La Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) presentó su VI Reporte de Inclusión Financiera correspondiente al mes de diciembre de 2020, en el cual expone la situación de la inclusión financiera en América Latina.
El documento hace referencia a un “entorno ferozmente adverso a la inclusión”, en razón del incremento de la pobreza, mayor desempleo y desigualdad en el ingreso, reducción del ingreso per cápita, las remesas y la inversión extranjera directa.
Destaca el informe que los principalmente afectados son los estratos más pobres y vulnerables de la población, lo que incide directamente en lo correspondiente a la capacidad de respuesta al acceso y uso de los servicios financieros. Estos ciudadanos tienen menores posibilidades de honrar con sus compromisos bancarios, además de que cuentan con ninguna o poca capacidad de ahorro.
Otro de los aspectos que señala el reporte tiene que ver con la importancia de la inclusión financiera. La exigencia de un mayor distanciamiento físico y la necesidad de realizar transacciones de forma remota ha llevado a una mayor valoración de los servicios financieros no presenciales.
Según el documento, los portales y aplicaciones relacionados con pagos y finanzas, han visto incrementado su nivel de descarga entre 24% y 32%, durante el presente año. Se prevé que para 2021 aproximadamente 1.500 millones de habitantes en el mundo serán usuarios de servicios financieros digitales.
Lo anterior se explica porque los gobiernos dispusieron recursos para ser dirigidos a la población más afectada por el desempleo motivado a los confinamientos exigidos para disminuir el contagio por el coronavirus. Previamente a la pandemia, algunos bancos centrales habían creado sistemas de pago rápido, siguiendo los estándares mundiales en la materia.
En lo que corresponde a las regulaciones y su entorno, las cifras indican que América Latina está saliendo bien librada, de acuerdo con las evaluaciones independientes. Sin embargo, se está haciendo especial énfasis en la urgente necesidad de ampliar la infraestructura digital, ya que la región aún muestra rezago al compararla con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En América Latina la penetración de Internet alcanza hasta un máximo de 78%, mientras que en la OCDE llega hasta 89%.
La cifra de la fuerza laboral en el sector financiero muestra una marcada tendencia decreciente los niveles son similares a los observados en 2012. Los datos son elocuentes y hacen prever que cada vez será más complicado incrementar los índices de inclusión financiera en la región latinoamericana, por lo menos en el corto plazo.
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