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Derrumbe del bolívar: por primera vez, el salario mínimo es menor a un dólar

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Ni el salario mínimo ni la pensión de jubilación alcanzan un dólar al mes, tras la depreciación del bolívar en los últimos días. «Mira, Maduro, lograste un milagro», dijo el diputado José Guerra, tras constatar que el dólar saltó por encima de los 400.000 bolívares, tanto en el cambio oficial como en el paralelo.

«Por primera vez el salario mínimo es inferior a un dólar. Maduro acabó con el país, con la moneda y con todo»,señaló Guerra.

Todo ocurre en una economía con precios disparados. Un ejemplo: el precio promedio de un antibiótico es de 1.760.000 bolívares, según el Observatorio Venezolano de Finanzas. Hacerse una tomografía cuesta 137 salarios mínimos.

Según el Centro de Documentación y Análisis de la Federación de Maestros, se requieren hasta 300 salarios mínimos para cubrir la canasta básica de una familia de cinco miembros. «El Banco Central de Venezuela liberó más bolívares, que salieron a comprar dólares. Hay una caída brutal de la demanda de bolívares», añadió Guerra.

«Las medidas sobre el encaje legal y, en general, la muy inconsistente política económica y los grandes desequilibrios macroeconómicos acumulados hacen imposible mantener la tasa de cambio», precisó el economista José Manuel Puente.

El viaje a los infiernos de la moneda venezolana comenzó hace 21 años con la llegada al poder de Hugo Chávez. Guerra calcula que las tres reconversiones del chavismo al bolívar han eliminado en total 13 ceros de su moneda. El principal perjudicado es, otra vez, los ciudadanos.

Cuando los números se traducen en personas se mide mejor la dimensión de esta tragedia. Como Victoria Gómez, maestra jubilada de Valencia, estado Carabobo, que ni siquiera puede responder directamente a las preguntas de La Nación porque ni ella ni su hija tienen dinero para un simple recarga, pese a haber dedicado su vida a la enseñanza.

Victoria recibe los 400.000 bolívares, menos de un dólar, por su pensión mensual, pero claro está, vive del sueldo de su hija, aunque este tampoco sea la gran bicoca: 10 dólares al mes. La joven tiene 18 años y trabaja en una clínica de la ciudad. Se encarga de las pruebas en el área de tomografías. Antes de la pandemia, madre e hija acudían a un mercadito local para vender agua y pan de acemita. Episodios depresivos y estados de ansiedad son ya una constante durante estos meses de confinamiento por el coronavirus.

Supervivencia ante un bolívar que no vale

«Ahora gano más que el dólar del salario mínimo porque me subieron mucho el sueldo, cobro 15 dólares quincenales por cuidar de dos ancianos», relata a La Nación Alejandra M., viuda de 23 años con dos hijos. A su marido lo ejecutaron las Fuerzas Especiales de la Policía, calificadas por la ONU como «batallones de exterminio».

«Todo está dolarizado menos la canilla y el transporte. Cualquier alimento cuesta más de un dólar. El cartón de huevos más de dos dólares y la carne se acerca a los cinco», describe la joven, obligada como tantos otros a malabarismos impensables. Los economistas debaten cuánta gente recibe solo el salario mínimo más los bonos que reparte el gobierno (el último no llega a tres dólares). La cifra estimada ronda las siete millones de personas.

«Los más afectados son los pensionados, es muy raro ver que la empresa privada pague sólo el mínimo. Hasta los mismos empleados públicos reciben más que el salario formal, con los bonos y ayudas de comidas. Sumando todo eso está en un rango de entre 30 y 50 dólares, más cercano a 30. Igual sigue siendo una miseria», dice Henkel García, director de Econométrica. La cercanía de las elecciones parlamentarias, previstas para el 6 de diciembre, adelanta un ajuste inmediato de salarios y pensiones por parte del gobierno bolivariano.

Una subida que no cambiará la situación. «Los pensionados están viviendo de otros y de ayudas de afuera (emigrantes y remesas). El salario medio está alrededor de 150 dólares con un costo de vida que es muy parecido a otros países. El área de servicios está en proceso de ajuste, lo que provoca la pérdida del poder de compra. Los servicios son baratos pero el resto de las cosas, no», concluye García.

Venezuela sufre actualmente la mayor hiperinflación del planeta, la mayor caída del PBI y la mayor tasa de desempleo de la región, con más de cinco millones de personas huidas del país y con 48% de hogares pobres. «En el rostro de Maduro veo a Poncio Pilatos condenando a muerte a toda una nación», aseguró esta semana el obispo Víctor Hugo Basabe.

Por: Daniel Lozano

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