Ningún enemigo ha sido tan temible para Wonder Woman como la pandemia. Tras retrasar su estreno en tres ocasiones, Gal Gadot presenta por fin Wonder Woman 1984 y admitió a Efe que todavía no es consciente del icono feminista en que se convirtió este personaje para millones de personas.
«Con la perspectiva del tiempo, igual dentro de 30 años, echaré la vista atrás y diré: ‘Oh, eso es lo que logré'», ironizó.
Afortunadamente, solo habrá que esperar hasta el día de Navidad para Wonder Woman 1984, de nuevo con Patty Jenkins a los mandos y que llega acompañada de polémica debido a la decisión de Warner Bros. de estrenarla a la vez en las salas y en la plataforma HBO Max (tanto Gadot como Jenkins han apoyado esa controvertida solución).
Esta nueva película cambia la I Guerra Mundial de Wonder Woman (2017) por unos años 80 de gloria eterna al consumismo y reverencia sin condiciones al individualismo, donde Diana Prince (Gadot) lleva una vida relativamente discreta.
Pero su panorama cambia de arriba abajo cuando se cruzan en su camino un villano muy «reaganiano» (Pedro Pascal), una amiga atravesada por la envidia (Kristen Wiig), y algunos recuerdos dolorosos del pasado.
—Ha sido un año muy loco para Wonder Woman 1984…
—¡Uf! Sí… (sonríe).
—¿Cómo lidió con tantos cambios, retrasos y rumores?
—¿Sabes? A veces en la vida hay diferentes prioridades. Creo que en el momento en el que la pandemia golpeó al mundo eso fue la cosa más importante con la que lidiar. Tuvimos que retrasar y retrasar la película por eso, pero lo más importante era mantener a la gente sana y salva. Es lo que hay.
—En Wonder Woman 1984 vemos a una Diana Prince más humana y menos perfecta.
—Desde luego. La primera película era el nacimiento de la heroína, era Diana Prince descubriendo sus poderes y su fuerza y convirtiéndose en Wonder Woman. Entonces estaba en una perspectiva completamente diferente a la de la humanidad.
En cambio, en esta cinta está más informada, tiene experiencia y entiende las complejidades de la vida. Ha estado durante décadas y décadas sin tener ningún amigo alrededor.
Y ahora estamos en los años 80, pero no tiene ningún amigo porque no quiere que nadie sepa que es inmortal, que no envejece y no quiere experimentar la pérdida de nuevo. Tiene una misión específica que es el progreso de la humanidad. Pero ahora además comparte la perspectiva de los seres humanos y sufre con las mismas cosas con las que sufrimos todos.
Así que, como actriz, lo que me gustó de Diana en esta película es que tuve mucho margen para interpretar a un buen personaje, que, sin embargo, está muy muy lejos de ser perfecta.
—¿Qué hace que Pedro Pascal y Kristen Wiig sean ideales como enemigos de Wonder Woman?
—Son perfectos por muchas razones.
La primera es que claramente son intérpretes súper talentosos. La segunda es que creo que sus personajes no son simplemente malos y malvados, que no es como blanco y negro: sus personajes son mucho más complejos.
Todos podemos identificarnos con sus personajes: hay una ambivalencia ahí. Y eso hace que tengas también algo de empatía por un villano, algo que no estás acostumbrado a sentir por un personaje malvado en las cintas de superhéroes. Así que pienso que el modo en que han moldeado sus personajes en historias es súper rico e inteligente.
El peso de un icono
—Diana Prince ya era un personaje muy famoso antes de la primera película, pero después del éxito de esa cinta se convirtió en un icono muy importante para las jóvenes y para el feminismo. ¿Se siente abrumada en alguna ocasión por personificar un rol así?
—Uf… No sé. Quiero decir, ¿quizá algunas veces? (sonríe).
Pero creo que tengo como un atraso para darme cuenta de lo que estoy haciendo, el alcance de lo que hago, cuánta gente puede reconocerme… Simplemente no pienso nada en eso.
Creo que, con la perspectiva del tiempo, igual dentro de 30 años, echaré la vista atrás y diré: «Oh, eso es lo que logré». Pero ahora mi cerebro no tiene la capacidad de entenderlo (sonríe).
—Ha hecho dos películas con Patty Jenkins y tienen ideas para otros proyectos (como una nueva versión de Cleopatra) ¿Por qué Jenkins es tan especial para usted para haberse convertido en una compañera tan cercana?
—Lo primero es que tenemos una química genial y nos adoramos totalmente la una a la otra, nos queremos.
Creo que las dos tenemos la misma intención en todos los frentes del trabajo: sobre los personajes, sobre cómo aspiramos que se sienta el público… Tenemos mucho en común.
Se ha convertido en una de mis mejores amigas y creo que es una de las pocas personas que puede entender y comprender por lo que paso, ya que las dos estamos juntas en esto. Con la primera película teníamos las de perder y nadie sabía realmente si podríamos conseguirlo, pero nosotras estábamos juntas creyendo en esa película y lo logramos juntas.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional