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Las atrocidades impunes de las FARC

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FARC Detuvieron

Foto: Archivo

Una de las razones por las cuales el pueblo colombiano rechazó en referéndum popular la consulta sobre el proyecto de acuerdo de paz con la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que inexplicablemente fue suscrito posteriormente con bombos y platillos por el presidente Santos, y aplaudido hasta por el papa Francisco, fue justamente que los autores de crímenes atroces se iban a quedar sin castigo. El pueblo colombiano, sabio como todos los pueblos, así lo entendió y rechazó mayoritariamente el acuerdo.

Y es que las FARC y sus miembros cometieron a través de los años una serie de delitos verdaderamente abominables y es la fecha que todavía siguen sin castigo. Asesinatos, reclutamiento de niños, secuestros, violaciones múltiples de menores y adultos, trabajos forzados siguen en la impunidad.

Recientemente en la red social de Facebook fue publicada por la senadora colombiana Paloma Valencia del partido Centro Democrático, una entrevista a dos víctimas: Cecilia López y Lorena Murcia. En la entrevista, estas valientes colombianas, sobrevivientes de la violencia generada por las FARC, narran en forma descarnada las atrocidades a las que fueron sometidas. Lorena Murcia fue objeto de abusos sexuales desde los 10 años. Fue reclutada a esa edad por uno de los frentes de las FARC de la región del Caquetá y durante su cautiverio le tocó presenciar escenas de horror, entre ellas la ejecución de dos niños de su edad, reclutados también por las FARC, quienes al no cesar de llorar preguntando por sus madres, fueron ejecutados con sendos disparos en la cabeza y enterrados en una fosa común. Por su parte, Cecilia López, víctima de secuestro, también le tocó vivir escenas parecidas, el asesinato tanto de su esposo y de su hijo y otras tantas, que no se pueden narrar en este artículo, pero que contadas por ellas mismas en el link https://www.facebook.com/palomavalencial/videos/3645012195560785/. adquieren un valor probatorio a los fines de que se imparta justicia en un país donde los acuerdos de paz le dieron cobijo a la vida civil a sangrientos terroristas, quienes se mantienen inexplicablemente en la impunidad. Es necesario revertir esto, porque de lo contrario estaríamos en presencia de una situación de hecho en la cual los acuerdos de paz solo sirvieron para lavarle la cara a terror y lo que es peor aún, para darle a esos criminales opciones claras de llegar al poder. Al validar los crímenes y el terror como forma de obtener poder político formal se crea un antecedente peligroso que permitiría que acciones de este tipo se repitan en el futuro en cualquiera de nuestros países. Algo parecido nos ocurrió aquí en 1994 con el indulto de Hugo Chávez, con el que Rafael Caldera –con toda la autoridad moral y política que ostentaba– pensó que iba a evitar males mayores. El remedio resultó en sus fases iniciales, pero a la postre fue peor que la enfermedad y sus consecuencias las estamos padeciendo hoy los venezolanos. Pero como dijo el ex canciller Miguel Ángel Burelli Rivas antes de su muerte, si Caldera hubiese sido pitoniso jamás hubiese indultado a Chávez.

El nacimiento de la disidencias de las FARC, fundadas por el negociador alias Iván Márquez, y la permanencia activa del ELN demuestra que la tan anhelada paz en Colombia que quiso establecer Juan Manuel Santos está lejos de ser alcanzada, sobre todo porque la variable de los cultivos ilícitos sigue presente y creciendo. Mientras tanto, el pueblo colombiano, el de la Colombia profunda, sigue sufriendo de injusticias y desigualdades. Delitos atroces como el reclutamiento de niños se siguen cometiendo. Y mientras haya impunidad no habrá manera de frenarlos. Hay que hacer justicia. Se dice que a la justicia hay que tenerle paciencia; pero si no se lucha por ella, jamás llegará. Lorena Murcia, Cecilia López y miles de víctimas colombianas no están esperando que llegue sola; emprendieron una iniciativa mediante la cual luchan para que llegue. Y Dios mediante llegará

La lección final es que a los terroristas hay que aniquilarlos. Que no queden vestigios de ellos. El general William Tecumseh Sherman en la Guerra Civil norteamericana estaba tan claro en ello que no vaciló en destruir todo lo que se le encontrara en su camino que oliera a secesionismo. Sus acciones en la guerra civil fueron cruciales para mantener la unión americana que tenemos hasta nuestros días.

@JotaContrerasYa

 

 

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