2020 es un año atípico para Cannes, obligado anular su edición anual por la pandemia. Su delegado general, Thierry Frémaux, evita augurios apocalípticos y señala que el mayor desafío para la industria cinematográfica es dejar de anunciar su muerte.
La metamorfosis temporal del certamen pasa por un sello que apoyará este año a medio centenar de películas seleccionadas. Frémaux, de 60 años de edad, pide la colaboración del público para mitigar el impacto de la crisis: «Pero ir al cine es un buen castigo, ¿no?», dice irónico en entrevista con Efe.
–¿Cuáles son los mayores desafíos para un sector que atraviesa un probable cierre de salas y pequeñas empresas?
–¡El mayor reto es que se deje de anunciar la muerte del cine! ¿Acaso cuando Avengers se convierte en el mayor éxito de todos los tiempos en las salas se anuncia la muerte de las plataformas? No. La situación no es tan mala: cuanto más pasa el tiempo más imágenes hay por todas partes, ahora en Internet.
Ir al cine es vivir una experiencia particular con las obras que solo una sala puede ofrecer. No se cuenta ni se ve igual una película de dos horas que una serie de 15. El cine sigue siendo un arte específico.
El confinamiento y la crisis han afectado mucho al cine tradicional y habrá comentarios apocalípticos sobre su futuro, pero creo que el futuro le dará una singularidad y una fuerza que no podrá igualar ninguna otra propuesta.
Para ello es necesario luchar y que los espectadores sepan implicarse, pero ir al cine es un buen castigo, ¿no? En el cine, como en la alimentación, hay que privilegiar los circuitos cortos, ir a las salas del barrio, defender a los pequeños productores.
–Cannes demostró de nuevo con Parasite que es una potente rampa de lanzamiento para las películas. Sin palmarés, ¿la etiqueta «Cannes 2020» es lo suficientemente fuerte como para promocionarlas?
–No es solo una etiqueta, sino verdaderamente la Selección oficial 2020. Claro que sin la fiesta, el palmarés, la crítica y la alfombra roja es diferente, pero vamos a acompañarlas e intentar que estén presentes al máximo.
–¿Por qué era importante que Cannes no desapareciera este año?
–Porque los artistas y los profesionales deseaban que Cannes siguiera apoyándolos. Lo obvio hubiera sido anular, pero no nos veíamos abandonando a quienes contaban con nosotros.
Los símbolos mágicos que hacen la leyenda, el glamour, los autores, la escalinata y la Palma de Oro también crean deberes. Lo más importante es el regreso del cine a las salas y a nuestras vidas. Supondrá una gran batalla en la que queremos estar.
–Wes Anderson, Thomas Vinterberg o François Ozon. Los fieles están presentes en la selección de 2020 y hay nuevos nombres, como el de Viggo Mortensen. La Croisette perdió un buen espectáculo, ¿pero a los cinéfilos les espera una temporada interesante?
–Tenemos buenas semanas de cine ante nosotros. Domina la noción de intimidad, el cuestionamiento de uno mismo, la visita a las historias familiares. Pero también hay películas políticas, como las de Steve McQueen o Jonathan Nossiter, que se interroga sobre el fin del mundo. Además de comedias, ¡algo raro en Cannes!
–Fernando Trueba comparte con Pedro Almodóvar el honor de ser uno de los grandes directores españoles escogidos este año o en el pasado. ¿Cuál es la particularidad de su El olvido que seremos?
–Es un filme a la vez muy clásico y muy original, que cuenta una historia familiar y política que sucede en Colombia pero que tiene ecos muy universales. Me alegra acoger a Fernando Trueba en la selección.
–Brasil participa con un debutante (João Paulo Miranda Maria), pero México y Argentina, dos países habituales, están totalmente ausentes.
–Digamos que hay ciclos y que bastantes cineastas brasileños, argentinos o mexicanos están trabajando o entre dos películas. No me preocupo por ellos. Sin embargo, la crisis en América Latina es importante. Una crisis económica y de convicción respecto al cine. Son problemas muy preocupantes especialmente porque esos países todavía viven con el virus.
–El confinamiento ha reforzado el uso de las plataformas y muchos directores de prestigio trabajan ya para ellas. ¿Cannes 2021 podría abrirse por fin a esos filmes?
–Todas las plataformas son bienvenidas, pero la regla de la competición es que las películas deben estrenarse (comercialmente) en las salas de Francia: algunas plataformas lo aceptan y venden sus cintas a distribuidores, pero Netflix no quiere esperar dos o tres años para poder mostrar esos filmes en la suya. Puedo entenderlo.
Les propongo habitualmente volver en sesión especial y este año hubiera sucedido con la bonita película de Spike Lee, Da 5 Bloods. ¡Hubiera sido un gran reencuentro!. Estoy seguro de que nos encontraremos de nuevo.
–Cannes ha acordado con el Festival de San Sebastián que las películas de su selección puedan ser programadas en competición. ¿Esta situación excepcional puede ser origen de una colaboración más grande y nueva entre festivales?
–Históricamente, ninguna película de Berlín, Venecia o Cannes puede proyectarse en Berlín, Venecia o Cannes. Pero San Sebastián, un gran festival que crecerá en el futuro a nivel internacional, tiene una sección formidable que se llama ‘Perlas’ donde a menudo se muestran películas de Cannes. Este año decidimos juntos que las películas de la selección puedan competir.
Esta bonita colaboración es una primera etapa de la estrategia de Cannes adaptada a la nueva situación de este otoño. Normalmente, a partir del 1 de junio el personal de Cannes empieza a pensar en el próximo año y se toma vacaciones. Este año, ¡el trabajo ha empezado en junio!
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