La portada de agosto de la revista científica estadounidense National Geographic ya fue revelada. La foto que la ilustra se volvió viral poco después de ser conocida y creó un álgido debate en las redes sociales.
La imagen, tomada por el fotógrafo documentalista Joshua Irwandi, apareció por primera vez en un reportaje del periodista Richard Coniff publicado el pasado 14 de julio por el medio estadounidense en su portal web.
En la publicación, Coniff escribe acerca del impacto que han tenido las pandemias en la historia de los seres humanos. Reflexiona sobre las formas en las que se adaptan las sociedades a la aparición de nuevos virus y enfermedades.
Con un tono sombrío escribe sobre el final que, aunque la crisis del nuevo coronavirus ha golpeado al mundo con fuerza, esta seguramente no es la última emergencia de salud a la que se enfrentará la civilización. «En algún lugar del planeta, la próxima gran pandemia, el próximo ángel destructor, ya está despegando», sentencia.
Más tarde, la fotografía de apertura cobró gran relevancia. David Beard, otro periodista de National Geographic, escribió un artículo acerca de la situación de Indonesia y contó la historia de la fotografía tomada por Irwandi.
El momento que retrata es de una absoluta quietud: un cadáver envuelto en plástico y con los brazos pegados al cuerpo está sobre una camilla de lo que parece ser un hospital. Al lado, tiene una ventana en la que se ve el cielo azul de la tarde en Indonesia.
Los periodistas de Natgeo dijeron que el cadáver es de una presunta víctima de la covid-19, la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus. «Después de la muerte del paciente, las enfermeras envolvieron el cuerpo en capas de plástico y aplicaron desinfectante para evitar la propagación del virus», reza el pie de foto que acompaña la escena.
Más adelante, Beard habla de que el gobierno indonesio fue lento para tomar decisiones que le permitieran proteger a sus ciudadanos de la pandemia.
Señala que en marzo, el presidente de ese país, Joko ‘Jokowi’ Widodo, promocionó una especie de remedio de hierbas para contrarrestar el efecto del virus y de la enfermedad. Este tratamiento no tenía ningún asidero científico.
La polémica
En el reportaje también se aborda el impacto que tuvo la aparición de la imagen en el país del sudeste asiático y el álgido debate que provocó.
«Un cantante popular con muchos seguidores acusó al fotógrafo de fabricar la noticia, dijo que el covid-19 no era tan peligrosa y opinó que no se debe permitir que un fotoperiodista tome una imagen en un hospital si la familia no pudo ver a la víctima», señaló el reportero.
Sin embargo, en el resto del mundo, fotógrafos y periodistas han resaltado el valor que tuvo Joshua Irwandi al retratar un momento tan descarnado de la pandemia. Algunos, incluso, se han atrevido a agradecerle por «humanizar» esta crisis mundial.
El editor jefe del medio Billboard en Indonesia, Adib Hidayat, compartió la foto en Twitter, que tiene más de 400.000 seguidores. En los comentarios de la publicación, que ya cuenta con más de 6.600 retuits, se observa la división de opiniones que generó el reportaje y la foto que lo acompaña.
Además de ser publicada en National Geographic, la imagen fue compartida por el fotógrafo Joshua Irwandi en Instagram, junto a un texto conmovedor.
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