Evaluar el segundo memorial de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales -Acfiman- entre las fechas de junio a septiembre de 2020 sobre las últimas evaluaciones y consecuencias del covid-19 en Venezuela produce en los habitantes un reiterado malestar de impotencia y anhelo reiterado en ver a Maduro Moros partir.
No podemos pensar que el coronavirus llegó para quedarse, pero al hurgar en la historia de salud pública observamos aquellos males que durante la primera mitad de siglo XX estuvieron presentes trágicamente en la cotidianidad de los vecinos. Estos fueron enfrentados por médicos amantes de la libertad y democracia durante la otra porción con vocación profesional y pasión patriota para erradicarlos definitivamente del terruño.
Dengue, malaria, varicela, zika, tuberculosis, difteria, paludismo y escabiosis, complicaciones endémicas, amenazaron por décadas exterminar la población. Con la llegada al poder de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, colombiano de nacimiento, también renacieron las complicaciones extendidas. Si esas complicaciones que fueron anuladas por gobiernos democráticos resurgieron en la primera década del siglo XXI por no darle prioridad a la salud común los gobernantes y por el contrario desviaron los recursos presupuestados hacia acciones políticas que buscan preservar ideologías extrañas utilizando la fuerza y la muerte.
A la vez observamos la reaparición de viejos males; brotaron otros de antiguos y viejos cuños tales como el VIH y la desnutrición programada.
Los académicos ante los datos registrados por el gobierno y expuestos ante la opinión pública en referencia al virus corona, considerando estar estos muy alejados de la realidad cotidiana expusieron sus estadísticas, pero además valientemente proyectaron el número de contagiados entre los meses de junio y septiembre de 2020 si el mandatario de turno no tomaba en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de 1.000 a 4.000; siendo refutados sin mayores argumentos por el hoy atribulado mandatario.
Desmintieron ellos desde la capitalina esquina de San Francisco al responsable de la atención ciudadana cuando el burócrata presentó abrevias; indicando la academia que la realidad sextuplicaba en infección a lo referido por el vocero cuando a finales de agosto el estudio periódico reportó 7.000 personas afectadas.
En el segundo memorial comprometido para septiembre el contenido reitera la necesidad de acatar las recomendaciones de OMS, y presagian entre 4.000 y 14.000 víctimas.
Insisten en tomar matricula de 8.000 a 10.000 pruebas de despiste al día con entrega de resultados al tercer día para ubicar el centro de calamidad. Las tomas actuales son insuficientes.
Aumentar el número de camas como de ventiladores es una necesidad de urgente atención. La administración anuncia estar solucionada pero el aumento de las denuncias desnuda la verdad.
Aun cuando aseveran en el segundo tomo haber entrado el virus proveniente de Colombia, ello no exime de la responsabilidad a los galenos encargados en la detección, atención cura del mal.
Otro indicativo de lo grave de la situación es la generalidad de la enfermedad por el constante ascenso de la inoculación.
Tampoco se puede determinar el número de muertos por la toxina ya que el régimen para mostrar curas del flagelo achacó los decesos a otros trastornos no relacionados con los síntomas del coronavirus.
Venezuela está en la fase expansiva del daño, por ello requiere con urgencia independizar la cuenta y seguimiento de la pandemia mundial y aumentar los servicios médicos, recomienda la academia.
Nicolás Maduro prefirió enviar combustible a Cuba que invertir en la salud pública y alimentación de los venezolanos.
Miles de muertos, seres hambrientos, niños desnutridos y madres que mueren a diario dando a luz en la calle acontecen porque Maduro es un invasor
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