La Operación Gedeón contaba para sus planes con hasta dos comandos de mercenarios israelíes para respaldar el intento de derrocar a Nicolás Maduro, según revela una sentencia judicial.
La sentencia 89 de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia fechada el pasado 22 de octubre solicita a Colombia la entrega a Venezuela de tres militares y dos civiles. Entre ellos están Iván Antonio Simonovis Aranguren, Juven y Juvenal Sequea. El grupo está señalado como participantes en la Operación Gedeón, lanzada el pasado 3 de mayo en Macuto (La Guaira) con el financiamiento de organizaciones «de extrema derecha nacionales e internacionales».
La sentencia subraya que la operación fue planeada desde Colombia con la asesoría de los Servicios Especiales de Estados Unidos. Contó, además, con la participación activa de militares desertores venezolanos que se encuentran en territorio colombiano y estadounidense. Entre ellos los mayores de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Los planes se llevarían a cabo mediante dos líneas de acción, la primera, militar, dirigida y planificada por el capitán Antonio José Sequea Torres. Incluía ataques a unidades militares como elemento de distracción «a fin que los conlleven al desgaste para materializar una operación principal militar».
La segunda línea de acción era una operación con la Administración para el Control de Drogas estadounidense (DEA) articulada por el mayor Juvenal Sequea Torres. Esta buscaría la entrada en territorio venezolano de mercenarios para llevar a cabo el secuestro y traslado de Maduro y de Diosdado Cabello.
«En el grupo de mercenarios participarían dos pelotones de comandos israelíes, quienes se encuentran en el mar Caribe a bordo de la IV Flota de Estados Unidos. Está bajo la dirección del almirante Craig Faller justificando la Operación de acuerdo a las acusaciones infundadas en contra del Estado Venezolano como Narco Estado», señala la sentencia.
Los apresados
Precisamente el miércoles 1 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el envío al Mar Caribe de una fuerza naval militar. A esta la describió como «una operación mejorada de lucha contra el narcotráfico». Ese anuncio llegó un mes antes del desembarco en Macuto de una primera avanzada de la Operación Gedeón, compuesta por exmilitares venezolanos y estadounidenses.
Sin embargo, la Fuerza de Acciones Especiales del Ejército venezolano repelió dicha incursión marítima en Macuto donde pretendían desembarcar once sujetos. Seis de ellos fueron abatidos. Apresaron a los otros tres cuando intentaban ocultarse.
Al día siguiente, capturaron en Chuao (Ara) diez sujetos más, entre ellos Airan Berry y Luke Alexander Denman, exmilitares estadounidenses contratados por la empresa Silvercorp. La empresa reveló un contrato firmado con el líder opositor Juan Guaidó para controlar el territorio venezolano e instalar a Guaidó como presidente.
Los acusados «forman parte de un grupo de delincuencia organizada que se asociaron con la finalidad de realizar actos terroristas. Atentan contra el orden democrático de la Nación, así como para la promoción de acciones tendentes a lograr la desestabilización y destrucción del país», según la sentencia.
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