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Las promesas que no dejamos de oír

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No es que el discurso del gobierno sea tan complicado que no es posible entenderlo. Al contrario, no hay ninguna complejidad porque el discurso que escuchamos ha sido repetido una y otra vez hasta la náusea desde hace más de 20 años. Yo diría que desde las madrugada del 4 de febrero de 1992  ha sido la misma cosa, con muy pocas variaciones, claro, algunas dramáticas, pues los que estuvieron esa madrugada, diría que la mayoría no está, bien sea porque renunciaron decepcionados, otros porque huyeron después de llenarse los bolsillos y otros, incluso el más importante de ellos, se murieron.

Pero hay cosas que de verdad no logran captarse, por ejemplo. El día lunes, 30 de noviembre, comienza un mes entero de flexibilización culminando el 1° de enero y luego se volverá al 7 más 7 plus.

Bueno, en primer lugar, es posible que después del 1° de enero todos estemos contagiados, pues, entre los abrazos, los besos y las lágrimas por aquellos de: “Faltan cinco pa’ las 12” seguido de “Qué te pasa viejo año, qué te pasa, que ya tienes las maletas preparadas” nos inunde, a casi todos, el terrible coronavirus… Pero bueno, eso no parece importarle mucho al gobierno. Lo que me intriga es que significa el término plus que se agrega al 7 más 7, “plus” es algo que se agrega a algo, qué cosa agrega este plus, nadie sabe. Es posible que sean las cosas que acostumbre el régimen que es un as para inventar nombres rimbombantes para no gobernar.

En realidad, las promesas que ofrece el gobierno en este proceso electoral que el propio gobierno ha convocado son más de lo mismo, solo que, ahora como no está AD como principal protagonista de la política venezolana, el freír cabeza, caer a palos, aplicar dosis de tortura y cárcel se la están ofreciendo a Guaidó y a los diputados de la actual AN como si estos hubiesen ejercido el cargo de diputados que el pueblo les dio en 2015 y que el gobierno se encargó de colocarle un cepo de ÑÑ al Parlamento.

Aparte de la dosis de dictadura que ofrece para castigar a los actuales diputados, Maduro ha dicho algo insólito: “Si votan por nosotros, pondremos a funcionar la economía y rebajaremos los precios”. La misma oferta electoral que hizo en las elecciones pasadas y en las antepasadas, como si estuviéramos viviendo un déjà vu, como si, en lugar de ser gobierno y responsable de la política económica y social fuesen oposición, como si desde, precisamente, su posición de poder no hubieran convertido la AN en un cascarón vacío.

Otra oferta es la de que ahora si se va a legislar para el pueblo. Caramba, han tenido una ANC para hacer una Constitución y pasado el tiempo no pudieron ni siquiera hacer la exposición de motivos  de una carta magna.

La AN que surja ese 6 de diciembre hará lo mismo que hizo la anterior a la electa en 2015 y lo mismo que ha hecho la ANC: Nada. La razón es sencilla: los revolucionarios del siglo XXI son ignorantes.

De consolidarse la dictadura con la complicidad de ciertos sectores que se asumen como oposición nos esperan momentos difíciles. Por eso la decisión es una sola: Unidad. Solo así podemos recuperar lo que se ha perdido: la democracia, esa que en su momento contribuimos  desmoronar y que ahora se hace obligatorio que asumamos la responsabilidad de pelear por reconstituirla como orden y gobierno.

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