«¡Federico!», le gritaba enérgicamente Doña Florinda a su hijo Quico cada vez que lo regañaba en la vecindad de El chavo del ocho.
En la realidad, esos enojos no los vivía la actriz Florinda Meza con el que fue su esposo, Roberto Gómez Bolaños, que falleció en 2014, creador del programa de comedia y otros tantos que formaron parte de Chespirito.
«No me enojaba con él. Cuando por alguna razón teníamos un desacuerdo, siempre le decía ‘Para, Rober, para, siempre se arrepiente uno más de hablar, que de ser prudente y callar’. Nunca duramos enojados más de media hora, porque siempre nos reconciliábamos», recuerda.
«No me importaba tener la razón, sino estar en paz con él. La gente que convivió con nosotros en ese tiempo, puede atestiguar que esa era la forma en que nos amábamos, con mucho respeto. Por eso duramos más de 40 años juntos y felices», agrega la actriz.
Así recuerda Meza a Bolaños, pero a la vez con un sabor agridulce, porque desde hace casi dos meses sus programas dejaron de transmitirse a nivel global debido a una falta de acuerdo entre Televisa y el Grupo Chespirito. El pasado 1 de agosto, a través de redes sociales, Roberto Gómez Fernández confirmó que salieron de las pantallas del mundo.
La nostalgia es mayor porque hoy se celebran 25 años de que terminaron las transmisiones de Chespirito y el mes próximo cumpliría 50 de transmisiones ininterrumpidas al aire, y el público ya no puede verlos.
«Me siento triste por la forma en que Roberto es tratado y valorado por quienes tenían en sus manos esta negociación. No importa si existen proyectos que involucren sus guiones o sus personajes, lo cierto es que, al cancelar las transmisiones, lo borran a él y a todos los que fuimos parte de ese gran trabajo que abrió camino cuando ni siquiera existía el concepto de la ‘globalización», asegura.
Para la actriz es imposible que un fenómeno como tal se repita. Lo que más le duele es el público al que decepcionaron con, la que considera, una decisión abrupta e inoportuna.
«Fuimos pioneros y nuestro esfuerzo hizo grande a una televisora y llevó el nombre de México a los lugares más lejanos. Chespirito no sólo es un programa de televisión, es todo un referente de la cultura popular latinoamericana», señala.
«Un valor que compartimos y que nos hermana. Y por si eso fuera poco, hablando del medio, es un baluarte de la televisión que rompió todos los récords y traspasó todas las barreras, la del tiempo y las fronteras, incluso la del idioma, y la más difícil: la de la tecnología. Las nuevas generaciones siguen viendo el programa y les fascina», afirma.
Uno de sus compañeros de pantalla y quien dio vida a personajes como Ñoño y el Señor Barriga, el actor Édgar Vivar, es positivo. Ve difícil que las historias que crearon junto a Gómez Bolaños desaparezcan del inconsciente popular.
«Ya tres generaciones disfrutaron de nuestro trabajo y mientras existan repeticiones en las plataformas alternas creo que con el tiempo se volverán un fenómeno de culto», dice.
Vivar considera que su trabajo en Chespirito definió su carrera artística y le dio la oportunidad de realizarse a través de un trabajo que mayormente fue aprobado por el público.
«Invariablemente es el cariño del público lo que me anima a decir que puedo caminar por toda Latinoamérica y que tengo amigos que no me han sido presentados», indica.
El adiós
Como una de las escritoras del programa, Florinda Meza aclara que tiene derechos sobre la obra de Gómez Bolaños, sin embargo, no fue convocada para la negociación.
«En atención al público, las partes involucradas debieron diseñar al menos un arreglo temporal, ya que no podían llegar a un acuerdo total satisfactorio y compatible con los nuevos proyectos del otro dueño de los derechos literarios», dice decepcionada.
“Faltaba un mes para que se cumplieran 50 años de transmisiones ininterrumpidas. Ningún programa de TV tiene ese récord y ya ninguno lo tendrá; el mundo y las comunicaciones son diferentes. Hacer las cosas como las hicieron es una total falta de respeto a Roberto y al público».
El Legado
De la mente de Roberto Gómez Bolaños surgieron personajes memorables.
El chavo del ocho
Sigue a un niño conocido como el Chavo y sus amigos de la vecindad: Quico, la Chilindrina, Popis, entre otros.
El Chapulín colorado
Era un superhéroe un tanto torpe que vestía un traje rojo y tenía un chipote chillón como mejor arma.
Los caquitos
Presentaba a dos rateros: el Chómpiras (Bolaños) y Botija (Vivar) que no tenían suerte con sus crímenes.
Los Chifladitos
Presentó a dos amigos un tanto locos: Chaparrón Bonaparte (Roberto) y Lucas Tañeda (Rubén Aguirre).
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