Desde su casa en el noreste de Escocia, coronada con una bandera mexicana, David Milne mira al Trump International Golf Links sin entender que se haya autorizado al presidente de Estados Unidos a construir un segundo campo de golf a pocos kilómetros de este.
Milne se opuso al proyecto en la localidad costera de Balmedie desde que el magnate estadounidense lo lanzó en 2006, pero ahora las autoridades locales han dado luz verde a una segunda construcción.
«No hay justificación para este campo de golf», dice a la AFP. «El primero está perdiendo dinero. Nunca ha tenido ganancias desde que abrió. Sólo ha hecho daño a esta zona«, afirma.
Muchos turistas y aficionados a la ornitología solían visitar sus senderos litorales, pero ahora es casi imposible atravesar las dunas de esta playa azotada por el viento, ya que el camino está cortado por vallas de alambre.
«¿Por qué quiere construir un segundo y destruir más paisaje?», se pregunta.
«Fiasco»
Trump International Golf Links es uno de los tres complejos que el multimillonario convertido en político tiene en Europa.
Uno está en Irlanda, los otros dos –Turnberry y Trump International– en Escocia, país natal de su madre, Mary.
Trump compró el terreno al norte de la ciudad de Aberdeen en 2006 y, con su característico estilo, se comprometió a construir «el mejor campo de golf del mundo». El complejo abrió en 2012.
Prometió crear 6.000 puestos de trabajo e invertir 1.000 millones de libras, 1.300 millones de dólares, 1.100 millones de euros.
Pero, según los últimos datos, los dos clubs escoceses registraron pérdidas de 1,25 millones en 2017 y de 1,07 millones de libras en 2018, año en que emplearon a unos 650 trabajadores, entre temporales y fijos.
Milne asegura que Trump le ofreció 260.000 dólares, joyas y una membresía al club de golf, a cambio de su casa, cuyo terreno linda con el campo. Pero rechazó la oferta.
Como represalia, el club construyó una valla frente a su casa, afirma, por la que Trump le envió una factura de 3.500 dólares.
De ahí la bandera mexicana que corona su casa, «izada cuando oí a Trump hablar del muro en la frontera y que iba a cobrar a los mexicanos por ello».
«Eso es lo que intentó hacer aquí», dice Milne.
Contactada por la AFP, la empresa que dirige el complejo no hizo comentarios.
Sobre una duna donde ya ha comenzado la construcción del nuevo recorrido, el concejal Paul Johnston también denuncia este segundo proyecto por razones ecológicas.
«El primero aún debe demostrar su valor», afirma, asegurando que «mucha gente probablemente se siente engañada por este fiasco».
Si pierde Trump, gana México
Pero el golf también tiene sus fervientes defensores.
Stewart Spence, propietario del Hotel Marcliffe de 5 estrellas en Aberdeen, a media hora del complejo, dice que su construcción ha tenido un efecto positivo.
«El negocio que ha traído a la zona es enorme», se entusiasma este hombre de 70 años de edad, que enumera los «beneficios» económicos para restaurantes, hoteles y taxistas.
«La gente viene y se queda dos o tres noches. Comen una noche en mi hotel y las otras salen a probar restaurantes», afirma.
Trump había viajado a Escocia antes de su elección en 2016. En el aeropuerto de Glasgow lo recibió un grupo de mariachis satíricos, los «Juan Direction», con una carretilla llena de ladrillos para protestar contra el muro en México.
Ahora que el magnate busca un segundo mandato en la Casa Blanca, Milne dice que entiende a sus oponentes políticos a 6.000 kilómetros de aquí.
Aunque los amigos que hizo al negarse a ceder su tierra han prometido proporcionarle un suministro de por vida de banderas mexicanas, el escocés espera poder bajar la bandera pronto.
«Dije que la bandera ondearía mientras Trump sea presidente. Si pierde las elecciones, la bajaré», afirma, asegurando que «ya no sería necesario» porque entonces el pueblo mexicano habría «ganado»
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