A finales de junio en Europa las salas de cine abrieron en países como España, Alemania y Francia. Más tardíamente, a finales de agosto, el mercado estadounidense, uno de los más importantes para la industria cinematográfica, se unió a la lista: cadenas como AMC y Regal también recibieron público.
También llegaron las superproducciones. Tenet, de Christopher Nolan con más de 200 millones de dólares de presupuesto, ha recaudado al menos 126 millones de dólares en el mundo, lo que Warner Bros. Pictures calificó como «un comienzo fantástico a nivel internacional». Por su parte, Mulan se estrenó en la plataforma de Disney+, lo que abrió un nuevo camino para la industria que puede redefinir el curso de la misma.
En Venezuela, las cadenas de cine y los exhibidores se preparan para el momento en el que el Ejecutivo Nacional autorice el regreso de las actividades del sector cultural, cuando hay más de 53.000 casos confirmados de covid-19 en el país. Y, aunque hubo una baja de casos reportados, la cifra diaria volvió a ubicarse alrededor de los 1.000 casos mientras se mantiene el esquema 7×7 (una semana de cuarentena radical y una semana de flexibilización).
Recientemente, el presidente de la Asociación Venezolana de Exhibidores de Película (Avep), Abdel Güerere, solicitó al Ejecutivo Nacional que considere la reactivación del sector cultural en Venezuela. «Una solicitud a favor de que el Ejecutivo piense en la apertura de los centros comerciales, que piense en la apertura del sector cultural. La cultura no enferma, da vida. Necesitamos librerías, teatro, necesitamos cine, con todas las medidas de seguridad. Y le pedimos al Ejecutivo Nacional a través de este medio que piense en eso», dijo en una entrevista de radio.
Pero el esperado regreso no será sencillo. Ya se registraba una baja considerable en relación con la asistencia a las salas de en el país. «En los últimos 4 años se redujo a menos de la mitad el número de personas que van al cine en Venezuela, producto de la hiperinflación generada por el gobierno. De modo que el impacto sobre la sostenibilidad del sector exhibidor en el país, que es el sector que debe afrontar los mayores costos fijos como personal, alquileres, equipamientos, impuestos, había venido siendo demoledor antes de la llegada de la pandemia. Ahora los efectos son sencillamente fulminantes», dice Juan Carlos Lossada, quien fue presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).
Añade: «Hay que hablar de dos grandes efectos demoledores: uno sobre la ya muy comprometida situación del sector exhibidor del país, que se ve ahora mismo en cierre técnico, y el otro sobre el cine venezolano, que de todos modos desde hace unos años se viene haciendo no sólo sin el apoyo del Estado venezolano, sino sobre todo a pesar de él».
Lossada critica la falta de apoyo del Ejecutivo a la producción nacional, sobre todo en la profundización de la crisis preexistente, producto de la pausa por la pandemia. «La producción nacional, muy mermada en Venezuela, existe a pesar del gobierno, no gracias a este. El rol que debería desempeñar es el de aliado del cine y no de instrumento de su destrucción. Promover el cine en lugar de censurarlo, ocuparse de la salud de los trabajadores cinematográficos a quienes abandonó a su suerte al dejar de hacer los aportes a la Asociación para el Bienestar Social de los Trabajadores, ABICINE; interesarse por apoyar a los cineastas que quedan en el país, que no se rinden, que insisten, que sueñan, que hacen milagros; cumplir los compromisos de pago a los programas como IBERMEDIA o DOC-TV».
Indica que en el ámbito latinoamericano el panorama no es esperanzador. «No hay industria consolidada que aguante o se salve de los efectos durísimos de la crisis. En América Latina prácticamente el único país con industria consolidada es México y aún así no está saliendo ni va a salir indemne de la crisis generada por el covid-19. Los bajones que atraviesan Brasil o Argentina en los últimos años, que son las otras dos economías cinematográficas de la región de mayor tamaño y rendimiento, son notorios y estamos hablando de los más grandes».
Luces, limpieza, cámara y acción
Entre el 1 de enero y el 12 de marzo de 2020, último día de funciones antes de la pandemia, se vendieron 973.241 entradas, según datos de la Asociación Venezolana de Exhibidores de Películas. Y con el cierre técnico producto del estado de alarma, del 13 de marzo al 31 de julio de 2020 se dejaron de vender 5.600.000 entradas, si el mercado se hubiese comportado en forma idéntica a 2019, afirma Avep.
