Continuando con el tema de la semana pasada acerca del hambre que azota a los empleados públicos y pensionados, es importante señalar la importancia del tipo de gobierno que es más proclive a caer en estas tragedias humanitarias y los que tienen éxito permanente en evitarlo, para no caer los mitos políticos de que el “capitalismo y la industrialización” acaban con los países (parecido a nuestro mito particular: “Ser rico es malo”), cuando la realidad es que la miseria y la hambruna no se manifiestan en los países desarrollados y capitalistas desde hace décadas, incluso siglos, por lo cual es importante entender el efecto de estas ideas en la economía y la sociedad.
En forma resumida hay 3 formas de gobierno con las siguientes características:
I. Gobiernos totalitarios: son casos como el de China, Cuba, Corea del Norte y las desaparecidas Unión Soviética y países satélites, con las siguientes similitudes:
- Existe un solo partido, que no funda su legitimación en elecciones y que no acepta la voluntad popular como un barrera para el poder; al contrario, estima que su tarea es configurar la voluntad popular según sus propias concepciones.
- Para ello se basa en una ideología, similar a la religión, que pretende ser “verdadera”. Conoce la conformación final ideal de la sociedad y la procurará realizar en un futuro próximo.
- En los sistemas totalitarios, los ciudadanos están obligados a aceptar la ideología dominante; no se les permite apartarse y retirarse al ámbito privado.
Estas ideas de que el ciudadano debe sacrificarse por el Estado en búsqueda del bien común, que solo es conocido por el gobierno en su rol de máximo intérprete de lo que le conviene al “pueblo”, termina en gobiernos con grandes equivocaciones al pretender de la misma forma controlar las realidades económicas, sociales, climatológicas y hasta biológicas, sobrando ejemplos grotescos de equivocaciones en materia de planificación que generan tragedias y absurdos históricos.
II. Gobiernos autoritarios
Es la situación predominante en muchos países, donde existen partidos políticos y elecciones regulares, sin que ocurra ningún tipo de desplazamiento de los grupos dominantes durante décadas, por lo cual en opinión de los especialistas: «Los sistemas autoritarios, al igual que los totalitarios, son sistemas no democráticos. El concepto no es del todo claro: abarca un gran número de regímenes diferentes, como las dictaduras militares de izquierda y de derecha, en tales sistemas, las elecciones suelen ser manipuladas. A diferencia de los sistemas totalitarios, el papel central no lo juega la ideología, sino el control del poder; por lo que por razones de camuflaje, se tolera un pluralismo limitado siempre y cuando no amenace el sistema. Como no hay una ideología obligatoria para todos, muchas veces el partido oficialista no tiene un papel decisivo, siendo reemplazado por camarillas gobernantes basadas en relaciones personales».
III. Gobiernos democráticos
Son típicos de países de gran desarrollo económico y social, donde predominan el pluralismo, el respeto a las minorías, la importancia del ciudadano como objeto principal de la acción social del Estado que le sirve a este y no al revés, configurando una diversidad de pensamientos y formas de vida que conviven en forma pacífica, regulando los conflictos cotidianos a través de los mecanismos legales.
Una vez definidas estas ideas sustantivas dentro del escrito, podemos pasar a revisar las grandes hambrunas de las últimas décadas (obviando las producidas por las guerras mundiales) y ver en qué tipo de gobierno se dieron y qué observaciones y conclusiones se puede sacar de ello:
- Hambruna persa (1917-1919): provocada por una gran insensibilidad humanitaria de los gobernantes, obviamente no democráticos, de la época en la gestión de la misma. Terminó causando entre 2 a 10 millones de muertos de acuerdo con la fuente que se consulte.
- Hambruna kazaja (1919-1922): producto de la política del comunismo de guerra, adoptado en la Unión Soviética para sostener al Ejército Rojo a cualquier costo, causó entre 400.000 y 750.000 muertos.
- Hambruna rusa (1921-1922): al igual que la anterior, pero a nivel de toda la Unión Soviética, registró un estimado de 5 millones de víctimas. Algunos estudios incluyen la hambruna de Tartaristan, que mató entre 500.000 y 2 millones de personas en 1922, y la del Volga, entre 1924 y 1925, que causó la muerte de un tercio de los habitantes de etnia alemana que tenían más de 100 años asentados en Rusia.
