Los venezolanos parecería que estamos destinados a tener que despedirnos este año 2020 de muchas cosas; debemos decirle “adiós” a tradiciones como las hallacas, los estrenos de Año Nuevo, a la Cena de Navidad, y de asuntos tan cotidianos como pintar la casa y el Niño Jesús para los más pequeños del hogar.
En otros tiempos el pago de los aguinaldos era sinónimo de Navidad… Con dinero en el bolsillo hasta el menos afortunado salía a comprar los ingredientes de las hallacas, el pan de jamón y el pernil navideño.
Comida, ropa, juguetes y las bebidas para brindar no faltaban en los hogares de Venezuela, tanto de aquel que vivía en su quinta como el obrero en su casita humilde y repleta de alegría. Sin embargo, todo eso cambió.
Luego de 21 años de socialismo, toda esta realidad fue superada por la realidad revolucionaria, es decir, los aguinaldos son un mal chiste, las tradiciones cosas del pasado y el hambre generalizada por todos los rincones de Venezuela.
Esta Navidad es la más difícil de los últimos 20 años, y ya esto es mucho decir.
A lo largo de este oscuro proceso, la calidad de vida de los venezolanos ha disminuido de forma alarmante, al punto de que cada vez más venezolanos se enferman por la desnutrición, más venezolanos huyen del país rumbo a otros destinos y más venezolanos se pierden en la melancolía.
El socialismo aniquiló la Navidad, así como destruyó todo en la nación, que una vez fue la más próspera de América Latina.
Lo cierto es que debemos decirle adiós a tantas cosas en esta Navidad. Y mientras millones de venezolanos tienen que apretarse el cinturón, en Miraflores se siguen comiendo los banquetes y hasta el “dulce de lechosa” que tradicionalmente adornaba la mesa de cualquier venezolano, ahora solo se dispone en aquellas donde se celebra como han aniquilado al país y siguen en el mismo sitio haciendo cada vez más daño.
Adiós Navidad, pareciera que ya no te veremos más, salvo que termine esta pesadilla y Maduro y su camarilla salgan del poder y el socialismo deje de ser el sistema que impere en la conducción del Estado venezolano.
Solo así volveremos a tener una buena Navidad.
Entonces, como sociedad nos quedan dos vías: quedarnos quietos y que la crisis producida por el socialismo nos termine de aniquilar como ha destruido todo a su paso, o nos armamos de valor y salimos a manifestar y hacerlo con la contundencia que necesitamos para lograr la liberación de Venezuela.
Esta Navidad será triste e incompleta. Y lo será porque muchos de nuestros seres queridos están fuera de Venezuela, porque ya las tradiciones se están perdiendo por culpa de la crisis económica, porque está pasando un año más y nosotros seguimos presos de un yugo socialista que parece querer eternizarse, haciéndonos cada día más daño como nación.
Si de algo valen los propósitos de Año Nuevo, hagamos uno colectivo: tener un nuevo gobierno antisocialista para 2021. ¡Qué así sea!
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