El colapso de la sociedad alemana se aproxima y es preciso prepararse para el «Día X», cuando el orden y el gobierno alemán sucumbirán. A aquellos que estén listos les corresponderá salvar a la nación del desastre.
Eso es lo que prevé una teoría conspirativa respaldada por extremistas de derecha y neonazis en el país europeo.
Diversos grupos, gran parte de ellos organizados a través de foros en internet o de la aplicación de mensajería Telegram, se alistan para ese día almacenando alimentos, bebidas alcohólicas, medicinas, armas y mucha, mucha munición.
Hay hasta quien predice que habrá una guerra entre alemanes e «inmigrantes musulmanes» y teme una «sustitución» de la población alemana por extranjeros que supuestamente no respetan los valores del país.
Aunque e «Día X» parece ser solo una teoría conspirativa más, en los últimos años los preppers (personas que se preparan para escenarios apocalípticos) de la extrema derecha alemana están siendo motivo de preocupación para las autoridades.
De hecho, en varios operativos se han confiscado grandes cantidades de armas y municiones pertenecientes a estos preppers.
Esos grupos atraen no solamente a civiles, sino también a policías y miembros de las Bundeswehr, las fuerzas armadas alemanas.
No todos los preppers son extremistas de derecha. Algunos se alistan, por ejemplo, para una apocalipsis nuclear, un colapso ambiental o un grave caos económico.
Pero en Alemania el «Día X» pasó a formar parte de la agenda de la extrema derecha desde la crisis de refugiados de 2015, cuando más de un millón de solicitantes de asilo llegaron huyendo de países como Siria e Irak.
«A medida que se desarrollaba esa crisis aumentaba el populismo del AfD (partido de extrema derecha que se convirtió en la tercera fuerza en el Parlamento Federal) y de todos los grupos de derecha. Los miembros del movimiento prepper comenzaron a inclinarse más hacia la derecha», le señaló a BBC News Brasil Hans-Jakob Schindler, director del Proyecto Contra-Extremismo (CEP), organización sin fines de lucro dedicada a combatir ideologías extremistas.
Una de las principales redes de preppers es Nordkreuz (Cruz del Norte, en alemán), con más de 30 integrantes.
Algunos de esos individuos eran miembros de la Spezialeinsatzkommandos (SEK), unidad de operaciones especiales de la policía del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
Nordkreuz, según las investigaciones, compiló una lista con 25 mil nombres de opositores como posible blanco de ataques en un escenario como el del «Día X».
Entre los nombres destacaban los de políticos locales prorrefugiados, el ministro de Relaciones Exteriores Heiko Maas y el expresidente alemán Joachim Gauck.
Y los preparativos incluían el encargo de 200 bolsas para cadáveres humanos.
A fines de 2019, Marko Groß, una de las figuras centrales de Nordkreuz e integrante de la SEK, fue juzgado por violar leyes sobre armas de guerra y control de armamentos, además de por fraude, al haber almacenado y supuestamente recibido armas del ejército alemán.
En dos allanamientos en propiedades vinculadas al sospechoso, las autoridades encontraron más de 50 mil cartuchos de municiones, diversas armas y al menos 18 municiones clasificadas como de armas de guerra.
Groß fue sentenciado a 21 meses de prisión y otros miembros del grupo están siendo investigados.
«Seguí el juicio y quedé consternado ante la facilidad con la que el juez principal y sus colegas restaron importancia a una conspiración abierta de ciudadanos ‘honestos’, como policías, cazadores, médicos y miembros de clubes de tiro para obtener armas para un supuesto ‘Día X'», afirmó Friedrich Burschel, consejero sobre neonazismo y estructuras e ideologías de discriminación de la Fundación Rosa-Luxemburgo, con sede en Berlín.
Burschel destacó que Nordkreuz creó refugios, almacenó alimentos, agua, gasolina, productos sanitarios, «armas y municiones, explosivos y otros dispositivos asesinos», además de mantener un foro online con contenidos «bastante explícitos» y que hacían referencias directas al régimen nazi.
«Tenían fotos de Hitler frente a la torre Eiffel en París, con la leyenda ‘La llegada de la delegación antiterrorista alemana» y una imagen que mostraba a un soldado de las SS disparando contra gente tumbada, con el título ‘Pedido de asilo rechazado'», agregó Burschel.
Los tribunales alemanes, según Schindler, tienen dificultades para lidiar con estos grupos, porque la cuestión cruciales si solo aguardan un colapso social involuntario o si están organizando un levantamiento para crear ese escenario.
Por otra parte, aunque circulen en internet planes detallados de lo que sucedería en el «Día X», es complejo probar que estos grupos tienen la intención de cometer actos «terroristas» o de realizar un golpe de Estado.
«Por lo menos hasta ahora, los tribunales no han logrado probar más allá de cualquier duda razonable que la lista (de Nordkreuz) era en verdad de personas a las que querían matar. Hasta ahora no cometieron ningún acto concreto», explicó Schindler, quien también trabajó para Naciones Unidas y para el gobierno alemán en proyectos de inteligencia contra Al Qaeda, el autodenominado Estado Islámico y el Talibán.
Reclutamiento en las fuerzas policiales
Un informe confidencial de Europol, la agencia policial de la Unión Europea, divulgado por la emisora pública alemana Norddeutscher Rundfunk (NDR), reveló la preocupación de la entidad ante la estrategia de grupos de extrema derecha de reclutar integrantes en las fuerzas policiales o el ejército.
El objetivo de la estrategia sería obtener armas y municiones, además de tener miembros con entrenamiento militar, capacidad física y conocimientos en defensa personal.