«Nosotros no hemos hecho el cálculo de la pérdida, creemos que es llover sobre mojado. Estamos enfocados en qué tenemos que hacer para abrir«, dice el vicepresidente de Operaciones y Mercadeo de Cines Unidos, Alberto Carrasquero, vocero de la cadena que tiene 23 sedes y cerca de 1.200 empleados en todo el país.
Y así lo han hecho al conformar protocolos de operación tanto en las salas como en las oficinas corporativas y continuar conversaciones con los exhibidores para mantener el calendario de estrenos al día.
«Estamos esperando que permitan abrir los centros comerciales y que el CNAC dé la autorización, que las condiciones lo permitan. La idea es estar listos para cuando digan que podemos abrir», explica Carrasquero.
En el protocolo que contemplan, que afirma ya fue aprobado por el CNAC, el distanciamiento social se garantiza al ofrecer un aforo de 30% en las salas, con una fila de por medio, en la que se dispondrán a las personas dos butacas sí, dos butacas no. Y como la limpieza cobra ahora un papel mucho más importante, se realizarán menos funciones, porque el tiempo entre una y otra será mayor. «Antes había entre 20 y 25 minutos entre función. Ahora creo que se va a duplicar el para garantizar que la sala está óptima completamente. Será una labor de desinfección más profunda», indica.
Sobre la venta de boletería y caramelería, ya Cines Unidos contaba con un servicio online. Habrá una campaña para refrescar ese servicio al público para que puedan pasar directamente a retirar el pedido, luego de que sea leído con un código QR. «Sin cola, sin contacto, ni hablar con nadie, porque todo será digital», detalla.
Para las personas que deseen comprar en la taquilla, el piso estará señalizado. Todos los empleados de atención al público utilizarán mascarillas y careta facial. Incluso habrá un número límite de personas que puedan estar en el baño al mismo tiempo, así como una limpieza constante del recinto. «Nosotros pensamos que este año vamos a abrir y que se va a poder disfrutar la experiencia», dice Carrasquero.
Incluso también se mantienen revisando la programación. «No habrá escasez de películas, películas siempre va a haber. El equipo de programación todas las semanas habla con Bolívar Films, que lleva Universal; con Cinecolor que lleva Paramount y Disney; con Blancica, que tiene Warner y Sony y con Mundo de Películas, que lleva cine independiente. Y aún quedan estrenos importantes por ahora», detalla.
Entre los estrenos nacionales destaca ¡He matado a mi marido!, de Francisco Lupini Basagoiti, que se presentó en febrero de 2019 en Los Ángeles. Protagonizada por María Conchita Alonso, previsto para el 20 de noviembre. También hay mucha expectativas con Dirección opuesta, la adaptación cinematográfica de Blue Label/Etiqueta Azul de Eduardo Sanchez Rugeles, dirigida por Alejandro Bellame, que tuvo su estreno en el Festival Cinequest en California. Se espera que llegue a las salas el 18 de diciembre.
La otra cadena de cines del país, Cinex -que tiene 26 complejos- incursionó brevemente en otro negocio como alternativa, el de los autocines. El 3 de julio fue el día previsto para la inauguración en dos espacios: la Zona Rental de la Universidad Metropolitana y el Hotel Tamanaco Interncontinental, en la que se realizarían dos funciones diarias. Sin embargo, ese día se canceló inesperadamente la función en el Hotel, y sólo se realizó una en la Unimet, en la que se proyectó con retraso El llamado salvaje, que se estrenó en febrero.
Al día siguiente, la empresa emitió un comunicado en el que señalaba que estaban coordinando «las condiciones finales que regirán los protocolos de logística, seguridad y protección» con las Alcaldías de Sucre y Baruta. «Pronto estaremos anunciando las fechas y los horarios de la inauguración oficial, funciones regulares y promociones especiales», dice el texto. Desde entonces no se supo más de la iniciativa.
Las salas pequeñas que no pertenecen a los grandes circuitos, como las de Trasnocho Cultural, permanecen cerradas. Sin embargo, en la plataforma web del centro cultural, gracias al apoyo de las embajadas, se realizó el Festival de Cine Italiano y el Festival de Cine Alemán, que se proyectan anualmente en el centro cultural. También ofrecen filmes como Desnudo con naranjas (1994) y Macu, la mujer del policía (1987).
«Hay un tema de derechos de autor fundamental, porque no es lo mismo los derechos para las salas, que para streaming o plataformas de video, que en muchos casos ya están comprometidos con otras plataformas más grandes», explica José Pisano, director de programación de Cines Paseo.
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