La usurpación no debemos circunscribirla al ámbito presidencial. Es un delito que, a gran escala, adquiere en Venezuela naturaleza sistémica. Solo basta mencionar la usurpación de nuestra soberanía cuando estamos sometidos a la autoridad de gobernantes, militares y funcionarios extranjeros, que ejercen funciones públicas en el país; así como la de los Poderes Constituyente, Ciudadano, Judicial, Electoral, las FANB y la pretendida AN de Parra y sus secuaces. La legítima AN y su presidente Guaidó, con su interinato, son los únicos poderes que escapan al circuito de la usurpación.
De manera, que el planteamiento del cese de la usurpación es tan grueso que va más allá de ser un objetivo subalterno que se circunscriba solo a ser solo una frase mediante la cual los venezolanos y el mundo entero nos percatamos de que Maduro es un dictador. Este es un régimen totalitario que se ha adueñado de la nación, manejando ilegítimamente sus instituciones mediante la usurpación. Los cubanos, Maduro, Cabello, Saab, Moreno, Alfonzo, Padrino y Parra, son sus portaestandartes.
El excelente artículo de Carlos Blanco “Enredo nacional”, con sus claves, nos anima a abordar el tema nuevamente. Aún refiriéndonos a la sola usurpación presidencial, pensamos que haber dejado de lado al cese de la usurpación, como condición sine qua non en la estrategia trazada por la dirigencia opositora, fue una desacertada decisión que trajo consigo la perdida de la confianza y la esperanza, que finalmente se tradujo en una significativa disminución del respaldo popular.
Todavía no están claros los argumentos que llevaron a desestimarlo como postulado en un insólito cambio de estrategia privilegiando el tema electoral en el ámbito parlamentario. Menos claros aún, cuando el vigente “Estatuto que rige la transición a la democracia para restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”, en lo que respecta a su aplicación progresiva, establece las tres etapas de la transición democrática, que en orden de prelación, están consagradas en el artículo 2 del dicho Estatuto: 1. La liberación del régimen dictatorial, que ocurrirá con el cese de los poderes de facto que ejerce Nicolás Maduro Moros. 2. La conformación de un Gobierno provisional de unidad nacional que asegure restablecer el sistema democrático y convocar elecciones libres. 3. El restablecimiento del Estado democrático con la celebración de elecciones libres, transparentes y competitivas en el menor tiempo posible.
En anteriores oportunidades, hemos sostenido que las decisiones de incorporar la bancada chavista a la AN y la conformación mixta de un Comité de Postulaciones electorales, con miras a la celebración de unas elecciones parlamentarias antes que las presidenciales; más el planteamiento de un cogobierno de emergencia nacional, fueron decisiones erróneas que indirectamente llevaban a fortalecer la pretendida legitimidad de Maduro en el poder. Se obviaba deliberadamente el cese de la usurpación.
En el comunicado de los partidos políticos mediante el cual fijan posición frente al fraude de las parlamentarias, nada refiere al cese de la usurpación; por el contrario, insisten en dar por buenas las decisiones que se adoptaron en torno a la celebración de esas elecciones, como las ya mencionadas sobre la incorporación de la bancada oficialista a la AN y la designación conjunta de del Comité de Postulaciones. De forma tal, que a esos 27 partidos pareciera que les resbala que no hayan elecciones presidenciales si les aceptan las condiciones para unas parlamentarias.
Es en esto último donde tienen lugar las claves de Carlos Blanco, cuando pone el acento en el cese de la usurpación en vez de plantear condiciones electorales, para finalmente concluir: “Cuando la participación en esas elecciones es jugar el juego de comparsa del régimen y la abstención sin estrategia es inútil, vale la pena volver a preguntarse por qué no volver al asunto central: la concertación nacional e internacional para salir del régimen”
Afirmó el presidente Guaidó en una oportunidad, que si no llega el «cese de la usurpación» se optará por la ayuda internacional y el «uso de la fuerza”. Es hora de avanzar hacia otras metas: insistir en aplicar nuevas fases del TIAR, el R2P y la aprobación del 187/11 CRBV, es poner en otros términos una confrontación que requiere superar métodos convencionales que hasta ahora no han funcionado.
@vabolivar
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