Silicon Valley, en el área de la bahía de San Francisco de California, es la sede de gigantes de la tecnología como Apple, Google, Facebook, Yahoo, Amazon, Adobe, HP, Oracle, Intel, Cisco, así como de las empresas emergentes o las startups «unicornios» Lookser, Hassi Corp, Door Dash y Juul Lab, entre tantos otros.
Esta meca tecnológica y emprendedora, que a partir de la década de los ochenta se convirtió en el polo «techie» con mayor impacto internacional, es uno de los clústeres empresariales más populares y relevantes en el ámbito mundial. Ha sido descrito como un ecosistema de innovación constante, con actitudes y valores bien definidos, compuesto por compañías complementarias e interdependientes.
De manera que cuando se habla de clúster empresarial se hace referencia a la idea de agruparse con base en características similares para ser más fuertes y más productivos y, por lo tanto, con una mayor capacidad competitiva.
Si bien Silicon Valley es uno de los ejemplos más notables en cuanto a formación de un clúster, la unificación empresarial ya tiene su tiempo, aunque en esta época ha cobrado mayor relevancia. Esta iniciativa representa una oportunidad de impulso y desarrollo para algunas empresas en medio de la crisis global.
La unificación les permite a las compañías desarrollar estrategias conjuntas y establecer alianzas para lograr las acciones que han sido formuladas de mutuo acuerdo. También facilita la expansión de negocios ya iniciados, integrar procesos y obtener una mejor posición de mercado, así como reducir costos y aumentar la capacidad de innovación.
Dentro de un clúster, además, las empresas deben abordar situaciones similares, motivo por el cual comparten sus conocimientos, es decir, entablar un feedback constante. Sin embargo, eso no significa que absolutamente todo se deba compartir. Cualquier compañía puede mantener algunos detalles o información de forma confidencial.
Como se puede ver, la unificación empresarial tiene sus ventajas. Sin embargo, con esto no estoy diciendo que sea el modelo que deben seguir todas las compañías. De hecho, un groso de las empresas prefiere seguir operando de manera independiente. Lo que me interesa destacar es que se trata de una iniciativa, entre tantas otras, cada vez con mayor aceptación, sobre todo en estos tiempos volátiles, complejos y de incertidumbre.
Al final son las compañías las que deben trazar su propio camino, adoptando las estrategias que más les convengan. Eso sí, han de ser ágiles y flexibles en todos los procesos productivos y gerenciales para poder adaptarse a la nueva realidad.
El clúster, más allá de Silicon Valley, podría ser una de las opciones. Lo importante es centrarse en un modelo de negocios claro y rentable.
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