La caída sostenida de la actividad petrolera se ha convertido en la variable más crítica que amenaza con desestabilizar aún más la economía venezolana, advierte la Academia Nacional de Economía en su informe correspondiente al tercer trimestre de 2018.
En el documento señalan que si se compara la producción de agosto pasado –1,23 millones de barriles diarios según fuentes secundarias de la Organización de Países Exportadores de Petróleo– con el promedio de 2017, el descenso de la explotación petrolera es de 587.000 barriles diarios, lo cual explica parcialmente el colapso de toda la economía, pues estas exportaciones aportan 96% de los ingresos del país.
Anotan que la caída en el bombeo impidió el impacto favorable que tendría para el país la recuperación de los precios internacionales del petróleo. A finales de agosto la cotización del crudo venezolano fue de 68,86 dólares el barril, casi 24 dólares más que el registrado el año pasado.
El declive de la extracción se evidencia en la disminución del número de taladros de perforación activos, un indicador del ritmo de producción futura. Un informe de la firma Baker & Ges de mayo señala que la actividad bajó a 27 taladros contra un promedio de 49 en 2017.
El análisis de la Academia apunta que “al cierre del tercer trimestre de este año la contracción de la economía venezolana parece continuar para acumular 19 trimestres consecutivos de caída del PIB”. Refiere que aunque no existen datos oficiales, la Asamblea Nacional publicó el 12 de septiembre pasado proyecciones de la evolución de un índice de actividad económica con una contracción de 25% en el primer trimestre de 2018.
También inciden en la caída del PIB, de acuerdo con la Academia, el cierre de comercios por la fuerte disminución de la demanda y el poder de compra del salario y la reducción del sector manufacturero por el descenso de las órdenes de compra y la escasez de insumos y materias primas de origen importado.
“Al ritmo sobre el cual avanza el colapso productivo de la economía venezolana, las estimaciones conservadoras para 2018 de la Cepal y el FMI en el rango entre 8,5% y 15% quedarán muy por debajo, pues todo apunta a un mayor deterioro ante la grave situación de las empresas por la falta de insumo, colapso de los servicios básicos y el desplome evidente de la industria petrolera”, dice la Academia.
Asegura que el sector exportador no petrolero “sigue atrofiado” por las dificultades de exportar bienes y servicios a una tasa de cambio menor a la que se debe aplicar a las importaciones de insumos y materias primas.
Añade que las entradas de capital han quedado suspendidas por la precaria situación financiera de la República y de Petróleos de Venezuela frente a los acreedores externos por los efectos de las sanciones impuestas con la orden ejecutiva 13808 del gobierno del presidente Trump en agosto de 2017.
“Venezuela se mantiene en los mercado internacionales en una compleja situación de default selectivo y desde octubre, excepto el bono Pdvsa 2020, no ha honrado sus compromisos de deuda representada en bonos internacionales”.
Las deudas en atraso (período de gracia) o en situación de impago de Petróleos de Venezuela y la República superan 6,3 millardos de dólares, pero al último trimestre de 2018 se acumulan vencimientos por 3,5 millardos de dólares que llevarían la suma total de impagos y atrasos a 10 millardos de dólares.
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