- Hambruna china (1928-1930): mató entre 3 y 10 millones de habitantes en el norte de China, en gran parte por la ineficacia del gobierno chino en una época de plena anarquía desde la caída de su régimen imperial en 1911.
- Hambruna soviética (1932-1933): es el resultado de la política de colectivización de las tierras para acabar con los campesinos tradicionales y pasar al Estado todas sus propiedades rurales e incluso sus animales. Provocó la muerte de 40% o más de los kazajos y la pérdida de 10 millones de habitantes en Ucrania, acuñándose el término Holodomor para describir este genocidio causado por hambruna.
- Hambruna iraní (1941-1942): muy parecida a la ocurrida en 1917-1919 con la injustificable situación de que ocurrió siendo Irán un país neutral que estaba bajo ocupación del Imperio Británico y la Unión Soviética, que no supieron o lograron gestionar sus necesidades militares con el gobierno autoritario de la monarquia Pahlevi, que llevó a la muerte entre 2 y 4 millones de personas por hambre y enfermedades conexas.
- Hambruna soviética (1946-1947): ocurrida después del fin de la guerra, causo centenares de miles de víctimas, especialmente en Moldavia y Ucrania, siendo recordada por los casos documentados de canibalismo que se dieron en aquellos años y que hicieron público mucho tiempo después.
- Gran hambruna china (1951-1961): ocurrida por las políticas agrícolas llevadas a cabo por el gobierno de Mao Tse-tung. Liu Shaoqi, primer vicepresidente del Partido Comunista de China, llegó a reconocer que 70% fue producto de errores humanos y 30% de causas climatológicas. El número de víctimas se calcula entre 15 y 55 millones de personas.
- Genocidio de Camboya (1975-1978): producido por los intentos del gobierno de crear una nueva sociedad y un nuevo tipo de hombre («Maha Lout Ploh«), experimento que acabó con 25% de la población del país y que terminó con una invasión de Vietnam para poner fin a estas matanzas demenciales.
- Hambruna de Corea del Norte (1994-1998): producto de la incapacidad de llevar una política de distensión con sus vecinos Corea del Sur y Japón y en abierto desafío a la comunidad internacional, se produjo esta tragedia con un saldo de entre 500.000 y 3,5 millones de víctimas. Fue el período más duro de dicho pueblo desde que los bombardeos de la USAF acabaron con 20% de la población y los confinó a vivir bajo tierra durante la Guerra de Corea (1950-1953).
Obviamos por razones de espacio los varios millones de muertos por inanición ocurridos durante las guerras mundiales africanas de hace veintitantos años, que muchísima gente no sabe que ocurrieron en la región del Congo, debido al bloqueo informativo de muchos medios de comunicación globales, de la misma manera que se ignora la Guerra entre Arabia Saudita y Yemen que puede llevar a la muerte por hambre a 22 millones de personas, según cálculos de la ONU.
En América Latina no se encuentran registrados casos de hambruna desde 1896 en Cuba, cuando el general español Weyler ordenó que todos los habitantes del campo y su ganado se reunieran en ocho días en varias áreas fortificadas y pueblos ocupados por sus tropas, durante la Guerra de Independencia de Cuba. Mataron a 10% de la población civil de la isla, creando con ello los primeros campos de concentración, que luego serían replicados por los británicos en Suráfrica con iguales resultados sobre la población bóer (origen holandés) que no aceptaba someterse.
En la misma Cuba, habiendo sorteado el brutal período especial, donde se perdió 36% del PIB en 3 años, no reportó situaciones de hambruna; mientras que en la actual Venezuela, con una pérdida de 80% del PIB en 6 años, existe un registro de 5-6 millones de emigrados y un colapso institucional y económico que aún no cae en “hambruna” a pesar de que algunos especialistas estiman en 9,6 millones de personas en estado de necesidad alimenticia.
Es imposible definir si las estructuras sociales existentes aguantarán un deterioro económico tan profundo como el generado por la pandemia del covid-19 y sobre todo el mundo apocalíptico en términos socioeconómicos, después de la vacunación masiva. Muchos analistas se niegan a ver las causas políticas de fondo de esta realidad que se deben superar, especialmente si se requiere de la asistencia internacional.
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