Las cifras históricas de las personas enfermas producto del VIH/Sida alcanzan los 78 000 000, de estas unas 39 000 000 han fallecido de causas originadas por esta enfermedad; en la actualidad solo el 53 % de los contagiados recibe el tratamiento, esta situación golpea especialmente a los países pobres donde la esperanza de vida para los contagiados del virus se desploma alarmantemente. En el presente unos 7 600 000 individuos desconocen que son portadores del VIH, en 2019 se produjeron 1 800 000 nuevos contagios, cada semana 5 500 mujeres o niñas contraen la infección. La situación generada por el Covid-19 ha impedido la continuidad de importantes programas sanitarios dedicados al VIH, recientes proyecciones arrojan que luego de la interrupción de los tratamientos durante seis meses continuos debido a la pandemia, podría incrementarse el número de muertes en más de 500 000 y un aumento de las nuevas infecciones en África, Asia, Iberoamérica y el Caribe. ONUSIDA tiene un estimado que para 2017 unas 119 812 personas estaban viviendo con el virus en Venezuela; un panorama reciente de la situación local indica que en los últimos diez años se han detectado 79 627 nuevos casos, con un significativo aumento del porcentaje en mujeres, en 2017 el 38,11% de los diagnosticados correspondió al el sexo femenino, un considerable crecimiento si se contrasta con el 22,18 % del 2009.
A lo largo del tiempo en Venezuela han existido distintas organizaciones con el objetivo de combatir los estragos de esta enfermedad que al igual que, en otros países, se ha cobrado la vida de miles de seres humanos. En 1992 la iniciativa del director teatral Carlos Giménez se hace realidad gracias a la voluntad de Conchita Obach quien, junto a un grupo de valiosos colaboradores, le dan forma a una fundación sin fines de lucro y con un marcado rol en la asistencia a personas afectadas por el VIH, cáncer u otras enfermedades graves, teniendo como visión convertirse en la institución de mayor importancia en el país. Así surge Artistas por la vida. Desde sus incipientes inicios esta organización es acogida en en La casa del artista, un lugar idóneo para que la sociedad también recibiera provechosas contribuciones nacidas en el seno de los hacedores del arte. El éxito de un proyecto inevitablemente siempre estará sujeto a la integridad y ejecución de quien lo lidera, por fortuna Artistas por la vida cuenta con el rigor y compromiso de un venezolano digno de toda nuestra admiración, Jorge Borges. Este promotor y gerente cultural es el responsable de la quizá más influyente obra relacionada con el VIH/Sida, el cambio de percepción y sensibilización dentro de la sociedad venezolana. Borges, con un claro objetivo, irrumpe mediáticamente, generando una matriz de opinión sobre este mal que, por distintos motivos, siempre ha estado lastrado con estigmas y discriminación; desde ese pequeño espacio en Quebrada Honda levanta la voz convocándonos a poner nuestra mirada en esa enfermedad y tender la mano a miles de seres humanos para evitar que esa condición se convierta en una sentencia de muerte.
En palabras de Jorge Borges podemos sintetizar el resultado de su constancia y determinación: “Cuando creamos la fundación era para ayudar a la gente a morir bien porque no había esperanza, hoy hemos cambiado nuestra misión, ahora estamos enseñando a la gente a vivir”. A inicios de los noventa el ser seropositivo representaba la muerte; gracias a los avances de la medicina actualmente se considera al Sida, según la OMS, una enfermedad crónica tratable, con la adecuada medicación y cuidados necesarios se puede tener excelente calidad de vida. En el pasado, en los momentos de mayor temor, crisis y desesperanza, Borges luchó y sacó adelante un completo sistema asistencial que dio ayuda a los afectados por el virus, a su círculo afectivo y familiar. Destaca la creación de una farmacia donde se expenden los medicamentos especiales a precio de costo a unos mil usuarios a nivel nacional, se imparten terapias grupales de apoyo y consultas psicológicas personalizadas de manera gratuita, se otorgan las becas tratamiento para cubrir las medicinas a quienes no tienen disponibilidad económica, se dictan charlas de prevención en escuelas, universidades, instituciones públicas o empresas, se efectúan tomas estratégicas de distintos puntos en varias ciudades del país para distribuir material informativo, se crea la revista A V magazine, que se distribuye gratuitamente con un tiraje de 12 000 ejemplares trimestralmente, se lanzan impactantes campañas preventivas para cine, radio, prensa y televisión. Borges siempre orientando los esfuerzos de manera transparente, efectiva y realmente entrañable logra despertar el interés de la comunidad artística, que de manera generosa asume el compromiso de dar ayuda y optimismo a quienes amenaza el VIH/Sida, así lo demuestran las aproximadamente 400 personalidades que están ligadas a las distintas actividades prestando su imagen o involucradas en la realización de desfiles de modas, exposiciones pictóricas y fotográficas, calendarios, spot institucionales, premieres cinematográficas, foros, jornadas de atención, vídeos tutoriales, etcétera.
Por esos incomprensibles desenlaces del destino, luego de una respetable trayectoria en las artes escénicas y un ejemplar desarrollo como ser humano, el 23 de febrero de 2013 Borges muere víctima del cáncer. A pesar de la conmoción ante la pérdida de su director ejecutivo, operador creativo e impulsor, Artistas por la vida continuó trabajando; Gladys Aparicio, quien fue la más estrecha colaboradora de Borges durante trece años debió afrontar el desafío de mayor envergadura el 16 de diciembre de 2016 , cuando la mezquindad, ceguera y vileza de las autoridades de La casa del artista les expulsan de su sede. Triste final para una fundación que generó bienestar y aportó ilusión sanadora.
Bertolt Brecht escribió que los hombres que luchan toda la vida son los imprescindibles, Borges, frente a Artistas por la vida reveló su condición de héroe necesario en nuestra sociedad, hombres como él reivindican los valores y virtudes con los que podremos construir un mejor país; su perseverancia y tenacidad generó como lo exponen sus campañas, que miles puedan vivir positivamente, cambiándole el rostro al Sida, a la miseria, a la mediocridad y al olvido. Jorge Borges, siempre pródigo de bondad, hizo de su existencia una enseñanza de amor al prójimo, demostró constantemente inquebrantable gallardía al superar exigentes pruebas, congregó voluntades, haciendo participes a muchos que se convirtieron en portadores de mensajes de vida, nos motivó a mirar a una enfermedad con solidaria valentía, pero, principalmente nos dejó un reto: vencer para siempre al tenebroso abismo de la indiferencia.
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