La gasolina vuelve a escasear en Caracas. En una estación de servicio que está ubicada en el oeste de la ciudad, en dirección a Caricuao, ninguno de los motorizados que hizo cola desde la madrugada pudo cargar combustible el pasado 11 de septiembre. Así que intentaron cerrar la autopista a la altura de Ruiz Pineda varias veces, según un tweet del portal Sumarium.
Una situación a la que le tiene mucho miedo el régimen de Nicolás Maduro: el estallido de rabia y frustración de los sectores populares de la capital venezolana por la indisponibilidad de la gasolina que necesitan para ganarse el pan de cada día.
Dentro de la política de máxima resistencia del régimen bolivariano, el control social de las zonas del oeste de Caracas es esencial, mientras que los problemas del resto del país pareciera que le tienen sin cuidado. Por ello, Maduro buscó resolver desesperadamente la crisis de combustible que afecta a estos sectores de la ciudad.
Este sábado, 12 de septiembre, el director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, Eudis Girot, informó en un tweet que 60.000 barriles de gasolina fueron descargados en el Terminal de Carenero con destino a Caracas, junto con un cargamento de 100.000 barriles de diésel.
Para calmar los ánimos, el régimen se apuró en enviar dos días de la producción de gasolina de la refinería El Palito con el tanquero de Pdvsa Beauty One –el mismo que en julio llevó también combustible a Cuba, según fuentes del diario El Carabobeño–. Una acción que les permitió paliar la situación durante esta semana.
El consumo de gasolina promedio de Caracas es de 30.000 barriles/día, lo que indica que el volumen recibido tendrá que ser racionado en un tercio para correr la arruga hasta que las refinerías de Cardón y El Palito puedan volver a producir.
La planta de Cardón estará fuera de servicio debido a una falla ocurrida en el reformador hace una semana; el tiempo estimado de reparación es de 45 días, según una nota que publicó Girot en Instagram. Por otro lado, la producción de combustible de El Palito es poco confiable. Este lunes volvió a pararse por fallas en el sistema de servicios, según el director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros.
Ante esta realidad, Maduro y sus secuaces de Pdvsa dependen de la gasolina importada para satisfacer el mercado interno. Como lo hicieron con los 5 tanqueros iraníes hace 3 meses. Ese millón y medio de barriles de combustible que llegó al país les permitió asegurar el abastecimiento de la capital hasta la semana pasada, pero en el interior del país hay escasez desde agosto.
Mientras las refinerías nacionales no operen confiablemente no habrá combustible de manera regular. Entonces, para esta semana tenemos los 60.000 barriles y en el mes de octubre el suministro se cubrirá con los 824.000 barriles que transportan los 3 tanqueros Handymax iraníes que vienen en camino, de acuerdo con los datos de tankertackers.com. En el resto del país, la escasez de la gasolina es alta este mes y solo dispondrá de este recurso de forma continua durante los primeros 10 días de octubre. La última semana de septiembre toda Venezuela estará sin combustible.
El déficit ha sido cubierto por el mercado negro que controlan algunos miembros de la Guardia Nacional Bolivariana con bandas que estuvieron vinculadas al contrabando de gasolina producida en el país en un pasado reciente. En estos momentos es a la inversa, por lo que el combustible es colocado en el territorio venezolano a precios exorbitantes. Dependiendo de la oferta/demanda, un litro de gasolina podría estar en 1 dólar como mínimo, pudiendo alcanzar los 3 o 4 dólares. Además, su precio también varía dependiendo de la fuente de origen.
La designación de 200 estaciones de servicios “premium” para cobrar el litro de gasolina a 0,50 dólar en mayo abrió la brecha social entre los que no les faltaría el combustible, ciudadanos de primera, y los ciudadanos de segunda que hacen cola de varias horas y hasta días para surtir el vehículo con gasolina subsidiada (5.000 bolívares el litro). Pero en tiempo de escasez, ambos grupos sociales recurren al mercado negro, siendo beneficiados los que gozan de ingresos en dólares.
Hasta ahora el régimen no ha querido abrir el mercado de la importación a los dueños de las estaciones de servicios “premium”, porque la Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de Combustibles Líquidos y la Ley Orgánica de Hidrocarburos limitan al Estado la reserva absoluta sobre la venta de gasolina y diésel en todo el país.
Sin embargo, este lunes Omar Prieto, gobernador del Zulia, anunció que los dueños o encargados de las estaciones “premium” de la entidad podrán importar combustible y venderlo a precio internacional por encima de los 0,50 dólares que estableció Pdvsa desde el pasado 1° de junio.
El anuncio de Prieto busca acabar con el mercado negro de la gasolina en el Zulia. Aplica el mismo modelo de negocio de los bodegones, con el que el régimen de Maduro redujo sustancialmente la escasez de alimentos y productos básicos en 2019.
La política de máxima resistencia del régimen busca resolver la crisis de la gasolina convirtiéndola en un artículo de lujo. Su importación va a enriquecer a un sector de la corporación criminal, que asumirá el riesgo de enfrentar al gobierno de Estados Unidos al violar las sanciones que existen sobre Pdvsa.
Por lo tanto, la gasolina será para unos pocos. Como ha sucedido con todo desde hace 20 años en Venezuela. Y el parque refinador quedará para chatarra, como ha ocurrido con el campo. A los ciudadanos de segunda el régimen los mantiene con la bolsa CLAP, mientras que los de primera tienen acceso a todo lo importado en los bodegones.
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