En Alemania, señaló Schindler, los individuos con ese perfil son aún más útiles, porque tienen acceso a armas en un país en el que obtenerlas es difícil para civiles.
«La combinación de personas que piensan que se va a acabar el orden social -y que ya están haciendo una lista de enemigos a ser ejecutados si eso ocurre- y el acceso a armas por parte de individuos altamente entrenados, es una tendencia bastante preocupante», agregó Schindler.
Problema «grave» en las Fuerzas Armadas
Las Bundeswehr o Fuerzas Armadas, que tienen cerca de 263 mil funcionarios entre civiles y militares, están implicadas hace años en escándalos que vinculan a sus miembros con la extrema derecha.
En enero de 2020, el portal RedaktionsNetzwerk Deutschland (RND) reveló que el servicio de contrainteligencia militar (MAD) había investigado a 208 oficiales de las Fuerzas Armadas en los últimos cuatro años por sospechas de conexiones con la extrema derecha.
El dato surgió de una respuesta del Ministerio de Defensa a una solicitud de parlamenarios federales.
El documento afirma que 34 de esos oficiales tuvieron que responder a acusaciones ante un tribunal de disciplina militar.
Entre los soldados, 147 fueron juzgados y 57 recibieron medidas disciplinarias por «ofensas criminales de involucramiento con el extremismo de derecha».
En total, 1.173 soldados y 83 funcionarios públicos fueron identificados como sospechosos de tener vínculos con la extrema derecha.
«Ciertamente uno de los problemas es que durante años no se tomaron esas conexiones con la suficiente seriedad. Si se compara el número de sospechosos con el total de las fuerzas armadas, la cifra es insignificante. Pero cientos de personas con acceso a armas integraron esas redes», afirmó Schindler.
En uno de los casos más recientes, las autoridades descubrieron 2 kg de explosivos plásticos, un detonador, un fusible, una AK-47, un silenciador, cuchillos y miles de cartuchos de municiones (muchos de los cuales podrían haber pertenecido antes al ejército) en la propiedad rural de Philipp S., un sargento de Kommando Spezialkräfte (KSK), la tropa de élite de las Fuerzas Armadas.
En el local también se halló objetos relacionados con el nazismo, como un libro de canciones de la Schutzstaffel (SS), una organización paramilitar del régimen de Adolf Hitler.
El episodio obligó al Ministerio de Defensa a explicar cómo fue posible que neonazis pasaran desapercibidos dentro las Fuerzas Armadas durante tanto tiempo.
El problema de la infiltración de extremistas de derecha en la KSK es tan grave que la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, disolvió una de las cuatro compañías militares de la tropa de élite en julio.
El resto de la unidad especial, que actúa en operaciones antiterrorismo y de rescate de rehenes en zonas hostiles, podría tener el mismo destino si no se implementan reformas profundas hasta el 31 de octubre de 2020.
De acuerdo al MAD, al menos 20 soldados de KSK están siendo investigados por sospechas de vínculos con la extrema derecha.
«El MAD no tiene idea de lo que está sucediendo en las Fuerzas Armadas. Las cosas salen a la luz accidentalmente, las preguntas quedan sin respuesta y las redes de extremistas de derecha fuertemente armados en el Ejército siguen adelante con sus actividades casi imperturbablemente», aseguró Burschel.
La decisión del Ministerio de Defensa de intervenir la KSK indica cuán profunda es la crisis que afecta a esta tropa de élite.
Quienes están al mando de la KSK admitieron, por ejemplo, que no saben qué pasó con 48 mil cartuchos de municiones y 62 kg de explosivos que desaparecieron.
«Es muy grave que en casi todos los grupos de presos por supuestos vínculos con actividades terroristas de la derecha se encuentre a policías o expolicías y a soldados en actividad«, señaló Burschel.
«Las tropas de ese tipo y las estructuras de orden y obediencia con raíces en el militarismo y en mitos de heroísmo de los soldados son campo fértil para ideologías fascistas y nacionalistas», agregó.
El gobierno admitió el problema
En un mensaje a BBC News Brasil, un portavoz del Ministerio de Defensa alemán reconoció que los casos recientes de sospechosos de extremismo en la KSK «causaron daños duraderos» a la «confianza esencial» del Parlamento y de la sociedad en las Fuerzas Armadas.
El vocero señaló que el ministerio está adoptando «una línea dura al buscar sistemáticamente e investigar y exponer casos de individuos, redes y estructuras facilitadoras».
Pero destacó que «la mayoría absoluta» de las Bundeswehr está comprometida con el respeto a la constitución del país.
«La KSK logró resultados notables en todos sus operativos desde 1998. Sin embargo, el análisis de los últimos eventos y casos de extremismo de derecha deja claro que la KSK cobró vida propia (…)», afirmó el vocero.
«Eso tuvo como consecuencia un liderazgo tóxico en partes de la KSK, así como tendencias extremistas y el manejo negligente de material y municiones en contravención con los reglamentos de las Bundeswehr», explicó.
«La supervisión en los niveles superiores de comando subestimó y no reconoció desarrollos alarmantes que se dieron en esos segmentos durante mucho tiempo».
El gobierno admitió que el MAD «no cumplió con sus responsabilidades» en relación al problema, pero estima que los cambios introducidos a fines del año pasado mejoraron el servicio de contrainteligencia militar e hicieron posible el descubrimiento de casos como el de Philipp S.
Datos de la investigación realizada por el MAD se filtraron a miembros de la KSK, algo que el Ministerio de Defensa define como «una falta de profesionalismo inaceptable».
De acuerdo al vocero del Ministerio, los métodos del MAD para combatir el extremismo «aún requieren de mayores mejoras y profesionalización».
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