«Nací hace 22 años en Venezuela, mi madre es peruana y mi padre venezolano. Estudié psicología pero no recibí mi título porque salí hace un año y dos meses hacia el Perú producto de la crisis. Participé en muchos certámenes de belleza venezolanos, lo que me dio base, preparación y escuela para lograr lo que soy ahora: Miss Earth Perú 2018».
A pesar que Jessica Russo dice haber tenido mucha suerte en la vida, ni su victoria en el Miss Earth Perú 2018, ni su travesía para llegar a la casa de sus abuelos en San Juan de Miraflores, fueron una cuestión del azar. Todo le costó esfuerzo y sacrificio.
Desde su llegada, la Miss Earth Perú ha luchado contra la xenofobia, un problema que incluso le ha cerrado oportunidades como participar en un reconocido concurso de belleza en el Perú porque nació en Venezuela, pese a que por sus venas corre sangre peruana.
¿Cuándo las cosas empezaron a cambiar en Venezuela?
En el año 2014 ya eran impresionantes los costos de la comida. Todo empezó a cambiar cuando estaba en la universidad. Tenía que vender pastelitos para conseguir dinero ya que no podían pagar mi universidad a pesar de que el semestre me costaba 10 dólares. La situación ya era insufrible.
¿Qué fue lo más difícil que le tocó vivir en su país?
Cuando una vez fui a un ensayo de un concurso de belleza y las calles empezaron a llenarse de gas lacrimógeno, salieron militares, policías y ciudadanos. Era como una guerra pero entre gente venezolana. Llegué al hotel y quedé encerrada por 48 horas, nadie podía salir, éramos como 40 candidatas de 19 y 20 años. Le dije a mi mamá que ya no aguantaba más. Decidimos irnos a la casa de mis abuelos en el Perú. Ese fue el detonante.
¿Siempre quiso ser miss teniendo en cuenta que en Venezuela hay muchas reinas de belleza?
Sí, porque en Venezuela hay una cultura de belleza con la que las niñas crecen. Mis papás no me apoyaron cuando estaba pequeña porque tenían miedo de que tomara malas decisiones y esperaron a que yo tenga madurez para entrar a este mundo.
Debe ser difícil esto de la cultura de la belleza, que muchas niñas sueñen con ser reinas de belleza antes que abogadas o doctoras…
Sí, pero la mayoría de reinas de belleza tienen profesión o están estudiando algo porque es uno de los principales requisitos para poder ingresar a este mundo, que digan que eres un ejemplo. En Venezuela, esta cultura crece cuando empiezan a traer coronas. No todo el mundo quiere que sus hijas sean reinas de belleza pero sí las admiran, saben que representan una nación.
¿Aprueba la cultura de la belleza en su país?
La apruebo porque genera cambios, un ejemplo, una ex miss Universo venezolana llamada Stefanía Fernández, que solo tenía 18 años, hizo campañas a nivel mundial para la prevención del sida. A su corta edad ya era un ejemplo a seguir, es lo que se logra cuando el país apoya a sus representantes internacionales.
¿Cómo llegó al Perú?
Me duele recordar cuando empacaba mis cosas en el cuarto donde crecí toda mi vida, cuando el día de la partida volteé a ver mi casa y sabía que no iba a volver, que tardarían muchos años para que Venezuela se arregle. Viajé 13 horas hasta la frontera en bus. Mi mamá y yo pagamos por un servicio que nos iba a llevar hasta el Perú pero nos estafaron, solo nos dejaron en Colombia. Llegamos a Lima 5 días después gracias al préstamo de un amigo.
¿Qué fue lo más difícil que le tocó vivir en el Perú?
El rechazo. A veces muchas chicas me agredían porque sus novios me veían o en el bus, no merecía el asiento porque soy venezolana. Me duele porque yo crecí con la cultura peruana de mi mamá. Con la corona también recibí insultos, me decían que mi sangre estaba contaminada con la de mi padre venezolano (Jessica llora al recordar esos episodios).
¿Qué opina sobre los venezolanos que viven en nuestro país?
Quieren superarse y tener un mejor futuro, algunos rechazan a los venezolanos. Pero no están aquí porque quieren si no porque la vida se los puso así. Me entristece verlos vendiendo en las calles y que sean maltratados. Cuando yo empecé a trabajar, el jefe me pagaba a medias o a veces nada.
¿Qué le motivó a querer representar al Perú?
La historia de mi vida. Yo quiero ser la unión de estos dos países hermanos, representar la unidad y no el rechazo, y más con este certamen de miss Earth 2018 que tiene como objetivo el planeta, que todos somos hijos de una misma tierra.
¿Qué me puede decir de la mafia de trata de personas que someten a sus compatriotas?
Tengo una anécdota. En Venezuela yo ayudaba en la primaria a dos compañeras de clase. Cuando llegué al Perú, en una discoteca vi a lo lejos a unos señores con unas chicas sentadas en sus piernas. Me fui al baño y me las crucé, eran las dos niñas a las que ayudaba. Lloré y me reconocieron. Me contaron que alguien del Perú las contactó ofreciéndoles trabajo, les dieron US$2.000 y un pasaje para que luego con su sueldo lo vayan pagando. Ellas gastaron el dinero en comida y llegaron a Lima para recuperar ese dinero, pero fueron estafadas, las encerraron y las obligaron a ofrecer servicios sexuales.
¿Cree que desde aquí en Perú, podría hacer algo por Venezuela?
Cuando gané la corona me hicieron muchas entrevistas de medios venezolanos, pero cuando intenté dar un mensaje de esperanza para Venezuela me censuraron. Creo que si pudiese llegar a medios de comunicación de otros países, podría sacar a la luz varias cosas y pedir socorro para Venezuela.
¿Algún mensaje que quiera brindar a las personas del Perú, de Venezuela y del mundo?
A los venezolanos, que también son mis hermanos, que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo aguante, que van a salir adelante. A los peruanos quiero decirles que estoy sumamente agradecida por la ayuda que les han dado a los venezolanos.
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