La semana pasada dos entes especializados publicaron sendos informes. Ambos son de esos textos enjundiosos que suelen ser crípticos, aburridos y de poco interés para el público en general. Pero estos dos son una excepción. No por su elegancia literaria, sino por sus conclusiones.
Uno alerta que “la seguridad nacional de Estados Unidos está ahora en mayor peligro que en ningún otro momento de las pasadas décadas”. El otro concluye que “los excesos especulativos en ciertos mercados financieros pueden estar alcanzando un nivel que amenaza la estabilidad económica mundial”. Ni más ni menos.
Estos no son reportes alarmistas fácilmente desdeñables. Las instituciones que los patrocinan y la credibilidad de sus autores hacen que sus conclusiones merezcan atención. El primero, titulado “Proveyendo una defensa común”, es el resultado del trabajo de más de un año de un panel de doce reconocidos expertos estadounidenses en seguridad nacional (seis nombrados por el Partido Republicano y seis por el Demócrata). Gracias a un poco común acuerdo bipartidista, estos expertos fueron designados por el Congreso de Estados Unidos para evaluar la situación militar del país y dar recomendaciones. El segundo texto fue presentado por el Fondo Monetario Internacional y se titula “Sonando la alarma sobre los prestamos apalancados”. Es difícil saber cuál de los dos títulos es más torpe e indescifrable, o el que más quita las ganas de leer el texto que encabeza. Pero ambos contienen datos, diagnósticos y mensajes dignos de ser tomados en cuenta.
Las investigaciones del FMI encontraron que los riesgos de inestabilidad financiera están aumentando debido a la fragilidad económica de los países emergentes, las fricciones producidas por los conflictos acerca del comercio internacional, una mayor incertidumbre sobre las políticas económicas que adoptarán los países y la tendencia al alza de las tasas de interés. El organismo también resalta el hecho de que el sistema bancario global es ahora más sólido y está mejor regulado que antes. Sin embargo, también nota que han aumentado los riesgos que irradian las empresas con altos niveles de endeudamiento. El Fondo Monetario ilustra la gravedad del problema notando que ha aparecido un gigantesco y creciente mercado mundial de estos préstamos a empresas sobreendeudadas, a las cuales grupos de bancos, actuando en concierto, le siguen prestando. Esto, además, está creando una peligrosa degradación de los estándares usados para conceder créditos. Solamente en Estados Unidos este tipo de préstamos ha alcanzado el doble del volumen que tenía justo antes de la crisis financiera de 2008. Según el FMI, este mercado no es solo gigante sino también poco transparente, lo cual dispara todo tipo de alarmas y trae malos recuerdos: “Habiendo aprendido hace una década la dolorosa lección de las inesperadas amenazas al sistema financiero, quienes formulan políticas no deben ignorar esta”.
A pesar de que el informe del FMI y el de los expertos en seguridad nacional de Estados Unidos tratan problemas muy diferentes, estos últimos también llaman la atención sobre los peligros de la complacencia en la toma de decisiones. Si el FMI está preocupado por la inacción de los líderes en el campo de las finanzas, los expertos militares lo están por la inadecuada preparación de Estados Unidos para su defensa nacional. Esto es muy sorprendente porque estamos hablando de un país que gasta 716.000 millones de dólares en sus fuerzas armadas; cuatro veces más de lo que gasta China y 10 veces más que Rusia. A pesar de esto, los autores sostienen que “Rivales y adversarios están desafiando a Estados Unidos en muchos frentes. Crecientemente, la capacidad del país para defender a sus aliados, sus socios y sus propios intereses vitales está en duda. Si la nación no actúa con rapidez para remediar estas circunstancias, las consecuencias van a ser graves y duraderas”.
El informe enfatiza que Estados Unidos lleva décadas dedicando su poderío militar a la guerra contra el terrorismo, descuidando así la preparación de sus fuerzas armadas para conflictos contra potencias como China o Rusia. “En un próximo conflicto, los militares estadounidenses pueden sufrir un nivel inaceptablemente alto de bajas y la pérdida de importantes activos. En particular, Estados Unidos corre el riesgo de ser derrotado si sus militares se ven obligados a luchar en dos o más frentes simultáneamente”.
El informe concluye identificando la mayor amenaza al poder militar de Estados Unidos: “La disfuncionalidad política y las malas decisiones tomadas por ambos partidos políticos han debilitado fuertemente la defensa del país.”
La dificultad que muestran los gobiernos para tomar decisiones difíciles es uno de los signos de estos tiempos. La negación o la evasión de los problemas en múltiples ámbitos –del cambio climático a la inmigración y de la pobreza a la desigualdad- son la norma y la inacción es un factor común. Esto no es sostenible. Las crisis no esperan.
Twitter @moisesnaim
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