Alejandro Sanz quiere que la sociedad recuerde «todas las promesas» que le hizo «a la vida» durante el primer confinamiento por la pandemia a través de su documental El mundo fuera, una radiografía emocional de lo que vivió el planeta: «es preocupante que tengamos una memoria tan frágil», asegura.
Fue a mediados de abril, en pleno confinamiento, cuando Alejandro Sanz decidió realizar este proyecto y para ello pidió a todos los interesados que subieran videos con sus vivencias desde cualquier parte del planeta en la semana del 20 al 27 de abril.
Y así nació este documental, dedicado a las víctimas de covid-19 que se estrena mañana. Es una película realizada a partir de 4.500 videos de 38 países que han constituido «el proyecto colaborativo más grande de un artista en lengua hispana» y en los que decenas de ciudadanos comparten sus experiencias y sentimientos en relación a la pandemia, incluido Alejandro Sanz, que abre su intimidad al público.
«Compartí mi intimidad con la gente porque me parecía un ejercicio de justicia: la gente ha mostrado su casa, cómo han vivido, mucho más allá de su habitación, ha mostrado su alma y me parecía de justicia corresponder con lo mismo, contar mis vivencias y no mirarlo todo desde un balcón, nunca mejor dicho, sino bajar a la calle y contar la historia como la viví yo también», explica el artista en una entrevista con Efe.
En el documental se puede ver a Alejandro Sanz conversando por videollamada con sus cuatro hijos, a su pareja, las charlas que tuvo a través de la pantalla con otros artistas, amigos y colegas.
Para él lo más difícil, dice, fue estar separado de sus hijos. Pero recuerda que la suya «es una historia más de todas las historias de separación que han existido durante la pandemia en el mundo entero».
Porque, desde ciudades españolas a Nueva York, de la Patagonia a Kenia, Maldivas, Colombia, Argentina, Japón…. centenares de personas anónimas narran su día a día durante esas primeras semanas del confinamiento, cantan, lloran, bailan y cuentan sus estados de ánimo y sus miedos, con la música de Sanz como banda sonora.
«No podía haber pedido un equipo de corresponsales mejor, en todas partes del mundo nos enviaron videos». «Mucha gente pensó que iba a pasar dos semanas o tres solo y de repente se encontró que tenía que pasar meses en soledad y separado de la gente que quería», dice Alejandro Sanz.
En el documental, el artista da a conocer también que pasó la enfermedad del coronavirus al principio de la pandemia con síntomas fuertes.
«No creí que fuera el momento para contarlo porque había demasiadas historias, no creí que fuera oportuno ni necesario», indica a Efe el cantante. Explica que «no fue una gripe ni mucho menos; fue algo mucho más complicado, con síntomas muy desagradables y la verdad es que en ese momento cuando lo pasas de esa manera te das cuenta de la magnitud de lo que se está viviendo».
El resultado del documental superó sus expectativas, afirma Sanz, quien resalta el trabajo de su equipo en resumir tantas horas de videos para poder contar así «todas las historias y todas las emociones que hemos vivido durante todo este confinamiento en diferentes partes del mundo y hacerlo con los protagonistas principales, que hemos sido todos».
Los niños ocupan una parte importante de esta película porque «han dado una lección a los adultos» de tal forma que se muestra cómo enseñaron a afrontar la situación «con un sentido del humor increíble y con una entereza asombrosa».
Sanz quisiera que las personas que vean el documental revivan «todas las buenas intenciones que tuvimos cuando estábamos confinados y todas las promesas que le hicimos a la vida» porque cree que las hemos olvidado.
«Parece que fue hace diez años. Cuando ves la película no te puedes creer, parece que estás viendo una película de ciencia ficción. No nos damos cuenta de lo que hemos pasado todavía. Tenemos una capacidad de olvidar…, el ser humano es increíble», sostiene el artista.
Se trataba de «hacer una radiografía emocional y que la pusiéramos en una pantalla» y recordar «cuando recurrimos al humor para salvarnos, cuando tuvimos miedo, cuando la incertidumbre nos podía, cuando tenías rabia, que recordemos todo aquello, que veamos lo que sentimos y de lo que somos capaces, de la dignidad que podemos llegar a tener para superar determinadas cosas y que también somos capaces de unirnos cuando la tragedia nos golpea a todos».
«Es bueno saber que la gente tiene la intención de que las cosas cambien y de cambiar la forma de relacionarse con el mundo y las demás personas, pero es preocupante que tengamos una memoria tan frágil», advierte Sanz.
Su refugio en esos meses fue la música, en los que compuso la canción «#ElMundoFuera», que lleva el mismo título que este documental. Y asegura que el mejor premio para él es que la música pueda ayudar a superar situaciones como éstas, como lo hacen «la ilusión y la esperanza».
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