El presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, y su primer ministro, Boubou Cisse, fueron detenidos este martes por militares rebeldes, quienes fraternizaron con manifestantes que piden desde hace meses la salida del jefe de Estado y de su gobierno.
El presidente y el primer ministro «fueron llevados por los militares amotinados en vehículos blindados a Kati, donde está el campamento Sundiata Keita, a unos 15 kilómetros de Bamako, donde se inició la rebelión al comenzar el día», dijo el Boubou Doucoure, director de comunicación del gobierno.
«Podemos decirles que el presidente y el primer ministro están bajo nuestro control. Los detuvimos en su casa» (en la residencia del jefe de Estado en Bamako), así lo comentó más temprano a la AFP uno de los jefes de la rebelión.
Los militares rebeldes tomaron el control del campamento y las calles adyacentes, antes de dirigirse en convoy hacia el centro de la capital, según un corresponsal de la AFP.
Reclaman la salida del jefe del Estado
En Bamako fueron aclamados por manifestantes congregados para reclamar la salida del jefe del Estado en los alrededores de la plaza de la Independencia, epicentro de las protestas que afectan a Malí desde hace meses, antes de dirigirse hacia la residencia del presidente Keita, según la misma fuente.
Antes del anuncio de la detención del presidente y su primer ministro, los países de Africa occidental, Francia y Estados Unidos habían expresado preocupación y denunciado cualquier tentativa de derrocar al gobierno.
«Condeno enérgicamente el arresto del presidente Ibrahim Boubacar Keita, del primer ministro Boubou Cisse y de otros miembros del gobierno de Malí y pido su liberación inmediata», dijo el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, en su cuenta de Twitter.
El presidente francés Emmanuel Macron «sigue la situación con atención y condena la tentativa de rebelión en curso».
El jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian, había afirmado antes que condenaba «con la mayor firmeza» este «amotinamiento».
Poco antes de su detención por los militares, el primer ministro Boubou Cissé les pidió en un comunicado hacer «callar las armas», mostrándose dispuesto a iniciar con ellos un «diálogo fraterno para disipar todos los malentendidos».
«Los cambios de humor constatados traducen alguna frustración que puede tener causas legítimas», dijo Cisse, sin dar más detalles sobre las razones de la furia de los militares.
Disturbios sangrientos
Malí enfrenta una grave crisis sociopolítica que preocupa a la comunidad internacional.
Una coalición heterogénea de opositores políticos, guías religiosos y miembros de la sociedad civil incrementan las manifestaciones para reclamar la partida del presidente Keita, acusado de mala gestión.
A eso se agrega una difícil «situación social», según la dirigente sindical Sidibé Dedeu Ousman.
El Movimiento del 5 junio-Reunión de fuerzas patrióticas de Malí (M5-RFP), que encabeza las protestas, rechazó el jueves una entrevista con Keita y puso como condición el «fin de la represión» contra sus militantes.
El 10 julio, una manifestación convocada por el Movimiento del 5 de junio generó tres días de disturbios sangrientos.
En el mismo campamento de Kati se habían rebelado soldados el 21 de marzo de 2012 contra la ineptitud gubernamental para enfrentar una ofensiva mayor de los rebeldes tuareg y la llegada de yihadistas provenientes de países vecinos.
En esa ocasión sacaron al presidente Amadou Toumani Touré.
El golpe de Estado precipitó la caída del norte de Malí en manos de grupos islamistas armados, que ocuparon la región durante nueve meses antes de ser expulsados por una intervención militar internacional lanzada por Francia en enero de 2013 y que aún sigue en curso.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional