Michael J. Fox decidió sincerarse y hablar sobre cómo el Parkinson, enfermedad que padece desde 1991 y que reveló en 1998, afecta su vida. Recientemente, en una entrevista con The New York Times, el actor de 59 años de edad habló sobre su libro No Time Like the Future, en el que cuenta los problemas que le ocasiona su padecimiento.
El trastorno neurodegenerativo, además de generar dificultades en las habilidades motoras, puede causar problemas cognitivos graves. Fox señala en su libro que «no poder hablar de manera segura es un factor decisivo para un actor», lo que podría ser un problema para seguir con su carrera.
«Hay un tiempo para todo, y mi tiempo de dedicar una jornada laboral de doce horas y memorizar siete páginas de diálogo es mejor dejarlo atrás. Al menos por ahora… entro en un segundo retiro. Eso podría cambiar, porque todo cambia. Pero si esto es el final de mi carrera como actor, que así sea», dice el actor en su publicación.
Sobre si dejará de actuar para siempre, un portavoz confirmó en un comunicado a Fox News el sábado que Fox no está buscando trabajo activamente. Sin embargo, agregó que no descarta hacerlo nuevamente: «Si surge algo grandioso y funciona, lo consideraría».
En otra entrevista con la revista People el actor habló sobre sus dificultades con la actuación, pues –aseguró– su memoria a corto plazo está destruida, por lo que actuar se le ha vuelta difícil.
«Siempre tuve una gran habilidad para las frases y la memorización. Y tuve algunas situaciones extremas porque en el último par de trabajos que hice interpreté roles con muchas palabras. Tuve problemas en ambos», reconoció.
Además del Parkinson, el actor también habló sobre otro problema de salud que lo aquejó en los últimos años: un tumor no canceroso en la columna que crecía rápidamente y le causaba un dolor horrible en todo el cuerpo. «Iba camino a una parálisis si no me operaban inmediatamente», dijo Fox.
La operación fue exitosa y Fox tuvo que iniciar una dura recuperación, pues tuvo que aprender a caminar nuevamente. Durante el tiempo que tardó en recuperarse físicamente, comprendió que «el optimismo está arraigado en la gratitud». «Aceptar que esto ha sucedido y lo aceptas por lo que es. No significa que no puedas esforzarte por cambiar. No significa que tengas que aceptarlo como un castigo o una penitencia, simplemente ponlo en su lugar apropiado», aconsejó.
Por ahora, el actor, que que cumplirá 60 años el año próximo, se concentra en el tiempo con sus hijos y su esposa, Tracy Pollan, con quien se casó en 1988. Juntos tienen cuatro hijos: Sam, de 31 años, los gemelos Aquinnah y Schuyler, ambos de 25, y Esmé, de 19.
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