Paciencia. Si algo aprendió el director Diego Velasco durante la grabación de la serie Distanciamiento social, que se estrenó en Netflix el 15 de octubre, es a ser paciente. La idea de Hilary Weisman Graham, la creadora, era contar, en tiempo real y a través de historias cortas, cómo los estadounidenses estaban viviendo la pandemia durante los primeros meses de encierro. Pero hacerla en medio del confinamiento suponía uno de los mayores retos que profesionalmente ha asumido el realizador de La hora cero, que también fungió de coproductor ejecutivo.
Vive en Los Ángeles desde el año 2002. Se mudó a Estados Unidos luego de haber dirigido Planeta de 6, que transmitió Televen y en la que participaron Ana María Simón, César Manzano, Héctor Palma y Andreína Blanco, entre otros. Una serie sobre el final de la adolescencia y los lazos de amistad que se tejen con el tiempo. «Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Pero el canal la canceló porque perdió dinero. Tenía dos opciones: o me dedicaba a las telenovelas o me buscaba una visa para un sueño», recuerda Velasco, que para ese entonces tenía 30 años de edad.
Y no fue nada fácil: de dirigir un equipo de 80 personas pasó a recoger cables en Estados Unidos. Planeta de 6 fue importante profesionalmente, pero no así desde el punto de vista económico. Perdió dinero con el control de cambio que impuso el gobierno de Hugo Chávez, así que no pudo ser selectivo con los primeros trabajos que consiguió. Hoy, sin embargo, reconoce que fue una lección de humildad que necesitaba y que le permitió, sobre todo, tener una perspectiva de lo que podía hacer y lograr. «Yo me empecé a validar realmente en ese momento. Ninguna de las personas con las que trabajaba conocía mi pasado. Fui recogecables, camarógrafo, director de fotografía, asistente en reality shows. Pero lo que yo quería era dirigir, hacer una película. Y fue mi esposa quien me empujó a tomar la decisión».
En noviembre de 2010 Diego Velasco estrenó en Venezuela su ópera prima, La hora cero, una película basada en una huelga médica que ocurrió en Venezuela en 1996. El director caraqueño escribió el guion con su esposa, Carolina Paiz. Protagonizada por Zapata 666, contó la historia de la Parca (Zapata 666), un temible sicario que se ve obligado a secuestrar una clínica privada para salvar al amor de su vida, Ladydi (Amanda Key). No tardan en llegar los policías y con ellos un circo mediático, quienes convierten al personaje en un héroe nacional. La película, financiada por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, contó con las actuaciones de Albi De Abreu, Marisa Román, Laureano Olivares, Erich Wildpret, Ana María Simón y Beatriz Vásquez, entre otros.
Premiada por la audiencia en el Festival de Cine Latino de Los Ángeles, por La hora cero Diego Velasco fue considerado como una promesa del cine latino según la revista especializada Variety. A partir de ese momento su nombre comenzó a escucharse en los círculos cinematográficos de la región y cuando regresó a Estados Unidos, luego de filmar su ópera prima, el panorama era muy diferente al de 2002.
«Yo quería seguir haciendo cine, tenía un agencia de representación. Pero no fue fácil levantar proyectos cinematográficos, así que me dediqué a trabajar en televisión. En el camino conocí a Jenji Leslie Kohan, creadora de Orange is the New Black, quien me invitó a dirigir un capítulo de la serie», señala Velasco.
Y fue a partir de esa relación que llegó a Distanciamiento social. Con Hilary Weisman Graham y Jenji Leslie Kohan comenzó a debatir sobre qué historias presentar y cómo contarlas en un mundo en el que la gente estaba llena de incertidumbre, de temores. No había y sigue sin haber certezas. La intención fue narrar lo que estaba sucediendo valiéndose de la tecnología que, en estos meses, ha acercado a la gente.
Comenzaron todos los responsables del proyecto a trabajar de manera remota. «A mí la idea me gustó mucho desde el principio por el reto que implicaba. Teníamos que contar una historia. No podíamos ir a supervisar a los actores, todo lo hacíamos viéndonos a través de la pantalla de una computadora. Siento que lo que hicimos es memoria histórica, capturamos un momento en el que todo el planeta pasaba por lo mismo. Y es lo que quisimos reflejar. Teníamos que reinventarnos y para mí, viniendo de Venezuela, donde trabajamos con las uñas y estamos acostumbrados a improvisar, la adaptación fue mucho mejor que la del resto del grupo».
Hubo mucho estrés, reconoce Velasco. Pero también, dice, aprendieron a ser más compasivos unos con otros durante el proceso de trabajo. ¿El temor? «Mi miedo era que lo que se veía en pantalla no se sintiera real, resultara falso». Fue así como se diseñó una logística para educar a los intérpretes, muchos de ellos sin ninguna experiencia, a fungir de productores, escenógrafos, utileros, directores, maquilladores, técnicos. Todo a través de Zoom. «Los actores tuvieron muchísima responsabilidad. Al principio fue muy duro. Convirtieron sus casas en un set. Y todos estaban en diversos puntos de Estados Unidos, de este a oeste. También tuvimos que adecuarnos todos en función de los horarios».
