El cortoplacista es, según la RAE: el “que persigue resultados o efectos a corto plazo.” A nuestro entender es, simplemente, la persona o la entidad que toma una decisión que tiene efectos inmediatos en su entorno y que a la larga pueden traer resultados negativos o positivos.
Los estudios como los de Nelson P. Repenning y Rebecca M. Henderson, demuestran que las empresas, al tomar decisiones cortoplacistas, originan una sucesión de eventos que llevan al desastre organizacional al ver la disminución de su capacidad operacional. Es por esta razón que las empresas de éxito tienen un área de planificación estratégica del negocio, que no solo se encarga de tomar decisiones con consecuencias a largo plazo, sino que estudian todas las variables de sus posibles decisiones y en base a todas las variables establecen sus prioridades y sus decisiones. Las empresas que desarrollan este tipo de accionar tienden a tomar todas sus decisiones siguiendo un plan general para lograr su objetivo final. La planificación estratégica define a la empresa, su misión y su visión.
Las organizaciones grandes como Microsoft, Google y Amazon, no solo se planifican anualmente, sino que tienen un proceso de desarrollo de objetivos que pueden trazar una estrategia para 20, 30 o 50 años.
Esa visión planificadora no solo sirve para las empresas, sino que los Estados también se gestionan de esta forma (o por lo menos los Estados exitosos). El plan de gobierno que deben entregar en cada una de sus campañas es, en principio, una suma de objetivos a mediano, o largo, plazo que tienden a tener una planificación soportada por los políticos.
Ahora, esta planificación también puede servirnos como individuos; cada persona puede desarrollar una planificación personal para la consecución de sus objetivos, pero ¿cómo comenzamos a planificarnos?
Lo primero que debemos entender es que la vida de una persona es completamente distinta a la de una empresa. No podemos planificarnos a 30 o 40 años porque, simplemente, es inviable saber con exactitud qué puede ocurrir en los años venideros; existen situaciones externas que no controlamos. También debemos entender que la planificación puede sufrir cambios aunque tu objetivo siempre sea el mismo.
Para hacer una planificación personal exitosa debemos:
- Establecer un objetivo real y alcanzable que pueda lograrse con herramientas que puedas controlar. No existen metas imposibles, pero sí es verdad que hay una realidad que no podemos dejar a un lado. Lo digo para evitar frustraciones, pero si crees que lo puedes lograr, y trabajas incansablemente para lograrlo, seguro lo lograrás.
- Siempre piensa en positivo. El cerebro es algo maravilloso, cuando estás pensando en positivo las cosas van ocurriendo por sí solas porque el cerebro ve con buenos ojos lo que ocurre a tu alrededor. No es casualidad que cuando quieres formar una familia, veas familias en todos lados, o si quieres una buena relación, veas a tantas parejas en tu andar.
- Trabaja duro por ese sueño o meta. No es coherente querer algo y no trabajar por ello ya que las cosas no llegan solas, lamentablemente. Hay que trabajar mucho, dedicarle tiempo y buscar la forma de dedicarle cada vez más tiempo.
- Quítate las barreras de lo imposible. En el punto 1 contaba que hay una realidad que no puedes ocultar, pero siempre hay formas de darle una vuelta y lograr lo que te propones de otra forma; si tu sueño es poder volar, no tienes que buscar tener alas, sino encontrar la forma de cumplir esa visión desde otra perspectiva, como lo puede ser el parapente, también buscando clases de vuelo o hasta viajar en globo. Siempre hay formas de lograr tu sueño, solo defínelo y trabaja por ello.
- Si quieres algo, velo con fuerza. Elabora un block de notas y pon las fotos de lo que quieres, siente que puedes lograrlo y ponte en la situación de que así lo has hecho. De esta forma, tu cerebro se pone a trabajar.
- Es importante tener un espacio de tranquilidad, de reencuentro contigo mismo. La vida puede ser muy estresante, hay que conseguir un lugar de paz para reconducir tus energías.
- Iniciar con metas pequeñas hasta lograr las grandes. Paso a paso. Si tu objetivo es graduarte de la universidad, no puedes entrar y obtener el título inmediatamente; son pequeñas batallas diarias las que te llevan a ganar la guerra. Cada examen cuenta, cada punto te acerca a tu objetivo.
- Piensa muy bien lo que quieres. A veces no sabemos realmente lo que deseamos, y es por esto que debemos crearnos un objetivo cuando logramos internalizar y descubrir qué es eso realmente que queremos.
- Los tiempos son importantes. Como te decía al inicio, no somos una empresa, somos seres humanos y, como tales, cambiamos de prioridades dependiendo de nuestra edad y situación. Debemos ir cumpliendo metas de 5 en 5 años; no nos planifiquemos a más tiempo. Podemos tener un objetivo a largo plazo que no integramos en la planificación como tal, sino que construimos un proyecto de cinco años que será una de las bases para lograr el objetivo principal, que estará a nuestro alcance en 20 años. Por ejemplo: si tu objetivo es ser rector de una universidad y tienes apenas 20 años, primero tienes que planificar culminar tu carrera universitaria; luego, cuando estés terminando tus estudios, buscas cuál maestría harás y después cuál doctorado. Seguido, solicitas el cargo de profesor temporal para luego ir por la titularidad, y así, hasta lograr tu objetivo.
- Nunca dejes de creer en ti. Cree en ti. Si tú tienes esa meta es porque tú crees que puedes conseguirla; es como la fe que tenemos en Dios. Ten fe en tus objetivos, cree en ti, trabaja enfocado y nunca dejes de soñar.
Estos son algunos pasos para empezar con esa planificación propia. Mi consejo es el siguiente: La vida es solo una, debemos vivirla plenamente. No podemos dejarnos invadir por los miedos, por lo que los demás nos digan o piensen. Si tienes un sueño lucha por él; si crees que puedes, puedes. Si trabajas por ello, lo lograrás.
Nunca dejes de creer, nunca dejes de soñar, nunca dejes de trabajar y, poco a poco, todo irá llegando.
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