Escuela y Universidad en Casa: una forma de borrar a la educación como fuente de discernimiento y expresión

La última frontera para la expansión del modelo de copamiento del régimen lo constituye haberse aprovechado de la pandemia para improvisar en materia educativa. La salud y la educación son tareas pendientes para esta hegemonía que decidió abandonarnos en esta suerte de laguna estigia, que nos conduce hacia esta situación innominada. El régimen logró socavar la escuela, borrar a la educación y sustituirla por una idea panfletaria de pensamiento arcaizante y primitivo, casi único, que demuela la libertad ciudadana. Al socavar la lengua se dificulta la creación de mensajes divergentes, haciendo creíbles y tolerables o mejor, evidentes y deseados los mensajes que desde el poder se convierten en un estabilizador con firmeza.

Un punto para el logro de esta firmeza es abordar el aparato educativo, el cual se encontraba ya sufriendo años de abandono, proscripción de las posturas sindicales, empobrecimiento de los docentes, destrucción salarial y abordaje de misioneros y egresados de dudosos planes de menos de 200 horas académicas para el dictado de las asignaturas. Se busca establecer una urdimbre compleja que permita borrar la verdad, demolerla y sustituirla por formas arcaicas y panfletarias en el discurso, y desde ese logro destruir los paradigmas de la verdad y sustituirla por formas propagandísticas. Este relato del naufragio de la escuela y de la educación es una suerte de socavamiento de la creación de ideas divergentes para promover un pensamiento único y estable, macilento y torpe.

Frente a esta situación de simplificación de las formas lingüísticas en la dinámica urbana, se han empobrecido las formas de lectura y escritura, quedándonos como sociedad con la lengua que aprendemos naturalmente entre familiares y amigos, para vehicular afectos y cotidianidades inmediatas, así esto que he llamado naufragio de la escuela pasa por el naufragio del lenguaje  que impide realizar un ejercicio ciudadano que exija más allá del griterío y las consignas. Nuestra escuela y la educación han sido demolidas, no funcionan en la transmisión de ideas claras, no se comprende lo que se lee, y se escribe sin coherencia, dando paso a la coprolalia y al manejo de un metalenguaje pleno de improperios, este lenguaje arcaico y pobreza educativa sirven la mesa para los líderes carismáticos que se conectan con emociones viscerales. No importa lo absurdo de los planteamientos, quienes se identifican en esa masa no poseen la capacidad cognitiva para desmontar la mentira y elaborar un discurso ciudadano, la racionalidad está en quiebra, la adhesión acrítica abona el terreno para el fanatismo y todo tipo de atrocidades ya que se rompe el contrato social, la confianza en la sociedad se escinde, se llega al caos.

Gran desastre produce tomar la escuela, para ello no hay que mover tanques, arrestar ni voltear las mesas, sencillamente abandonar presupuestariamente a la educación, destruir la calidad de vida de los educadores, someterlos a salarios de hambre, destruir sus ascensos y escalas académicas luego de imponer un temerario asalto  a la moneda, en la muerte del Bolívar se inoculo la metástasis del salario de docentes y su éxodo y sustitución por aventureros.

Ahora nos enfrentamos a la amenaza no solo del régimen, para anular a la escuela entendida en su rol de generadora de ciudadanía crítica, sino también enfrentamos el obstáculo de una pandemia que pone al género humano contra las cuerdas y que afecta a la ya inexistente República Bolivariana de Venezuela, pero su manejo con fines de desmantelar a la educación son aprovechados por una hegemonía que no cesa de usar a su favor las entropías propias de este drama universal, así surge Escuela y Universidad en Casa, un plan rimbombante e inútil, ya que cabe preguntar cómo se enfocan los esfuerzos de la educación en una capa docente hambrienta, miserable y menguada. En Venezuela un docente de educación media y diversificada percibe dos dólares al mes, en un país en el cual alimentarse requiere 250 dólares, es decir, el salario mensual de un licenciado en educación a dedicación exclusiva en un bachillerato, cubre 0,8% de la dieta básica. He allí el primer gran obstáculo, esa máxima de Séneca “Todo lo vence el hombre menos el hambre”, se torna en un axioma incontrovertible para demostrar la imposibilidad de educar a distancia, las hogares de nuestros docentes son también balsas de rescate en medio de este desastre humanitario embridado por el chavismo.

