Vivimos un momento muy difícil, todos lo sabemos y muchos lo sufrimos, pero eso no significa que haya que renunciar a tomarse un descanso. Las vacaciones son necesarias. Unos días de desconexión mejoran la salud física y mental, benefician el estado emocional y permiten impulsar el rendimiento, la creatividad, la productividad, el trabajo en equipo…
Pero, ¿conviene tomar vacaciones, justo ahora, cuando numerosas empresas temen la quiebra y los trabajadores están preocupados por la continuidad de sus puestos de trabajo? Desconectar no es ser irresponsable, sino tomar aliento para emprender la carrera con más fuerza.
- Incluir las vacaciones en la cultura empresarial. Es preciso que las empresas promuevan el bienestar en todos los sentidos, que muestren que respetan la conciliación, que se interesan por las familias y el tiempo que les dedican, que valoran el ocio individual. Para dejar claro que las vacaciones no son una faena para la corporación, conviene flexibilizar en lo posible los períodos de descanso a lo largo de todo el año, con independencia de que pueda haber unos días en los que todo el mundo esté fuera a la vez.
- Permitir el trabajo por objetivos. Algunas empresas y ciertos puestos de trabajo pueden coordinarse para hacer su tarea sin horarios; esto es, la gente se organiza como prefiera siempre que cumplan con los objetivos señalados. Así, las personas pueden tomar vacaciones cuando concluyan su labor sin que nadie fiscalice su presencia en la sede o su tiempo de conexión. Hacer a los equipos responsables consigue que realmente lo sean.
- Tener claro lo que significan las vacaciones. Es importantísimo respetar el período en el que una persona está inmersa en su derecho de desconexión siempre que se pueda. En algunos momentos hay que pedir que permanezca disponible para pequeños trabajos o responder emails urgentes, pero hay que procurar en la medida de lo posible que sea lo imprescindible para seguir adelante.
- Cuidar las emociones. Durante estos meses de enfermedad, confinamiento y miedo al contagio muchas personas han sufrido la pérdida de seres queridos, se sienten temerosas y algunas, incluso, con síntomas de ansiedad o depresión. Quizá hayan pasado unos meses sin trabajar, pero lo más probable es que se encuentren igualmente agotados. Las empresas están obligadas a saber del estado emocional de quienes trabajan para ellas y animarlos a estar con quienes quieren sin sufrir el estrés laboral, que puedan reconectar con sus emociones, sentir la cercanía de las personas que les importan y festejar la suerte de contar con ellos.
- Predicar con el ejemplo. Siempre digo que los líderes deben ser quienes más trabajen, porque no entiendo el liderazgo de otro modo. Pero me parece esencial que desconecten, que muestren a los demás la importancia que dan al descanso, que dejen claro que está bien tener aficiones, cultivar los afectos, estar con otros o con uno mismo sin pensar en la empresa.
Nadie puede trabajar sin descansar. El poeta Rabindranath Tagore escribió que «el descanso pertenece al trabajo como los párpados a los ojos».
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