Anonimato y (ciber)seguridad son principios básicos de toda votación, dos fundamentos que están en entredicho en la consulta popular promovida por el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó. En ella, los ciudadanos deben acudir a dos aplicaciones, enviar una foto de su cédula y un voto que queda registrado junto a su identidad.
Las aplicaciones son dos, Voatz y Telegram, y pese a las explicaciones de los organizadores, la ciudadanía se mueve entre el temor a mandar sus datos (incluida una foto de su cédula) y el desinterés hacia una consulta que Guaidó presenta como la gran respuesta a las elecciones legislativas del pasado domingo.
Desinterés y falta de confianza
«Con la desconfianza que hay en el país, la cédula es prácticamente lo más valioso que nosotros tenemos para nuestra privacidad y no es una cosa que se debería estar dando así, fácilmente, por los procesos en internet», afirma a Efe Keyber Gutiérrez, un joven de 20 años de edad que conoce bien los riesgos de enviar datos personales por las redes.
Por ello, afirma que el método no es del todo confiable y ellos (los opositores) tampoco ayudan a que nosotros tengamos confianza en el proceso.
Su postura es la que más se repite en las calles y entre las conversaciones con sus amigos, la decepción con la oposición se ha instalado y ha generado una especie de letargo político.
Por eso, al ser preguntado si le interesa la consulta, Gutiérrez es contundente: «Sinceramente, no».
«Básicamente, el gobierno de aquí no funciona actualmente y la oposición no tiene paso firme en las decisiones ni se ponen de acuerdo entre ellos mismos para darle seguridad al pueblo», afirma.
Con el joven coincide Maigualida Amarista, una mujer decepcionada que es todavía más contundente: «La oposición no está haciendo su trabajo, siento que son del mismo bando que el gobierno».
«No voto por mi seguridad»
Preguntar por la seguridad en la votación y obtener una respuesta acerca del hartazgo con la oposición es una constante y se enlaza con la falta de confianza en un proceso que contradice los principios elementales de autoprotección en internet.
Al ser cuestionada sobre si enviará su cédula para votar, Amarista responde contundente: «No, por mi seguridad».
«No lo haría por mi seguridad», repite antes de subrayar que «aunque digamos que Venezuela es democrática, no, ya todo el mundo sabe cómo estamos, no hay que especificarlo como es porque todo el mundo lo sabe«.
La falta de confianza en el método forma un solo temor con la escasez de fe en una oposición que ha perdido su músculo en las calles y en la que la renovación del liderazgo y su reconstrucción se antojan fundamentales.
Por eso, también crecen las críticas y comparaciones con el sistema del carnet de la patria, denunciado por la oposición como una forma de control social del régimen, y que, según critican, es entregado tras votar para poder mantener las ayudas sociales.
Todo ello genera un ambiente de desidia en una consulta, cuya primera pregunta cuestiona a los ciudadanos si rechazan las elecciones legislativas del domingo pasado, en las que el chavismo se hizo con el control mayoritario del Parlamento.
Los organizadores apelan a la confianza
Pese a las críticas, el coordinador del comando político de la consulta popular, Emilio Graterón, apela a la confianza en el sistema y comenta a Efe que optaron por las dos aplicaciones, que los interesados podrán usar hasta el sábado, por la pandemia y porque la consulta es para todos los venezolanos en cualquier parte del mundo.
«Se hizo un estudio de mercado de todas las posibilidades que había de participación electrónica, se analizaron más de 20 ofertas, y se hizo un informe muy detallado de cuáles eran las mejores opciones», explica.
Finalmente, quedaron cinco opciones «y se decidió una alternativa mixta», que incluye Voatz y la opción de Telegram, porque la primera requiere de un soporte electrónico de alta tecnología y un buen internet.
Acerca de las garantías de seguridad y el envío de la cédula, Graterón comenta que «en cualquier proceso de participación uno se identifica con su documento de identidad«, por lo que en este caso «es la misma acción» y aseguró que el borrado de datos es inmediato, algo que no convence a la ciudadanía que desconfía de la fórmula.
«La seguridad del sistema de Voatz y de Telegram se probó muchas veces y el sistema es completamente seguro, es decir, no está comprometido su secreto. De hecho, la posibilidad de participar se borra de inmediato, eso permite que cualquier persona, donde se encuentre e inclusive funcionarios públicos, pueden participar y nunca se sepa si participó o no», destaca.
Varios medios señalan que la Oficina de Investigación Federal (FBI, en inglés) estadounidense investigó un posible hackeo de Voatz en 2018, algo que no temen los organizadores venezolanos de la consulta.
Graterón hace hincapié en que el sitio donde está depositado la base de datos es un sitio muy seguro, que ha sido comprobado muchas veces en eventos anteriores y en este momento tiene una garantía de seguridad muy grande y se encuentra afuera.
«Es decir, la posibilidad de ataques cibernéticos que comprometa el secreto a la participación es muy baja», sostiene.
Sin embargo, esas explicaciones no han llegado a la ciudadanía, donde un principio fundamental como el anonimato y la seguridad de los datos personales sigue en entredicho.
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