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Cómo salir de la dictadura

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Describíamos en el anterior artículo cómo se instauró la dictadura del farcsantismo hace dos años. Nos alarmábamos por la superficialidad y ligereza con que se ha actuado frente a esa dictadura. Señalábamos que ante la promesa de Duque de modificar los acuerdos de entrega del país a las FARC firmado entre el traidor a la patria Juan Manuel Santos y el narcoterrorista comunista Timochenko y dada la inviabilidad de conseguir en el Congreso esas modificaciones, Duque debería llamar al soberano primario para que este aprobase las modificaciones pertinentes.

Lamentablemente los indicios que ha dado Duque en estos primeros 4 meses de gobierno es que va a seguir acatando al pie de la letra tal nefasto acuerdo. Por lo tanto, en caso de no rectificar rápidamente el presidente al respecto, la sociedad civil deberá iniciar a corto plazo la recolección de firmas para llamar a referéndum popular para aprobar tan vitales modificaciones.

Mi experiencia en Venezuela me da razón para estar preocupado, desde 1992 insistí fehacientemente, con un puñado de opinadores premonitorios la debacle que actualmente vive Venezuela (aunque nos quedamos cortos, lo que se vive allá no era previsible bajo ni la más apocalíptica predicción), nos señalaron hasta de locos, porque Venezuela quedó embrujada por el áurea falsa de ese farsante Chávez, como lo está Colombia con el mito de la paz farcsantista.

Es verdad que el peligro se congeló con el triunfo de Duque, mas se ganó el gobierno, pero no el poder. Colombia vive en un precipicio pues la dictadura vigente impide que se restaure plenamente el Estado de Derecho y la legitimidad republicana, restableciéndose con todo vigor la democracia. Las instituciones del Estado están tomadas por la subversión o la corrupción y así es imposible que la legitimidad democrática impere. Buena razón tenía Alejandro Ordoñez cuando señalaba en su campaña que de ganar no podría gobernar en este régimen y que era imperativo un revolcón institucional. De este precipicio saldremos haciendo que el pueblo como soberano primario haga las rectificaciones necesarias o nos iremos irremediablemente al abismo comunista de Venezuela.

La solución está pues en que los colombianos vía una consulta popular como el referéndum hagan las modificaciones necesarias al nefasto acuerdo de paz que le entregó el país a las FARC.  Esas modificaciones son claras y simples, los colombianos debemos aprobar lo siguiente:

1)      Que el Secretariado de las FARC y comandantes de frentes se sometan a un período de privación de libertad en colonias agrícolas por 5 años.

2)      Que ningún líder de las FARC pueda ocupar un cargo público hasta no haber pagado las penas a las que se les haya condenado.

3)      Que el resto de miembros de las FARC enjuiciado por crímenes paguen las sanciones estipuladas en el acuerdo.

4)      Que se elimine la JEP y la justicia transicional quede en manos de la CSJ.

5)      Que los incentivos a las FARC se reduzcan al financiamiento que le corresponda igual a cualquier otro partido político.

6)      Que se obligue a los jerarcas de las FARC a dar toda la información sobre narcotráfico, secuestro de menores, desaparecidos y bienes de las FARC en un plazo no mayor a 6 meses y que en caso negativo sean pasados a la justicia ordinaria.

7)      Que se le otorgue a todo reinsertado de la base de la guerrilla un sueldo básico por 2 años y facilidades de formación para el empleo, así como facilidades especiales de crédito para vivienda y proyectos productivos.

Son modificaciones sencillas, justas, equitativas que lograrían una paz verdadera, es decir, sin impunidad, elegibilidad ni persistencia de los narcoterroristas en sus delitos consuetudinarios. Una abrumadora mayoría de los colombianos la apoyamos, ese referéndum es necesario y urgente. Ojalá Duque entienda que el destino de la República de Colombia se está jugando en esa modificación del acuerdo vía una decisión del soberano primario.  De no hacerse, repito, se estaría aniquilando definitivamente la democracia en nuestro país. Así de simple y clara es la situación.

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