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Chris Rock explora caminos desconocidos en la cuarta temporada de Fargo

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«Este es el mejor papel que he tenido», confesaba el actor Chris Rock al referirse a su personaje protagónico en la cuarta temporada de la serie Fargo.

El comentario lo hizo en una entrevista con The Hollywood Reporter en un momento en el que había mucha expectativa por el nuevo ciclo de una serie que nació de su homónimo cinematográfico de 1996 y que muchos pensaron que era un sacrilegio convertirla en una narrativa para la televisión. Pero al final se equivocaron.

La serie aborda una historia diferente en cada temporada, pero tiene tramas criminales y policiacas, en una mezcla de violencia y humor negro. En su nuevo formato, Fargo retomó el ambiente rural, un tono de humor irónico y los personajes anodinos, extraños o fuera de lo común, que quedaban atrapados en una intriga violenta que se iba desatando poco a poco.

Pronto se hizo una identidad propia y se alejó del fantasma de las comparaciones desarrollando tramas independientes y sorpresivas en cada temporada. Este nuevo ciclo no es la excepción.

En su momento, el crítico de cine Carlos Boyero, del diario El País de España dijo: «Es una serie tensa, con olor y sabor, tan bien escrita como dirigida, que integró sin impostación ni plagio barato las mejores virtudes de la película».

La cuarta etapa de la serie se enfoca en Loy Cannon, un mafioso afroamericano (Chris Rock), quien debe mantener su poderío en alza y a sus rivales a distancia.

Corre la década de los 50 y lo que se siente como una tensa tolerancia entre la gente de Cannon y una familia de mafiosos italianos, parece entrar en conflicto por un acontecimiento particularmente fuera de las típicas masacres o ajustes de cuentas que abundan en las producciones del género.

Rápidamente sale a relucir el trabajo de un Chris Rock irreconocible para los que han seguido su carrera en espacios de humor como Saturday Night Live o esas comedias de fácil digestión junto a Adam Sandler como Son como niños; o al comediante de Stand-Up que no tiene pelos en la lengua para hablar de política, su vida o el racismo, un tema que aparece también como parte de la serie.

«No se trata solo de su trabajo, también se trata de su vida hogareña, y lo que es ser negro en la década de 1950 y ser muy ambicioso (…) Solía hacer una broma sobre Barack Obama como el primer presidente negro. Ser el primer negro de algo es muy difícil, nadie lo disfruta realmente hasta que son, como el presidente negro número 37», explico de manera contundente en una entrevista.

Precisamente el actor da un paso adelante a su rango de humor. Es verosímil en su naturaleza gris y consigue conectar con el ambiente que se mueve entre lo sórdidamente simpático. Además tiene muy claro que más allá de la buena respuesta de la crítica en términos generales, meterse en la piel de Loy Cannon es una oportunidad de las que no siempre se repiten.

«Cuando uno obtiene cosas tan grandes como estas debe aprovecharlas al máximo. Los más ingenuos pueden decirte que siempre hay un mañana y siempre tendrás otra oportunidad. Pero las personas inteligentes siempre te recordarán: ‘Probablemente tengas tres oportunidades en cualquier cosa en la vida, y probablemente estarás ocupado durante las dos primeras oportunidades», recalcó el actor.

«Y cuando consigas el tercera, será mejor que estés jodidamente listo», destacó en esa misma entrevista. No sería raro que Chris Rock esté más atento a otros campos de acción para su talento, es difícil no pensar en la comedia cuando aparece, pero con Fargo logró poco a poco invisibilizar ese halo que lo hizo famoso.

Quizá este sea el punto de giro que en su momento lograron actores de comedia como Tom Hanks, el mismo Jim Carrey o la poderosa Olivia Colman, quien comenzó en la comedia en la televisión británica y ahora destaca por papeles en películas con un tono más complejo como La favorita o la serie The Crown. Rock demostró que tiene con qué para asumir más retos, como el que ya tiene en Spiral: Saw, un derivado de horror y suspenso, con el que queda claro que él quiere seguir nadando en aguas menos conocidas.

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