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Lo que los chinos susurran a Maduro (y la oposición debe exigir)

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1. De las 5 mega crisis que conmueven al país, la económica es la más grave, pues esta influye determinantemente en la crisis de los servicios públicos, en la crisis social y en la crisis emocional de los venezolanos. Y, obviamente, el origen de todas ellas es la crisis política. Nadie lo discute. Y la oposición está de acuerdo.

2. Pero hoy la misión de los políticos venezolanos es similar a la de un cardiólogo. Cuando alguien sufre un infarto, la misión de los médicos es evitar que el paciente muera, se dedican a salvarlo para luego luchar por su pronta recuperación. Jamás se les ocurriría desatender al paciente, para darle prioridad a confrontarlo y reclamarle los desórdenes alimenticios que provocaron el infarto. Sería una locura.

3. La crisis económica se ha convertido en la tarea más urgente para los políticos de oficio en Venezuela. Eso es lo que exige la mayoría absoluta de los venezolanos. De hecho, el 80% de quienes han abandonado al país lo han hecho por razones económicas y buscando mejorar su calidad de vida. Apenas 6% se ha ido por razones políticas.

4. Creo que ya es hora de decir algunas cosas. Inexplicablemente, el respeto y estímulo al sector productivo privado por parte del gobierno jamás fueron exigencias relevantes en todas las mesas de negociaciones que han ocurrido entre el gobierno y la oposición.

5. Evitar la destrucción del aparato productivo de la nación no ha importado seriamente a los políticos, ni a los del gobierno ni a los de la oposición.

6. El foco de discusión entre ambos bloques ha sido siempre la disputa por el poder político. Y lo más insólito es que el mismo sector empresarial (especialmente sus gremios) tampoco le han exigido a los políticos un compromiso sólido al respecto.

7. Es momento de darle a la economía la prioridad que merece, pues de ello depende que Venezuela salga a flote de nuevo y que se detenga el sufrimiento extremo de los venezolanos.

8. Venezuela desde hace rato está fuera del marco tolerable que caracteriza a una sociedad funcional, por más problemas que ésta tenga. El país ya está al borde de convertirse en la sociedad distópica que nadie quiere.

9. El gobierno de Nicolás Maduro, por su parte, tiene la obligación de dar un viraje a sus políticas económicas. Y la oposición debe exigirlo. Y eso no es nada difícil. El desarrollo de la crisis facilita en este momento algunas medidas que hasta hace poco eran tabú en Venezuela.

10. Lo primero que hay que hacer es pasar directo a la economía capitalista, sin complejos de carácter político. Los chinos se lo han dicho de mil maneras a Maduro (en público y en privado, en voz alta y en susurros): “Sólo el capitalismo puede salvar al socialismo de una debacle. Actúen rápido”. Punto.

11. El chavismo, en términos generales, está totalmente ganado para este viraje. Todos saben que la “economía socialista” ha sido uno de los mayores fiascos en la historia de la humanidad. Y deben corregirlo.

12. También están claros que los inversionistas privados (los únicos que pueden recuperar la economía venezolana) exigen -como condición innegociable para traer sus capitales- absoluta paz social y política, un nuevo marco jurídico, y un gobierno que lo respete a cabalidad.

13. En este sentido, es necesario dar pasos relevantes y de alto impacto para facilitar las condiciones que pongan fin a la confrontación política extrema en el país. Es todo lo contrario a al juego duro que se viene aplicando.

14. Otro paso que ayudará a generar confianza es retornar a sus propietarios la mayoría de las empresas, bienes, tierras expropiadas en las últimas dos décadas. También hay que privatizar muchos servicios que el estado no está en capacidad de asumir. Es necesario eliminar el subsidio a la gasolina (nadie se opondría hoy día, con tal haya suministro) y terminar de convertir al dólar en una moneda de libre circulación sin obstáculos estatales.

15. Esas son algunas de las medidas que ameritan el consenso de todas las fuerzas políticas. Eso permitirá detener la crisis económica y comenzar la reconstrucción de la nación.

16. Es un pésimo error creer (y estimular) que mientras más sufran los venezolanos más nos aproximaremos a un cambio. Además de la crueldad que conlleva esa estrategia, denota incompetencia política. Celebrar el sufrimiento de la gente porque eso puede generarnos réditos políticos es una manera bastarda de hacer política.

17. En cambio, comenzar a resolver la crisis económica, independientemente del desenlace político, mejorará la calidad de vida de los venezolanos (eso sí es un éxito político para quien lo propicie), congelará el éxodo, y permitirá el retorno de millones de los que deambulan por el mundo.

18. Por tanto, si está descartada (por inviable) la ruta insurreccional y militar, no queda más alternativa que retomar la única ruta que ha brindado éxitos (aunque sean parciales) a la oposición: la ruta electoral.

19. Así las cosas, es obvio que a la oposición le conviene el retorno de millones de electores cautivos que se fueron a la diáspora, y cuya ausencia ha sido una de sus mayores debilidades en los últimos procesos electorales. Inclusive, pesa más que las trampas del CNE.

20. Dicho de otra manera, la crisis económica, lejos de traer beneficios políticos, es altamente dañina para la oposición.

21. Conclusión lógica: hay que salir del atolladero económico con urgencia. Y esa debe ser, junto a condiciones electorales transparentes, la mayor carta de negociación ante el gobierno. Pueden comenzar por la gasolina… ¿Se atreverán los políticos todos a dar ese viraje? Venezuela observa.

Mañana: análisis sobre el nuevo destino de la oposición venezolana.

*Jesús Seguías es presidente de Datincorp. Consultor político.

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