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Carta al presidente Duque

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Excelentísimo señor presidente, discúlpeme usted, pero quiero despertarlo de un sueño, de ese en el cual usted acaricia la posibilidad de que la Corte Penal Internacional juzgue y castigue a Nicolás Maduro Moros por el genocidio que ejecuta en Venezuela.

Recientemente, en Francia, ha declarado usted sobre “…la urgente necesidad de tener el fortalecimiento de la Corte Penal Internacional, primero para investigar lo que está ocurriendo en Venezuela, donde el presidente Emmanuel Macron nos acompañó en la denuncia que se interpuso con otros jefes de Estado contra Nicolás Maduro”.

Declaración esta que evidencia, señor presidente, que usted tiene un sueño feliz, que como sueño al fin y al cabo es diferente a la realidad.

¿Fortalecer a la CPI?

Doctor Duque, ese organismo está integrado por 18 magistrados que residen en La Haya, paradisíaco lugar meca del turismo. Todos devengan altos salarios que incluyen pagos de casa, seguros médicos, jubilación, y disponen de 700 empleados. Todo ese aparataje lo que ha producido son 4 sentencias en 16 años de funcionamiento. Esto se puede resumir en la explicación que dio el gobierno de Vladimir Putin cuando formalmente se retiró de esa Corte: “Lamentablemente ese tribunal no ha justificado las esperanzas puestas en él y no se ha convertido en un órgano de justicia internacional independiente y de prestigio. Dice mucho que, en sus 14 años de trabajo, la CPI haya dictado solo 4 veredictos y gastado más de 1.000 millones de dólares”.

¿Qué cree usted, señor presidente, que puede hacer para “fortalecer” a esa CPI? ¿Acaso darle más dinero? ¿Aumentar la cuota que le paga Colombia para que siga medrando esa inmensa e inútil burocracia?

Las investigaciones

Pero además, señor presidente, no es a la Corte a la que corresponde hacer investigaciones, eso está asignado a su Fiscalía, la cual es absolutamente independiente por disposición del Estatuto de Roma en su artículo 42: “La Fiscalía actuará en forma independiente como órgano separado de la Corte”. Le quiero explicar, señor presidente, cómo funciona esa Fiscalía.

La Fiscalía de la Corte Penal Internacional

La CPI, durante su puesta en funcionamiento en el año 2002, ha tenido dos fiscales, el primero fue un abogado argentino de nombre Luis Moreno Ocampo, quien cerró, sin investigar nada, 22 denuncias que se le interpusieron sobre crímenes de lesa humanidad contra estudiantes, amas de casa, trabajadores y pueblo en general que reclamaban pacíficamente en uso de sus derechos constitucionales, y cuando se le pidió explicaciones dijo que los hechos de tales denuncias solo eran “peleas callejeras con la policía”.

Ese fiscal fue denunciado por dar información privilegiada a criminales internacionales objeto de procesos ante la Corte, también por manejar cuentas secretas en paraísos fiscales e incluso en una sentencia se le declaró responsable de permitir la manipulación de testigos en un juicio, nada de lo cual importó.

A pesar de todo eso, y en impunidad total, este fiscal Moreno Ocampo, en el año 2009 cumplió su delicioso período dorado de nueve años y le entregó a su hasta entonces vicefiscal, la abogada africana Fatou Bom Bensouda, quien fue propuesta para el cargo como titular por el gobernante de Gambia, el teniente coronel Yahya Jammeh, un sangriento y corrupto dictador que llegó al poder dando un golpe de Estado hasta que después de 22 años fue expulsado por una coalición militar (Cedeao) de países vecinos.

La hoy fiscal de la Corte Penal Internacional Fatou Bom Bensouda fue la mano derecha de ese militar ocupando cargos de alto nivel, entre ellos el Ministerio de Justicia y el Ministerio Público desde donde convalidaba las masivas violaciones a los derechos humanos de miles de ciudadanos en aquella orgía dictatorial sobre la cual organismos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch inútilmente han clamado y pedido sanciones.

La actuación de la CPI en la propia Colombia

No sabemos, señor presidente Duque, si usted se ha enterado de que por ante la Fiscalía de esa misma CPI cursa una investigación contra crímenes de grupos armados en Colombia y que dio lugar a que en junio de 2004 se iniciara un examen preliminar, y hasta ahora, 14 años después no hay resultados definitivos.

Maduro en la Corte Penal Internacional

Nicolás Maduro mantiene una cuidadosa política de penetración en la CPI, y valiéndose del artículo 87 del Estatuto de Roma nombró como su embajadora ante ella a Haifa el Aissami, integrante de una familia que participa de las peores andanzas de la dictadura venezolana como son Tarek y Feraz el Aissami, sus hermanos, solicitados por la justicia norteamericana por narcotráfico y lavado de dinero. Así esta señora con acceso ilimitado ante la fiscal y ante los jueces, tiene autoridad para coordinar con ellos los aportes económicos que el dictador venezolano prodiga a esa CPI, sin contar que también ella vota en la elección de esas autoridades. A esto se debe que todas las denuncias contra la dictadura están engavetadas o cerradas sin trámite alguno dejando en total impunidad el genocidio que se viene ejecutando contra el pueblo venezolano.

Finalmente

Muy estimado señor presidente Duque, como venezolano celebro su actitud valiente para con nuestro sufrido pueblo que es acogido en la amada Colombia con mucha generosidad, pero por el bien de todos le pido que despierte de ese sueño en el que seguramente a usted le surge desde el cielo de La Haya un poderoso brazo armado de una gran espada justiciera que clavará en el corazón de la dictadura que ensangrienta a Venezuela, y que entonces, al despertar, o bien siga el ejemplo de la coalición militar africana (Cedeao) que expulsó de Gambia al tirano Yahya Jammeh, o en su defecto presente su valiosa denuncia ante la Fiscalía Federal de Alemania que tiene un Código contra Delitos Internacionales que permite la persecución universal sin tantas trabas como esa fantasmal CPI.

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