Pinot Noir es una de las cepas tintas más finas de Francia; se estima que se originó de las vides silvestres de Europa, seleccionada y cultivada por los galos, en Bourgogne, antes de la conquista romana. Pinot Noir ha generado por mutación, cepas importantes como Pinot Blanc, Pinot Gris (Pinot Grigio), Pinot Meunier y Pinot Madeleine, importantes en Francia y otros países, constituyendo la familia de los Pinots.
En Francia se encuentra principalmente en la Bourgogne, donde se elaboran los vinos calificados como “Grands Cru”, de las denominaciones: Romanée-Conti, Romanée-Saint-Vivant, Chambertin, Clos de Vougeot Musigny, Côte-de-Nuits Village, Gevrey-Chambertin, Chambolle-Musigny, Vougeot, Fixin, Vosne-Romanée, Nuits-St.-Georges; así como los famosos vinos de las denominaciones: Savigny Les Beaune, Beaune, Pommard, Volnay y Aloxe-Corton, entre otros.
Su producción, junto con Chardonnay y Pinot Meunier, es vital para la elaboración de los vinos base del Champagne; se encuentra también en Alsace, Vallée de la Loire y otras regiones.
Fuera de Francia existen áreas importantes de Pinot Noir, en Alemania, Suiza, Italia, España, Portugal, Hungría, Bulgaria, Rumania, Austria, Canadá, Australia, Suráfrica, Chile, Argentina y Uruguay. En Estados Unidos (California y Oregón) se obtienen excelentes vinos a partir de clones seleccionados por la Universidad de California.
Es una cepa de poco vigor, brotación precoz y maduración temprana; racimos pequeños, cilíndricos, compactos, de frutos pequeños, esféricos, de color negro azulado. Es una cepa de difícil adaptación a medios foráneos a Bourgogne; requiere suelos calcáreos y clima frío para lograr buen desarrollo y alta calidad. Las evaluaciones hechas en Venezuela no dieron resultados satisfactorios, debido principalmente al clima cálido.
La mayoría de los vinos de Pinot Noir son ligeros de color, suaves en aroma y de baja estructura tánica, para ser consumidos relativamente jóvenes. Por el contrario, en Bourgogne y otros microclimas parecidos, se obtienen vinos de buen color, intensos aromas frutales, con alta acidez y gran estructura tánica, que los hacen recios y robustos, pudiendo desarrollar luego de su añejamiento, un complejo bouquet y un excelente cuerpo. Su alta acidez les proporciona gran longevidad, alcanzando su plenitud de calidad a partir de los diez años de vida. Armonizan perfectamente con quesos semimadurados, y son típicos acompañantes del “magret” y “confit” de pato, además de codornices y aves en general.
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