Desde hace 21 años, el régimen chavista adoptó la mentira como política de Estado en todos los órdenes de la vida nacional e internacional, convirtiendo a sus instituciones y actores políticos en personajes de una ópera bufa, violenta y sangrienta.
Hoy asistimos a una trampa semántica, elaborada con eficacia por sus aliados internacionales, con el apoyo de operadores locales con el fin de legitimar al régimen chavista.
Parte del mecanismo de la trampa se activa cuando el tirano envía una comunicación a la UE pidiendo el envío de observadores para el proceso fraudulento de las elecciones parlamentarias fijadas para diciembre de este año. Obviamente no puede ser aceptado, pues para organizar su logística la UE necesita por lo menos seis meses de anticipación. Estas acciones incluyen la participación de Henrique Capriles, quien junto con otros seudoopositores, instan a la participación en las elecciones. De seguido, Josep Borrell, representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, siguiendo la línea del PSOE (Zapatero-Podemos) instan a Maduro a posponer las elecciones.
Después de un toma y dame mediático internacional Maduro «cede» teatralmente y anuncia la postergación requerida por la UE. A instancias de España, la UE enviará una comisión que acordará una fecha prudente, instalándose en el país para coordinar las acciones. El régimen acuerda con los veedores de la UE ceder en algunas condiciones, quizás nombrar a un “opositor” en el CNE y prometer que sus sus pistoleros no coaccionarán a los “votantes CLAP”. Pero se mantienen las decisiones del CNE ilegítimo, entre otras la de aumentar el número de diputados a la AN de 167 a 277, es decir 110 diputados extras, evidentemente militantes chavistas o comprados por el régimen. A esto hay que agregar la manipulación de la “caja negra” del registro electoral y la estructura fraudulenta para el manejo de la data electoral montada durante Chávez y mil veces denunciada hasta por su propio operador técnico, acusándola de fraudes cometidos en comicios anteriores debido a la capacidad, en las últimas horas de la jornada electoral, de añadir electrónicamente los votos que sean necesarios para el fraude. Se mantendrá operativa.
Antes de continuar, es interesante observar cómo los apoyos a la democracia en Venezuela han evolucionado en los últimos meses debido a la propia dinámica del liderazgo opositor. Sobre esto es necesario mencionar su desgaste, la inmovilidad en medio de la epidemia, la falta de una comunicación eficaz y las torpezas cometidas por Leopoldo López (piedra en el zapato del PSOE y la Cancillería española), quien mal asesorado pretendió negociar con militares y sostenedores del régimen salidas inconsultas con sus aliados locales y europeos. Por eso y otras causas que no vamos a mencionar ahora, el PSOE junto a Podemos y parte de la izquierda europea apoyan la gestión encomendada a Capriles, pues han visto en este dirigente la posibilidad de “una salida negociada a favor del régimen”, no de la oposición democrática.
Los indultos (mal puede indultarse a un secuestrado) con los que el régimen benefició a un grupo de opositores presos y asilados que no habían cometido delito alguno, aparte de expresar sus ideas, ha sido parte del “rostro humano” de la tiranía, demostrando que está en disposición de “ceder y negociar”, sirviendo para un “levántate y anda” a Capriles, el perfecto esquirol contra la oposición democrática.
Volviendo al guion. Ante este “triunfo de la razón” y de la “negociación política”, Capriles y la seudooposición llaman al pueblo a concurrir porque, a instancias de España, la UE supervisará los comicios. La oposición liderada por Guaidó se termina de fragmentar porque “ahora hay supervisión internacional” y “no hay razones para no concurrir a votar”. Pese a que imperan condiciones leoninas del régimen, las elecciones son avaladas por la UE y la nueva Asamblea Nacional “legítima” y con mayoría chavista entra en funciones. La nueva AN desmonta todo lo que ha realizado la anterior y asume el control, entre otros, de los activos en el exterior. Dejan fuera a Guaidó, a Estados Unidos y a los «extremistas» de derecha y Maduro se reviste legitimidad en Europa, que le levanta las sanciones porque hay demasiado dinero invertido por chavistas y enchufados en una Europa vapuleada en su economía por la pandemia, aparte de los intereses “progresistas” en Venezuela.
La trampa semántica en los medios internacionales ya se activó, basta escuchar las declaraciones emitidas el lunes (El País, 14.09.2020) por Arancha González Laya, ministra de Relaciones Exteriores de España, expresando: “Si hay espacio, por pequeño que sea, para que se celebren elecciones con condiciones democráticas, España lo apoyará”. Ya no se trata de elecciones democráticas libres, justas y competitivas, sino de “pequeños espacios” concedidos a dedo, como los indultos de Maduro.
La trampa del régimen y sus aliados internacionales está montada. Utilizarán las elecciones parlamentarias como un mecanismo de legitimación que además ayudará a la corporación criminal que gobierna Venezuela a deshacerse de la oposición democrática y sus aliados, léase OEA-Estados Unidos-Colombia-Brasil y los países democráticos que apoyan al gobierno interino.
No se puede hablar de elecciones en un país gobernado por una narcomafia militar con fachada civil, que ha sido señalada como autora de crímenes de lesa humanidad y tienen orden de captura internacional. Daniel Gascón (Letras libres, 27/01/2017) retoma las reflexiones de Hannah Arendt sobre la mentira en política: “Las mentiras contienen un elemento de violencia, la mentira moderna aspira a destruir cuando aparece en las democracias y en los Estados totalitarios, aunque en estos últimos es un paso previo al asesinato”. El chavismo asesinó la democracia en Venezuela. Solo nos queda enfrentar la mentira, la desinformación y la trampa semántica de los aliados de la dictadura en los medios internacionales, aunque este sea un combate desigual, como acertadamente dijo John Milton. “Que se enfrenten la verdad y la falsedad; ¿acaso se ha visto alguna vez que la verdad sea derrotada en una confrontación franca y leal?”.
En Venezuela se deben realizar elecciones libres, transparentes, tanto parlamentarias como presidenciales, con la participación en unas primarias de los partidos y dirigentes que están hoy inhabilitados, con un registro electoral confiable, comicios supervisados por veedores internacionales calificados, con un CNE depurado y el desmantelamiento del sistema automatizado creado por el régimen, desinfectándolo de los dos o más millones de votos electrónicos que guarda en reserva. Es decir, realizar elecciones en democracia. Pero mientras la criminal, mentirosa y tramposa dictadura chavista detente el poder siguiendo al pie de la letra el libreto cubano, es un disparate pedirle diálogo y elecciones de verdad.
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