La hegemonía chavista destruyó la capacidad de dotar de servicios públicos, no hay electricidad en 80% del país, las fallas superan las seis horas y cada vez más los apagones se extienden por las ciudades, con el salario miserable de un docente el acceso a la tecnología es obviamente una imposibilidad, contar con Internet domiciliada es una condición casi imposible de satisfacer por los docentes aun suponiendo que tengan acceso a Internet, la velocidad de conexión de Venezuela (de acuerdo a estudios publicados por speedtest.net) en una muestra de 190 países, ocupa el lugar número 138, con lo cual el otro obstáculo para el desarrollo de este plan está vetado. Silencio guardan al respecto el Ministerio de Educación y su ministro ex sindicalista, personificando la negación de Bello, de Fermín Toro y de Rodríguez. Las improvisaciones transmitidas a través de los canales supuestamente educativos son bochornosas y por respeto ciudadano no valen la pena ser referidas en este artículo.

La mengua llega a las universidades, los que aún nos mantenemos activos podemos dar fe del grado de deterioro de las infraestructuras, lo irrelevante de los presupuestos asignados que nos someten a la parálisis y obviamente los bajísimos salarios. Un docente titular, máximo escalafón en la Ley de Universidades, percibe un salario de 4,42 dólares. A continuación se presenta la tabla salarial, a los fines de que se tenga una referencia del grado de miseria inoculado a los docentes universitarios, con el fin de evitar la creación de reflexión libertaria y la construcción de un contra discurso para evitar y defenestrar la mentira y la posverdad.

La autonomía universitaria es un enemigo duro de roer por las fauces del Estado chavista, pero ha conseguido debilitarla por la vía del empobrecimiento, abandono, persecución y una política sistemática de expolio y abandono de todos los campus universitarios; han llegado hasta el exceso de tomar sedes, incendiar bibliotecas y destruir trazas investigativas, como lo perpetrado contra la Universidad de Oriente, atentar contra las fachadas de la Universidad de los Andes y perseguir a los dirigentes estudiantiles, en medio de las elecciones para sus miembros de gobierno y cogobierno en la Universidad de Carabobo. Pero la vía más efectiva fue empobrecer al docente, dato que comparto en esta tabla del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

CALCULADO AL DÓLAR BCV 437.770,22.

Con este salario un docente debe financiar una conexión a Internet, además de contar con un dispositivo inteligente o computador personal, muchos no tenemos (o nunca funciona) la red de Internet casera, por lo que recurrimos a la telefonía celular en datos, cuyo valor  través de la plataforma gratuita de Zoom, la cual garantiza cuarenta minutos de conexión para el dictado de clases, equivale a un monto de 40 dólares mensuales, es decir, 10 veces el monto del salario de un docente con el mayor escalafón. Resulta imposible dictar clases a distancia bajo modalidades caprichosas, inviables e improvisadas como Universidad en Casa, misma que supone una burla, ya que resulta imposible de ser cubierta por el docente, quien en el caso descrito debe pagar por ejercer su profesión.

Los estudiantes están inmersos en una condición de pobreza que abarca 97% de la población, de acuerdo con datos de las Encuestas de Condiciones de Vida (Encovi). Nuestros estudiantes no tienen acceso a una dieta superior a los 18 gramos de proteínas y a las 2.000 kilocalorías diarias, con hambre es imposible estudiar porque los afecta cognitivamente de forma importante. Sin servicio eléctrico constante en los 23 estados del país, que incluyen fluctuaciones de voltaje, fallas de conexión por falta del servicio eléctrico y una innominada situación que hace imposible que la educación sea una fábrica de discernimiento y expresión, negando a la escuela y la universidad, como modelo de participación ciudadana y abonando el terreno para la propaganda, la neolengua y la simplificación.

Sencillamente es imposible educar a distancia en un país demolido, social, económica y moralmente como lo es Venezuela, cumplir requerimientos y simular en este ejercicio de farsa sin denuncia es un acto de irresponsabilidad docente, ciudadana y humana. El chavismo desprecia a la educación, pues desprecia a la libertad, la reflexión y el contra discurso, abogando por la preeminencia de los antivalores y la fatal arrogancia del socialismo.

“El segundo objetivo de la educación es formar mentes que puedan ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son los lemas, opiniones colectivas, las tendencias ya hechas de pensamiento. Tenemos que ser capaces de oponernos de forma individual, para criticar, para distinguir entre lo que está bien y lo de lo que no”.

Jean Piaget.