Lo más difícil de todo el proceso fue saber que el actor necesitaba ayuda y no estar allí para apoyarlo, cuenta el director. «Fue un ejercicio de paciencia, de aprender a ser paciente. Todos contaban con apoyo a la distancia. Era necesario hacerlos sentir que lo hacían muy bien, que estábamos con ellos. Aprendí a no dejarme llevar por mis emociones, a reflejar un espíritu positivo en condiciones de trabajo tan adversas».
Distanciamiento social cuenta en 8 episodios, de aproximadamente 20 minutos cada uno, cómo la pandemia del covid-19 y el encierro afectó la vida de la gente y las relaciones personales, familiares, de pareja, específicamente durante los primeros cuatro meses de confinamiento. «Los escritores se alimentaban de lo que escuchaban en la radio, en podcasts, de lo que leían en la prensa, de lo que veían en la televisión. Y a partir de allí fueron saliendo las historias. Todas muy reales entre el drama y la comedia. Las evaluábamos en reuniones permanentes por Zoom».
Netflix se encargó de proveer toda la tecnología, desde audífonos especiales hasta iPad específicos para la corrección del color. Todo el equipo trabajó de abril a julio, de lunes a viernes, entre 8 y 10 horas diarias. «Fue un proceso largo porque todo llevaba mucho tiempo».
Diego Velasco dirigió el segundo episodio de la serie, «Una celebración del ciclo de vida», la historia de una familia latina que, de manera virtual, se reúne para el funeral del patriarca. Un momento de tristeza, de recuerdos, pero también de revelaciones. «En realidad iba a dirigir el piloto, pero no estaba listo. Y la verdad me identifiqué mucho con este capítulo. Le metí mi tumbao, sugerí lo de Celia Cruz. Y quise que los actores improvisaran mucho en español».
El caraqueño, que creció bilingüe, se propuso ser muy fiel a su cultura latina. «Ya basta de la historia de los narcos, del estereotipo latino que ha vendido Estados Unidos por años. Hasta que los realizadores no estemos en posición de contar nuevas historias relacionadas con lo latino, siempre será una buena oportunidad mirar hacia adentro. Y este reto me encantó».
La serie ha sido valorada de manera positiva por los espectadores, pero alguna crítica ha dicho que todavía es muy temprano para retratar la pandemia, para decir cómo ha afectado a las personas porque es una tragedia que aún sigue golpeando a la humanidad. «Yo siento que vivimos cambios tan rápido que estamos sufriendo de memoria a corto plazo. Y no me di cuenta hasta que vi el show terminado y comencé a recordar todo lo que se suspendió, la manera en la que se paralizó el mundo. Ha pasado mucho y creo que hay mucho que se nos ha olvidado», afirma Velasco.
Como espectador siente que, al ser diferente cada historia, si alguien no se identifica con la serie completa, sí puede hacerlo con algún capítulo en particular. «En ese microcosmos hay un reflejo de subgrupos con problemas distintos. Y no generalizo. Lo que contamos no es lo que está viviendo todo el mundo, pero sí es lo que le está pasando a mucha gente».
Si bien la pandemia le dio mucho trabajo a Velasco, también atrasó otros proyectos. Este año comenzaría a filmar en Cali, Colombia, The Whistler, una cinta basada en la leyenda de El Silbón. «Me tocaba cerrar algunas cosas que hasta ahora continúan. Los inversionistas quieren hacer la película, pero esperan a que se encuentre la vacuna contra el covid-19 porque no quieren arriesgarse. Ya estábamos en proceso de casting. Espero terminarla».
Cree que la industria del entretenimiento definitivamente cambiará debido a la pandemia, sobre todo en relación con la seguridad de las personas. «Se tomará más en cuenta a la gente, que evitará grabar durante 18 horas seguidas para compartir más con su familia, porque hay personas a las que esta pandemia les hizo reencontrarse con los suyos. Se va a apreciar más el tiempo de todos. Creo que, en definitiva, vamos a tener un poco más de respeto por la condición humana de los trabajadores».
Sin vacilar, asegura que el streaming llegó para quedarse: «La televisión por cable, la televisión abierta ya es de la era de los dinosaurios». Pronostica que la televisión abierta tendrá que enfocarse más en la cobertura local, porque el contenido global quedará para las plataformas de contenido online. Considera que la experiencia cinematográfica deberá cambiar, dependiendo de la película. «La seducción por la imagen grande ya caducó», afirma.
Para Diego Velasco la pandemia ha sido un período que le ha permitido crecer profesionalmente. «Me he sorprendido de mí mismo, de la capacidad de aprender de todo un equipo. Nadie es experto. Todos tenemos que escuchar mucho para lograr lo que nos hemos propuesto. Y definitivamente me he alejado del síndrome del impostor». Y, personalmente, a partir de Distanciamiento social quiere contar historias con las que la gente se identifique, aportar al mundo. «Para mí no es otra cosa que reflejar que todos estamos en lo mismo. Que tenemos más en común de lo que pensamos. Contar historias diversas porque existe una realidad fuera de nuestra burbuja».
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