Más de dos décadas después quienes prometieron una patria independiente y soberana han quedado al desnudo: ni hay “patria”, ni hay “independencia” ni “soberanía”.
Llegar gravemente enfermo a un centro de salud en Venezuela es, de hecho, haber “comprado” un boleto con destino al otro mundo.
Paradojas de la revolución socialista y bolivariana: pretender construir el reino de Dios aquí abajo en la tierra sin gasolina, sin agua, sin gas, sin energía eléctrica, sin comida y con un pueblo anémico y macilento.
¡Auxilio, auxilio…! Quiero que me pongan las cadenas de una nueva ilusión, una nueva esperanza, pues las viejas ilusiones apestan.
Solo un tarado mental puede contradecir esto: ahí donde hay presos políticos obviamente no existe democracia.
¡Por fin! Los zamuros en Venezuela no tienen con quiénes competir; los vertederos muestran su grandiosa desolación: un logro sustantivo del socialismo.
En Venezuela: o te mata la hambruna o mueres de contagio por covid-19.
Cuando “termine” la tragedia de la pandemia por el virus chino, nunca se sabrá a ciencia cierta cuántos muertos dejó a su paso la peste amarilla.
Cuando comenzó el holocausto revolucionario, el 1999 del pasado siglo en Venezuela lo dije urbi et orbi: los espero en la bajadita.
Lamentablemente muchos partieron sin poder “ver” el pandemoium bolivariano; ¿acaso tal vez haya sido mejor para “ellos”?
En los regímenes obsidionales (totalitarios) disentir es incurrir en la comisión de “delito de lesa patria”. En Venezuela sobran casos de criminalizaciòn y judicializaciòn de “delito de opinión”.
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