no comulgues con ruedas;
Dios guarde a los ingleses en Guayana,
y nos libre de Adolfo.
Que así sea.
Job Pim
Al darme cuenta de que el Jobo me daba pie para una contestación, se la envié al día siguiente en esta forma:
PATALEOS
CONTRARRÉPLICA A JOB PIM
Mi querido JOB PIM,
perdóname que insista
aunque me llames “quintacolumnista”,
pero por si acaso, aparta el chopo, ¡soy más venezolano que el joropo!…
Temí tener el fin
de un pobre burro en boca de un león,
pero esto será un juego de “pin-pon”,
porque tienes, hermano, gran talento,
pero esta vez te falta el argumento
Y también la razón.
Al nombrar la legión,
metiste, Job, la pata,
y el tiro te salió por la culata.
No has podido olvidar que en la Legión
no eran todos nativos de la Albión,
pues del millar de aquellos legionarios;
la mitad, ¡asómbrate!, eran “arios”:
nacidos en Hamburgo y en Hannover
al otro lado del Canal de Dover.
Si dices que la historia hay que estudiar,
la misma historia voy a mencionar:
Si lees bien las memoria de Urdaneta,
que es una autoridad que se respeta,
Verás que si en Carabobo la victoria,
Obtuvo la Legión (según tu historia…
y en esa versión no te acompaño
por ser tu parecer bastante extraño)
en cambio en Barcelona
cogieron los ingleses una mona
por exceso de ron,
y por poco perdemos la batalla
por culpa de tipos de esa laya.
Fue algo muy feo,
pues también pretendían ir al saqueo;
y fueron las tropas alemanas,
que por fortuna se quedaron sanas,
las que salvaron al fin la situación,
mas por eso no es mi opinión,
el darles de Venezuela ni un terrón.
Los ingleses después
trataron de pasarse a los hispanos,
y cuando iban huyendo, los… fulanos,
lo agarró Urdaneta, y por las malas,
los fusiló, Job Pim, con cuatro balas.
En cuanto a la Guayana,
un nombre que te sabe a ipecuana,
sí, Jobo, los ingleses se cogieron
tres veces lo que en el laudo convinieron.
¿Vale decir después de buena gana
que Dios los guarde, Job, en la Guayana?
Mientras Falkland reclama la Argentina,
y Honduras Inglesa, Guatemala,
nosotros bailamos en la sala
teniendo al ladrón en la cocina.
Me despido, Job Pim, y te bendigo,
y ya que quieres rezar, reza conmigo:
¡Del extranjero Dios nos libre, hermano,
llámese Adolfo, Winston o Delano!…
JON RON
Después de mi CONTRARRÉPLICA, el Jobo resolvió dar por terminada la controversia con los siguientes …
PITORREOS. RECONTRARRÉPLICA, APAGA Y VÁMONOS.
Mi querido JON RON:
Hoy quiero terminar la discusión,
pues aunque tengo de sobra argumentos,
y no somos ni tú ni yo violentos,
es muy distinta nuestra posición:
yo en la defensa de John Bull me aferro,
mientras que tú atacarlo has decidido;
pero como yo soy más conocido
que la ginebra clásica del perro,
si alguna vez Adolfo nos domeña
-como alguno lo sueña-
a mí, si bajo tierra no me zampo,
me concentran, sin duda, en algún campo
al estilo nazista, y francamente,
bastante tuve ya con Juan Vicente.
De ti, en cambio, JON RON,
nadie sabe la exacta filiación:
si John Bull te sospecha de nazista,
ponerte no podrá en la negra lista:
y si al final la “swástica” triunfara,
tú puedes dar la cara
y podrás “gauleiter” ser nombrado
de este protectorado…
Ya ves qué mal negocio es para mí,
y yo sé bien que seguirás así,
puesto que al descubrirte, en un embrollo
te pudieras meter, si eres criollo,
no ya con Inglaterra,
sino con gente de tu misma tierra
donde la democracia aún no se borra,
aunque hay muchos que son hasta de izquierda,
y al Reino Unido mandan a la porra
y hacen ardientes votos porque pierda,
sabiendo que si ocurre esa desgracia
se perderá también la Democracia.
Por lo demás, la justa no me pesa,
ya que me sacas de un error profundo,
pues yo creía, como todo el mundo,
que la Legión Británica era inglesa,
cuando, según tu cuenta, era alemana.
Y no me extrañaría que mañana
nos pruebes, si en polémicas prosigues,
y de sacarnos de otro error te encargas,
que la Conserva de Vargas
no era de Vargas sino de Rodríguez…
Y como ya te he dicho que no debo
seguir tan peligrosa discusión,
me despido de ti, caro JON RON,
Y te deseo un próspero año nuevo.
Job Pim.
La contestación del Jobo no podía ser más hábil ni más espiritual, y la humorada de la Conserva de Vargas es de pura cepa “jobpiniana”. A mi vez quise dar fin a la polémica, y “para cerrar con broche de oro”, como ya había dicho el Jobo, le envié los siguientes…
PATALEOS
Mi querido JOB PIM:
¿No quieres continuar? Pues a mí plim…
punto final, mas que quede presente
que tú, Job Pim, te aferras a Inglaterra,
y yo, Jon Ron, me aferro a Venezuela,
y que juzgue la gente.
Pero al salirte tú por la tangente,
olvidar a la Guayana, y de repente
acusarme de que soy nazista,
mencionar de John Bull la negra lista,
la ginebra del perro, Juan Vicente,
a Vargas, a Rodríguez y demás gente,
y que seré “Gauleiter”… ¡Dios me asista!…
dime, Job Pim, sin rémora:
¿qué tiene que ver, querido hermano,
el piano con las témporas?…
JON RON
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