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Obreros de Hiram Abiff: El masón, obrero de sí mismo

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La palabra masón deriva del francés “macon”, persona hábil para moldear, hacer algo, albañil. La expresión “libre albañil” proviene del francés ”franc-macon”, que puede trabajar en cualesquier lugar y ciudad, y se refiere a la concepción democrática de la masonería.

La palabra masón es utilizada en Italia desde el siglo X. “El masón es un constructor de templos, pero sin la intervención de sus manos físicas: El templo interior”. El origen de los masones es el de constructores de templos, catedrales y castillos, utilizando sus herramientas físicas propias del “albañil y carpinteros”, y se les denominaban operativos, pero al pasar los años los masones dejaron de construir templos físicos, y se dedicaron a construir templos no físicos, y se les denomina especulativos, y sus herramientas pasaron a ser símbolos, pero en la práctica, simbólicamente, está trabajando, por lo tanto sigue siendo operativo.

En el plano “horizontal”, el ser humano trabaja para vivir, en el sendero “vertical”, el ser humano vive para trabajar, construyendo su templo interior, por medio de la práctica de las virtudes. Como su antecesora la operativa, la masonería moderna es un arte: una ciencia aplicada.

El trabajo del masón es el Arte Real o Arte Regio. Tiene su técnica, antes era “manual”, ahora, en su forma “especulativa” es con los símbolos. Me refiero a la búsqueda de la verdad y la construcción de una mejor sociedad acorde a esta verdad. Antes con sus herramientas pulía las piedras para convertirlas en edificios majestuosos y lujosos, ahora esas herramientas en dimensión del “simbolismo” le da la capacidad para inducirlo en la “reflexión y la meditación”, en una palabra: abrir conciencia.

El simbolismo es la “Escritura Sagrada” de la masonería, para interiorizarlo, descubrir su mensaje iniciático. La verdad es una base para construir realidades de los masones en sus talleres por medio del Arte Real.

Cada masón es constructor de sí mismo, por medio del arte. El masón es un obrero, constructor de sí mismo como una obra de arte. Por lo tanto, el trabajo es lo que mueve a la masonería, sus integrantes son sus propios arquitectos y constructores de su templo interior, trabajo interno de cada masón. Todo ser humano tiene que hacer una labor, por la que recibe un salario  y vive dignamente. Todo masón tiene que laborar para recibir su “salario” o «conocimiento» para edificar su templo interior, levantar templos a las “virtudes” y cavar fosas para los vicios y las bajas pasiones.

En el mundo profano, el que no labora es considerado un vago y parásito social; en la masonería el que no labora en sus talleres y en su individualidad se considera que “tiene hurtado el nombre de masón”, y lo que refleja es mediocridad. Si trabajar es transformar los elementos de la naturaleza para el servicio humano; para el masón trabajar significa transformar una piedra burda o en bruto en una piedra cúbica perfecta. La piedra en bruto es el ser humano y la piedra cúbica es el masón en estado de conciencia elevada. El masón es un templo de perfección y conocimiento, que por medio del mazo y el cincel se edifica a sí mismo magistralmente. Es autorrealización y autoconocimiento. La metamorfosis de su piedra es la perfección de sí mismo. }

La masonería te enseña a: pensar bien, practicar las virtudes, cultivar la inteligencia, desarrollar la intuición (órgano espiritual), desarrollar la capacidad reflexiva, practicar el silencio, no ser dogmático, prejuicioso y sobre todo ser libre (indiferente ante el orgullo e indiferente ante la humildad). Todos estos puntos te abonan el sendero para “abrir conciencia”. Ser obrero de sí mismo es lo que mantiene viva a la masonería por siglos. Siempre que haya un masón autoedificándose, está alimentando espiritualmente nuestra augusta institución.

Los masones que practican las virtudes y levantan calabozos a los vicios y pasiones bajas, están a la vez construyendo una mejor sociedad. La masonería actualmente se le denomina especulativa, por su trabajo más intelectual, y sus herramientas son los símbolos, por lo tanto es «simbólica”.

El masón en su autoedificación también aprende por medio del conocimiento a equilibrar: Mente y cuerpo, conciencia y sentidos. Un buen masón es un guía en la sociedad.

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