La denominada chapuza del 30 de abril constituyó un fiasco que reveló una negociación secreta con la corporación criminal, gracias a Dios fallida por el fracaso rotundo que llevaba en sus entrañas al pretender formar gobierno de emergencia con consumados delincuentes responsables de la aniquilación de una nación. Resulta un despropósito aliarse con representantes de las mafias que violaron sin pudor los derechos humanos de libertarios apresados y torturados por elevar su voz en protestas pacificas y democráticas. La chapuza en nada correspondía con las justas aspiraciones y deseos de millones de ciudadanos que libran valiente lucha desde hace 21 años.
Resulta indignante que voceros de primer nivel del interinato sigan insistiendo en la formación de un gobierno conjunto con miembros de la corporación criminal. Esa pretensión, de antemano deslegitimada, está condenada al fracaso por contrariar principios y valores esenciales del clamor colectivo.
Somos instrumentos de la guerra grande contra Occidente utilizados como armas contra los países aliados, siendo el caso de los millones de migrantes que se vieron obligados de abandonar nuestro país.
Se delineó y está en ejecución una ruta de resolución política que toma en cuenta la máxima presión a través de sanciones y el régimen forajido se ha venido, de algún modo, adaptando. Esto demanda una nueva fase resolutiva basada en la construcción de una verdadera amenaza creíble que comporte el plano militar y otros planos. A nuestro aliado principal no le ha funcionado el vehículo interno escogido, que ha terminado en una alianza con la usurpación, sucumbiendo ante su manejo del arte del engaño, la extorsión y la amenaza, convirtiéndolo en un aliado con rostro opositor.
El persistente cuadro atroz de la destrucción de la familia y de su patrimonio agotó al liderazgo anterior y conduce al liderazgo que muestra coherencia y coraje a impulsar y comprometerse, en esta nueva etapa de lucha, con una fórmula política interna legitimada por la claridad de sus objetivos.
Nuestro aliado principal externo ha mostrado en el camino algunas incoherencias pero hay que reconocerle que no desviado la claridad de sus objetivos. En esta nueva etapa de lucha es evidente la sustitución del vehículo interno que ha resultado lamentablemente fallido. El liderazgo con coraje construye certezas y cuida la esperanza ciudadana dentro de una crítica situación de complejidad y de dolor causada por el continuo empeño castro-chavista de quebrar el alma humana mediante la desmoralización.
El antídoto es una meridiana remolarización afincada y afirmada en los principios y valores que nos identifica como nación en lo que nos une, en el sentido patrio de nuestras raíces comunes. Nacimos para la libertad. Nuestra fuerza reposa en la legitimidad que nos da el derecho a vivir en libertad y hacer lo que hay que hacer.
No estamos luchando contra fuerzas humanas sino contra las fuerzas espirituales y sobrehumanas del mal que dominan y gobiernan este mundo de tinieblas.
Nos revestimos con la armadura de Dios y de la verdad para apagar las flechas incendiarias del enemigo malo.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
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